viernes, 30 de septiembre de 2022

Ciclos

 Las Medidas del Tiempo


“El tiempo absoluto, verdadero y matemático, por sí mismo y por su propia naturaleza, fluye uniformemente sin referencia a nada externo, y se llama con otro nombre: duración”


Sir Isaac Newton


“Preciso tiempo necesito ese tiempo

que otros dejan abandonado

porque les sobra o ya no saben

qué hacer con él

tiempo

en blanco

en rojo

en verde

hasta en castaño oscuro

no me importa el color

cándido tiempo

que yo no puedo abrir

y cerrar

como una puerta”


Mario Benedetti


A medida que pasan los días, ahora que ya se agota septiembre, el sol se deja ver menos. Cada vez anochece antes, restándose poco a poco los minutos de luz. Ante nuestros ojos, el otoño despliega -como por arte de magia- la belleza infinita de su paleta de colores, y avanzamos a paso cierto hacia el invierno: hogar, calor, familia.


Ciclos.


En el párrafo anterior hemos mencionado, al menos, cuatro. Más extensos y más breves. Diferentes nombres para diferentes conceptos que acotan el tiempo, para moldearlo, para manejarlo convirtiéndolo en algo tangible y medible. Para comprenderlo.


La Humanidad ha sentido, desde su origen, la poderosa necesidad de poseer el tiempo, como quien posee una prenda de abrigo o una pieza de comida. Así, se han sucedido diferentes ingenios, instrumentos, reglas y objetos que han servido a ese propósito y que sobreviven hoy en formatos acordes a las nuevas tecnologías: los cálculos astronómicos y la medida de los días y las estaciones; los intrincados calendarios solares y lunares; las clepsidras, los relojes de sol,  de arena, de fuego, de péndulo, de vela, de cuarzo, atómico, despertador, inteligente… Sin embargo, hay algo en el tiempo que se nos escapa.


Hemos de bajar unos cuantos pisos en el ascensor de la Historia y volver al siglo XVII. De ese punto es desde donde parten las principales teorías sobre el tiempo, como valor absoluto y real, indiscutible e independiente de cualquier otro elemento. Los enunciados de Newton, Clarke y Leibniz marcarán las pautas a nivel científico: los dos primeros, defendiendo la existencia de un tiempo absoluto, sin acción causal sobre las cosas; el tercero, con su nueva vuelta de tuerca teórica, según la que el tiempo es el orden de las cosas que no son simultáneas, un orden lógico de sucesiones que liga un evento a otro.


Si volvemos dentro del ascensor y subimos un par de pisos, hasta el siglo XIX, nos encontramos con las primeras críticas a las teorías newtonianas y sus principios, formuladas por Mach. Pero no será hasta el siglo XX cuando la irrupción de la Teoría de la Relatividad de Albert Einstein, con su revisión del concepto de simultaneidad: para Einstein, tiempo y espacio quedan sujetos al movimiento de quién observa o se modifican en función de la acción de los campos gravitatorios.


Pero, ¿y si analizamos este mismo concepto desde el punto de vista de la filosofía occidental? Para la física cuántica, “la diferencia entre pasado y futuro no es más que una ilusión”[1]. Podrían preguntárselo al famoso gato de Schrödinger… Pero, según la concepción filosófica de Occidente, el tiempo es unidireccional si nos atenemos a nuestra propia experiencia y a la observación: el pasado queda atrás; el futuro nos aguarda más adelante; el presente es el punto de referencia para esa diferenciación antes-después. Πάντα ῥεῖ –panta rei, todo fluye-, diría Heráclito[2]. El tiempo se convierte en una flecha que no modifica su dirección: avanza, se expande al mismo ritmo que el universo, siempre hacia ese futuro desconocido e imprevisible. No salta, no retrocede, no es posible alterarlo ni modificarlo. Tiempo y entropía.[3]


Por otra parte, el predominio de la concepción oriental del tiempo como un suceso cíclico, de eterno retorno, que se repite necesariamente una y otra vez, choca frontalmente con esa otra visión lineal, de progreso y avance imparable de la sociedad a este lado del globo. Fatalidad versus culpa. Dos fuerzas motrices próximas, pero no idénticas.


