domingo, 29 de enero de 2023

Rupert Sheldrake

Resonancia mórfica de Sheldrake y por qué debemos cuidar los pensamientos


La resonancia mórfica de Sheldrake ahonda en rincones que la ciencia no ha podido explicar y nos advierte sobre el poder de los pensamientos.


En 1981 Rupert Sheldrake vino a agitar las aguas sobre la percepción del consciente colectivo cuando publicó su libro titulado La Hipótesis de la Resonancia Mórfica. Desde entonces se ganó de enemigos a los más prestigiosos investigadores científicos, quienes aseguraban que la visión de Sheldrake no era más que charlatanería y aunque sigue sin ser aceptada por la ciencia, la hipótesis de Sheldrake aborda rincones de la realidad para explicarlos de una manera interesante.


Qué es la resonancia mórfica

Rupert Sheldrake está convencido de que la realidad está permeada de lo que él llama ‘campos morfogenéticos’ que nos dan sentido como especie humana y que no se limitan a la inteligencia del hombre, sino que este principio sería aplicable a otras especies e incluso a otros planetas y galaxias.



Según Sheldrake, cuya formación fue bajo el estatuto de la ciencia ya que se tituló como biólogo y también recibió un doctorado en bioquímica, los campos morfogenéticos o mórficos, son como las fuerzas fundamentales; son invisibles e intangibles pero podemos observar sus interacciones con la realidad.


Bajos sus propias palabras, la resonancia mórfica es “un principio de memoria de la naturaleza” y parte de lo similar que dentro de un sistema autoorganizado, será moldeado por el pasado, así como el futuro de un sistema similar será influido por lo que sucede en el presente.


En otras palabras, su hipótesis estipula que las similitudes que existen entre átomos, moléculas, organismos vivos, especies, sociedades e incluso planetas y galaxias, se autoorganizan gracias a la memoria colectiva. En ese sentido, existe una gran conexión entre individuos por el simple hecho de la similitud y la memoria del pasado. Lo mismo aplica para las sociedades que parecen mimetizarse y moldearse por el contexto histórico, pero que va mucho más allá de los simples hábitos culturales, sino que se da gracias a los campos de resonancia mórfica.



“Un aspecto importante de la resonancia mórfica es que estamos interconectados con otros miembros de un grupo social. Los grupos sociales también tienen campos mórficos, por ejemplo una parvada de aves, un cardúmen de peces o una colonia de hormigas. Los individuos dentro de un grupo social más grande y los mismos grupos sociales más grandes tienen su propio campo mórfico, sus patrones de organización. Lo mismo aplica para los humanos”, dice Sheldrake.


La conexión del consciente colectivo

Si lo pensamos desde una perspectiva social, los campos mórficos podrían explicar cómo nuestros pensamientos pueden influir en otras personas y generar una especie de conciencia colectiva. El biólogo cree que lo que hacemos, decimos y pensamos, puede influir a otra persona por resonancia mórfica, por lo que debemos ser cuidadosos con nuestros pensamientos si es que nos importa el efecto que tenemos en el consciente colectivo.



La hipótesis de Sheldrake no está comprobada y parece acercarse más a la filosofía que a la ciencia, salvo que el autor es un científico graduado de la Universidad de Cambridge y Harvard. Muchos otros colegas han postulado que no se trata más que de un pensamiento de la era New Age, sin fundamentos científicos, pero puede que Sheldrake haya logrado explicar procesos que ni la ciencia misma ha logrado desentrañar como las profundas conexiones entre la mente de los humanos que rayan en la telepatía y que, según él, se basan en la memoria mórfica de la naturaleza.


Cortesia de: Ecoosfera



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