 ¿Cuál es la respuesta adecuada, la más acertada al misterio que es el tiempo? Lo cierto es que no la hay todavía.  En su “Brevísima historia del Tiempo”[4], Stephen Hawking nos propone algunas soluciones y nos hace replantearnos muchas de nuestras certezas. De ese ensayo, muy recomendable para mentes curiosas, nos quedamos con esta cita -a modo de conclusión- :


Nos hallamos en un mundo desconcertante. Queremos darle sentido a lo que vemos a nuestro alrededor, y nos preguntamos: ¿Cuál es la naturaleza del universo? ¿Cuál es nuestro lugar en él, y de dónde surgimos él y nosotros? ¿Por qué es cómo es?


Que cada lector escoja su respuesta.


Por: María Vázquez www.linkedin.com/in/mvazquezscq


[1] Albert Einstein, citado en Wagensberg, J.(1992). Proceso al azar. Buenos Aires, Argentina: Tusquets Ed.


[2] Heráclito de Éfeso, en el blog de la UCM: https://www.umcervantes.cl/grandes-pensadores-de-la-historia-de-la-humanidad-heraclito/


[3] Se hace mención aquí al 2º Principio de la Termodinámica, según el cual los sistemas físicos aislados tienden a estados de máxima entropía en que, una vez alcanzados, permanecen; ergo, la entropía solo tiene en una dirección posible: el incremento constante.


[4] Hawking, S. y Mlodinov, L. (2005). Brevísima historia del Tiempo. Barcelona, España: Ed. Crítica


Cortesia de: Tu Nueva Información

Datos Curiosos

     150 Curiosidades del Mundo



NOAM CHOMSKY

 LA MAYOR PRISIÓN AL AIRE LIBRE 

“Si no desarrollas una cultura democrática constante y viva, capaz de implicar a los candidatos, ellos no van a hacer las cosas por las que los votaste. Apretar un botón y luego marcharse a casita no va a cambiar las cosas. ” Noam Chomsky.  


                               

Artículo del filósofo, lingüista y activista político Noam Chomsky.  


Basta siquiera con una sola noche en la cárcel para hacerse una idea de lo que significa estar bajo el control absoluto de una fuerza externa.


Y apenas si se tarda un día en Gaza en apreciar cómo debe de ser tratar de sobrevivir en la mayor prisión al aire libre del mundo, donde aproximadamente un millón y medio de personas hacinadas en una franja de trescientos kilómetros cuadrados viven sometidas a un terror aleatorio y a un castigo arbitrario que no tienen otro objetivo que el de humillarlas y degradarlas.


Lo que se pretende con semejante crueldad es aplastar las esperanzas palestinas de un futuro digno y la anulación del abrumador apoyo internacional a un acuerdo diplomático que garantice el respeto de los derechos humanos básicos. Los dirigentes políticos israelíes han dado evidente fe de esa pretensión en estos últimos días al advertir de que «enloquecerán» si Naciones Unidas otorga el más mínimo reconocimiento a los derechos palestinos.


Esta amenaza de «enloquecimiento» (nishtagea) —entiéndase lanzar una respuesta de particular dureza— está muy arraigada y se remonta a tiempos de los gobiernos laboristas de la década de 1950, momento en que también hallamos el origen del llamado «complejo de Sansón»: «Si se traspasa esa línea, derribaremos los muros del templo con todos dentro, nosotros incluidos».


Treinta años atrás, varios líderes políticos israelíes, algunos destacados «halcones» entre ellos, remitieron al primer ministro Menahem Begin un impactante informe sobre la frecuencia y la impunidad con las que los colonos de Cisjordania cometían «actos terroristas» contra los árabes del lugar.


Asqueado por aquellos hechos, Yoram Peri, destacado analista de la política militar, escribió que la labor del ejército israelí ya no parecía consistir en defender el Estado, sino en «demoler los derechos de personas inocentes por el mero hecho de ser araboushim [apelativo racial despectivo] que viven en territorios que Dios nos prometió».


Los gazatíes han sido objeto de un castigo particularmente cruel. Hace treinta años, en su libro de memorias The Third Way [La tercera vía], Raja Shehadeh, un abogado, describió la inútil tarea de intentar proteger los derechos humanos fundamentales dentro de un sistema legal diseñado para que dicho objetivo resulte imposible, y su experiencia personal como samid (un «inquebrantable») que vio cómo las brutales fuerzas de ocupación convertían su casa en una prisión sin que él pudiera hacer otra cosa más que «aguantar».


Desde entonces, la situación ha empeorado sensiblemente. Los Acuerdos de Oslo, festejados con gran pompa en 1993, estipularon que Gaza y Cisjordania constituyeran una única entidad territorial. Pero, por entonces, Estados Unidos e Israel ya tenían en marcha un plan para separar Gaza de Cisjordania con el fin de bloquear un acuerdo diplomático y castigar a los araboushim de ambos territorios.


El castigo contra los gazatíes se hizo más duro aún en enero de 2006 en respuesta al «crimen» de primera magnitud que acababan de cometer: habían votado en el «sentido equivocado» en las primeras elecciones libres celebradas en el mundo árabe al apoyar mayoritariamente a Hamás.


En una muestra más de sus «ansias de democracia», Estados Unidos e Israel (apoyados por una pusilánime Unión Europea) impusieron de inmediato un sitio brutal acompañado de ataques militares. Las autoridades estadounidenses recurrieron enseguida a su procedimiento operativo estándar cuando una población desobediente elige al Gobierno equivocado: preparó un golpe militar para restablecer el orden.


Pero los gazatíes cometieron un crimen más grave si cabe un año más tarde al bloquear esa intentona golpista, lo que se tradujo en una fuerte escalada del asedio y los ataques. La culminación de éstos llegó en el invierno de 2008-2009 con la Operación Plomo Fundido, uno de los ejercicios más cobardes y sanguinarios de nuestra memoria reciente: una población civil indefensa y atrapada fue sometida a la implacable ofensiva lanzada por uno de los sistemas militares más avanzados del mundo, dependiente del armamento estadounidense y protegido por la diplomacia de Washington.


Obviamente, se adujeron pretextos para tal modo de proceder, pues nunca faltan. El habitual, siempre a mano cuando se necesita, fue el de la «seguridad»: en este caso en concreto, se dijo que los ataques eran para neutralizar el lanzamiento de misiles de fabricación casera desde Gaza.


En 2008 se declaró una tregua entre Israel y Hamás. Hamás no disparó un solo cohete hasta que Israel rompió la tregua aprovechando las elecciones estadounidenses del 4 de noviembre para invadir Gaza sin ningún motivo y mató a media docena de miembros de Hamás.


Las más altas autoridades de la inteligencia israelí advirtieron al Gobierno del país de la posibilidad de renovar la tregua si se aligeraba el criminal bloqueo al que estaban sometiendo a la Franja y si ponían fin a los ataques militares. Pero el Gobierno de Ehud Olmert —quien presuntamente era una «paloma» en materia de política exterior— descartó esas opciones y trató de aprovechar su enorme ventaja en potencial de violencia poniendo en marcha la Operación Plomo Fundido.


El internacionalmente respetado defensor de los derechos humanos en Gaza Raji Sourani analizó el patrón seguido por los ataques de Plomo Fundido. Los bombardeos se concentraron en el norte, sobre población civil indefensa de las áreas más densamente habitadas, sin ningún fundamento militar posible. El objetivo, insinúa Sourani, tal vez fuera intimidar a la población y empujarla hacia el sur, hacia las inmediaciones de la frontera con Egipto. Pero los samidin —quienes resistieron a base de aguantar los ataques— no se movieron de donde estaban.


Otro posible objetivo quizá fuera echar a esa población al otro lado de la frontera. Desde los primerísimos tiempos de la colonización sionista, se dijo que los árabes no tenían ninguna razón de peso para estar en Palestina: podían estar igual de bien en cualquier otro lugar, por lo que debían irse de allí (o ser «transferidos» de buenas maneras, según sugerían las «palomas» del movimiento).


Ésa, desde luego, no es una posibilidad que preocupe poco en Egipto y tal vez sea una de las razones por las que ese país no abre la frontera para el libre paso de la población civil o, ni tan siquiera, de suministros que se necesitan con urgencia.


Sourani y otras fuentes bien informadas han señalado que la disciplina demostrada por los samidin es un primer frente tras el que se oculta un polvorín que podría estallar por los aires en cualquier momento, de forma inesperada, como lo hizo la Primera Intifada de Gaza en 1987 tras años de represión.


La impresión (inevitablemente superficial) que uno se lleva tras pasar varios días en Gaza es de asombro, no sólo ante la capacidad de los gazatíes para seguir con su vida, sino también ante el dinamismo y la vitalidad de la gente joven, sobre todo en la universidad, donde asistí a un congreso internacional.


Pero también pueden detectarse síntomas de que la presión puede haber alcanzado extremos insoportables. Ya hay noticias de una frustración de fondo entre los jóvenes que no cesa de crecer y que obedece a un reconocimiento por su parte de que, bajo la ocupación americano-israelí, el futuro no les depara nada.


Gaza presenta el aspecto de un país del Tercer Mundo, con bolsas aisladas de riqueza rodeadas de la pobreza más atroz. Pero no es un lugar sin desarrollo. Diríamos, más bien, que ha sido des-desarrollado (tomando prestado el término de Sara Roy, principal especialista académica en Gaza) y de forma muy sistemática.


La Franja de Gaza podría haberse convertido en una próspera región mediterránea, con una agricultura rica y una industria pesquera próspera, amén de unas playas maravillosas y de, según se descubrió hace una década, altas probabilidades de disponer de extensas reservas de gas natural en sus aguas territoriales (fuera por casualidad o no, lo cierto es que fue justo entonces cuando Israel intensificó su bloqueo naval). Tan favorables perspectivas de futuro se vieron abortadas en 1948, cuando la Franja tuvo que absorber un aluvión de refugiados palestinos que huían presas del pánico o habían sido expulsados a la fuerza de territorios que se integraron en Israel (en algunos casos, apenas meses después del alto el fuego formal). Las conquistas israelíes de 1967 y su consolidación durante los meses posteriores asestaron nuevos golpes y terribles crímenes que han continuado hasta nuestros días.


Los síntomas son fácilmente visibles, incluso durante una visita breve. Sentado en un hotel junto a la costa, uno puede oír el fuego de ametralladora de las cañoneras israelíes dedicadas a expulsar a los pescadores de las propias aguas territoriales de Gaza para devolverlos a la línea litoral, obligándolos así a pescar en aguas muy contaminadas por culpa de la negativa americano-israelí a permitir la reconstrucción de los sistemas de alcantarillado y electricidad destruidos por el poder militar de los propios Estados Unidos e Israel.


En los Acuerdos de Oslo, se contemplaban planes para construir dos plantas desalinizadoras, muy necesarias en una región árida como ésta. Y sí, se construyeron unas instalaciones avanzadas, pero en Israel. La segunda está ubicada en Jan Yunis, al sur de Gaza. El ingeniero jefe de Jan Yunis explicó que esa planta fue construida de tal modo que no pueda usar agua del mar y tenga que aprovechar aguas subterráneas, un proceso más barato que contribuye a degradar aún más el exiguo acuífero de la zona, lo que con toda certeza acarreará problemas graves en el futuro.


El suministro de agua todavía es muy limitado. La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA, por sus siglas en inglés), que se ocupa de los refugiados, pero no de los demás gazatíes, publicó recientemente un informe en el que alertaba de que el daño infligido al acuífero podría volverse «irreversible» dentro de poco y de que, de no mediar una rápida actuación para remediarlo, Gaza podría dejar de ser un «lugar habitable» no más tarde de 2020.


Israel permite la entrada de cemento para los proyectos de la UNRWA, pero no para las obras de los gazatíes, metidos como andan en gigantescas campañas de reconstrucción. La limitada maquinaria pesada allí presente se mantiene inactiva en su mayor parte, pues Israel no autoriza la entrada de material ni recambios para su reparación.


Todo esto forma parte del programa general que Dov Weisglass, un asesor del primer ministro Olmert, describió cuando los palestinos no siguieron las órdenes previstas en las elecciones de 2006: «De lo que se trata —dijo él— es de someter a los palestinos a dieta, pero sin matarlos de hambre».


En fecha reciente, y tras varios años de esfuerzos, la organización israelí de defensa de los derechos humanos Gisha logró por fin obtener una orden judicial que obliga al Gobierno a hacer públicos los documentos archivados donde se especifican los planes para hacer efectiva esa «dieta». Jonathan Cook, un periodista afincado en Israel, los resume así: «Las autoridades sanitarias facilitaron sus propios cálculos sobre el número mínimo de calorías que necesitarían el millón y medio de habitantes de Gaza para no caer en la desnutrición. Esas cifras se tradujeron luego en un número tasado de camiones cargados de alimentos a los que Israel supuestamente autorizaría la entrada cada día […] y, al final, un promedio de sólo sesenta y siete camiones (mucho menos de la mitad del mínimo requerido) entraron diariamente en Gaza. Compárese con los más de cuatrocientos que entraban allí a diario antes del inicio del bloqueo».


El resultado de la imposición de esa dieta, según Juan Cole, experto en Oriente Próximo y Medio, es que «en torno a un 10% de los niños palestinos de Gaza de menos de cinco años de edad tienen un crecimiento atrofiado por culpa de la desnutrición. […] Además, la anemia se ha generalizado y afecta a más de dos terceras partes de los niños pequeños, al 58,6% de los que están en edad escolar y a más de un tercio de las madres embarazadas».


Raji Sourani, el ya mencionado defensor de los derechos humanos, señala que «no hay que perder de vista que la ocupación y el cierre absoluto de las fronteras es un ataque continuo contra la dignidad humana de la población de Gaza en particular y contra la de todos los palestinos en general. Es una sistemática degradación, humillación, aislamiento y fragmentación del pueblo palestino».


Esta conclusión ha sido confirmada también por otras muchas fuentes. En The Lancet, una de las principales revistas de medicina del mundo, Rajaie Batniji, médico visitante en Stanford, describe Gaza como «una especie de laboratorio donde observar la ausencia de dignidad», una situación que acarrea repercusiones «devastadoras» para el bienestar físico, mental y social.


«La vigilancia constante desde el cielo, el castigo colectivo por el bloqueo y el aislamiento, la intrusión en los hogares y las comunicaciones, y las restricciones a quienes tratan de viajar, casarse o trabajar, dificultan mucho llevar una vida digna en Gaza», escribe Batniji. Y es que los araboushim tienen que aprender a llevar siempre la cabeza gacha.


Hubo alguna esperanza de que el nuevo Gobierno egipcio de Mohamed Morsi, menos sometido a Israel que la dictadura de Hosni Mubarak, apoyada por Occidente, pudiera abrir el paso de Rafah, que es el único acceso de Gaza al mundo exterior que no está bajo control directo de Israel. Y sí, ha habido una ligera apertura, pero no mucha.


La periodista Laila el-Haddad escribe que la reapertura permitida por el ejecutivo de Morsi «no ha significado más que un regreso del statu quo de años atrás: sólo los palestinos portadores de un carné de identidad de Gaza aprobado por Israel pueden transitar por el paso de Rafah». Eso excluye a muchísimos palestinos, incluida la familia de la propia El-Haddad, donde sólo uno de los miembros del matrimonio posee uno de esos carnés.


Además, según ella misma añade, «el paso no lleva a Cisjordania ni permite el transporte de bienes, que está restringido a los pasos fronterizos controlados por Israel y sujeto a prohibiciones como las que pesan sobre los materiales de construcción y la exportación».


Las limitaciones del paso de Rafah no alteran, pues, el hecho de que «Gaza continúa estando cercada por un férreo asedio marítimo y aéreo, y sigue estando amputada del capital cultural, económico y académico del resto de los [Territorios Ocupados por Israel] en flagrante violación de las obligaciones americano-israelíes recogidas en los Acuerdos de Oslo».


Los efectos son dolorosamente evidentes. El director del hospital de Jan Yunis, que es también jefe de cirugía, habla con rabia y pasión de cómo faltan medicinas incluso, lo que deja a los médicos incapacitados para hacer su trabajo y a los pacientes desesperados de dolor.


Una joven explica cómo fue la enfermedad de su padre ya fallecido. Él se habría sentido muy orgulloso de ver cómo su hija se convertía en la primera mujer del campamento de refugiados en obtener un grado universitario avanzado, dice ella, pero «falleció tras seis meses de lucha contra el cáncer, a la edad de sesenta años.


La ocupación israelí le negó un permiso para acudir a hospitales de Israel a recibir tratamiento. Yo tuve que suspender mis estudios, mi trabajo y mi vida para ir a sentarme junto a su cama. Todos estábamos allí sentados, también mi hermano, el médico, y mi hermana, la farmacéutica, todos impotentes y sin esperanza, contemplando su sufrimiento. Murió durante el inhumano bloqueo de Gaza, en el verano de 2006, sin apenas acceso a la sanidad.


»En mi opinión, la impotencia y la desesperanza son los sentimientos más mortíferos que pueden embargar a un ser humano. Matan el espíritu y parten el corazón. Se puede luchar contra la ocupación, pero no se puede combatir la sensación de impotencia. Es un sentir que nunca llega a desvanecerse».


Nadie que visite Gaza puede evitar una sensación de repugnancia ante la obscenidad de la ocupación, una repugnancia agravada por la culpa, porque está en nuestras manos poner fin al sufrimiento y permitir que los samidin disfruten de la vida de paz y dignidad que merecen.


Cortesia de: Bloghemia



jueves, 29 de septiembre de 2022

EE.UU

 San Francisco en 1906


Alexander Markovics

 Una respuesta revolucionaria al transatlantismo: la misión euroasiática de Alexander Dugin



Con las actuales crisis que atenazan a los Estados europeos, muchos europeos con visión de futuro se preguntan también por el futuro geopolítico del continente. Como es sabido, Alexander Markovics defiende apasionadamente una fuerte alianza con Rusia. También es el caso del siguiente artículo, en el que explica los campos de lo social y de la geopolítica y sus respectivos polos opuestos.


Europa sufre por sus lazos con EE.UU. y la comunidad de valores occidentales. Ni en cuanto a su identidad (inmigración masiva, individualismo, política de género) ni en cuanto a su política económica y energética (sanciones a Rusia), los estrechos lazos con EEUU y el liberalismo ofrecen a Europa un futuro. Pero, ¿cómo puede ser una alternativa revolucionaria al "Nuevo Orden Mundial" y a la globalización? Con su libro Misión euroasiática, el filósofo ruso Alexander Dugin presenta una revolucionaria contrapropuesta al orden mundial occidental, que también promete un futuro esperanzador para Alemania y Europa. A continuación, se presentarán los pensamientos más importantes de Dugin en este libro y se determinará si el libro es también de interés para los patriotas en Alemania.


La misión euroasiática: una alternativa al transatlantismo


En la traducción ahora disponible en alemán de la obra ya publicada en inglés en 2014, Dugin describe, por un lado, el desarrollo de la idea euroasiática, empezando por el eurasismo en el periodo de entreguerras, pasando por el neo-eurasismo hacia el final de la Unión Soviética hasta la Cuarta Teoría Política a finales de la década de 2000, y, por otro lado, expone por qué ésta representa una alternativa al transatlantismo no sólo para Rusia sino también para las demás civilizaciones del mundo. Los textos recopilados para este libro abarcan un largo periodo que va desde principios de la década de 2000 (Manifiesto de la Alianza Revolucionaria Global), pasando por finales de la década de 2000 y principios de 2010 (Textos sobre la Cuarta Teoría Política, entrevista con Dugin poco antes de la reelección de Putin en 2012) hasta 2022 (véanse sus textos sobre la operación militar rusa en Ucrania). Además, la edición alemana contiene un prefacio de Peter Töpfer sobre el tema radical de Dugin, que hace referencia a su obra filosófica. Esto sólo se señala brevemente aquí, ya que esta explicación falta en la edición alemana. Al hacerlo, los textos también exploran una cuestión crucial: ¿Qué hace que el eurasismo y la cuarta teoría política sean una respuesta revolucionaria al liberalismo para Alemania y Europa?


Por la diversidad de los pueblos, contra el universalismo occidental


La naturaleza revolucionaria del eurasismo se revela en su rechazo al universalismo occidental en todas sus dimensiones. ¿Todos los pueblos deben vivir en una democracia al estilo occidental? ¿Todas las economías deben obedecer las leyes del libre mercado y del capitalismo? Estas son precisamente las ideas que los euroasiáticos rechazan radicalmente. Esto también tiene mucho que ver con su historia de desarrollo: Siguiendo a los eslavófilos, que rechazaron el liberalismo ya en el siglo XIX y proclamaron una civilización rusa independiente y distinta de la occidental, los euroasiáticos empezaron a pensar en el lugar de Rusia en el mundo en el exilio europeo de los años 20 tras el final de la Guerra Civil rusa. Fueron los principales representantes del eurasismo, como Nikolai Trubetzkoy[1], Petr Savitsky[2] y Lev Gumilyov[3], quienes rechazaron la exigencia occidental de ir espiritualmente de "Oriente a Occidente" e insistieron en su especial identidad ruso-euroasiática, que entendían explícitamente como una síntesis no sólo de la cultura eslava oriental y finlandesa, sino también de los modos de vida mongoles y turcos. Se concede una importancia especial al efecto pasional, que, según Gumilyov, conduce a un modo de vida activo e intenso (de los pueblos esteparios) y representa una mutación genética en la etnia que contribuye al nacimiento de los apasionados.


El mundo: no un universo, sino un pluriverso


Por analogía con el representante de la Revolución Conservadora, Oswald Spengler, acuñaron el concepto de civilización, por el que lo entienden no como una forma de cultura en decadencia, sino como un círculo cultural entre muchos, al que pueden unirse diferentes pueblos y culturas debido a los puntos comunes de su historia, cultura y religión. En contraste con los pensadores liberales occidentales del siglo XX, que afirmaban que sólo había una civilización occidental y que todos los demás pueblos eran bárbaros, los euroasiáticos proclamaban la pluralidad de civilizaciones y, por tanto, un pluriverso en contraste con la idea occidental de un universo cultural. Así, aunque rechazan la noción de un "Mundo Único" unificado, sostienen la opinión de que hay tantos mundos como pueblos en la mente de los humanos, cada uno creado por el lenguaje único de estos primeros en el pensamiento.


Tierra: El hábitat como influencia decisiva en la formación de los pueblos


Apoyándose en la disciplina de la geosofía, los eurasiáticos señalaron que no puede haber un patrón universal de desarrollo humano, ya que la multiplicidad de paisajes de la Tierra produce también una multiplicidad de culturas, cada una con sus propios ciclos, criterios internos y lógica. El hábitat define así a las personas que lo habitan, los pueblos se convierten en la expresión del paisaje en el que viven. En consecuencia, los euroasiáticos abogaron por analizar las civilizaciones también a lo largo de un eje espacial.


Los neo-euroasiáticos: eurasismo más tradicionalismo y geopolítica


Los neo-euroasiáticos, que empezaron a darse a conocer a finales de los años 80 y entre cuyos representantes más importantes se encuentra Alexander Dugin, retomaron las ideas de sus antepasados y las enriquecieron con el pensamiento de la revolución conservadora y la geopolítica. La aparición de este movimiento de pensamiento fue posible gracias a la erosión de la Unión Soviética, que tras el fin del estalinismo se vio atrapada en un conflicto político interno entre las fuerzas reformistas/socialdemócratas y los halcones de mentalidad conservadora. A la victoria de las fuerzas reformistas le siguió la desintegración de la URSS y el surgimiento de un Estado ruso cuya élite percibía la cultura rusa como algo ajeno que debía asimilarse a la cultura occidental. A su vez, los neo-eurásicos pudieron establecerse como una de las fuerzas de oposición más fuertes precisamente contra estas élites, por lo que el nacional-bolchevismo, surgido de la cooperación entre antiguos cuadros conservadores del PCUS y opositores conservadores-patrióticos, fue sólo un paso intermedio en el camino hacia el desarrollo posterior del neo-eurásico. Siguiendo a Carl Schmitt, entendieron la lucha entre Occidente y la civilización euroasiática como un conflicto entre potencias marítimas de mentalidad progresista-globalista y potencias terrestres de mentalidad conservadora-tradicionalista. En el contexto de este conflicto histórico-mundial entre la tierra y el mar, cada estado y grupo cultural podía elegir un bando. Los neo-euroasiáticos, como opositores al orden mundial unipolar y a la globalización, abogan en este punto por tomar partido por la potencia terrestre en la gran guerra de los continentes. Por último, también es de gran importancia para el neo-eurasianismo la escuela de pensamiento filosófico del tradicionalismo con sus representantes René Guenon, Julius Evola y Titus Burckhardt, ya que representa un ajuste de cuentas general no sólo con el liberalismo y el capitalismo, sino con toda la modernidad en sí, haciendo hincapié en la primacía de la idea y la religión. Por consiguiente, el neo-eurasianismo es una ideología antiimperialista, antimodernista y anticapitalista cuyo objetivo es restaurar el modo de vida y el pensamiento tradicionales de la civilización en cuestión.


El espacio y la civilización como nuevos actores de la geopolítica


Basándose también en Carl Schmitt, no ven al Estado-nación sino al espacio mayor en el sentido de la civilización como el actor de esta lucha. Dugin considera que el futuro del Estado-nación en la lucha contra la globalización se enfrenta a tres posibles opciones:


- La absorción en un futuro estado mundial

- Resistencia a la unipolaridad mientras se mantiene el orden del Estado-nación.

- La abolición del Estado-nación en una formación a gran escala.

 

Siguiendo a Carl Schmitt, Alexander Dugin aboga por la civilización y el gran espacio como la futura forma de organización de la geopolítica. Según su lógica, esto no corresponde al nacionalismo, que uniformiza y unifica a sus ciudadanos de pie en la matriz de pensamiento de la modernidad (véase, por ejemplo, la República Francesa o, en la historia alemana, el Tercer Reich), sino al del imperio, que siempre está formado por una multitud de pueblos y religiones y está dirigido por un pueblo imperial. Dugin constata aquí un pluriverso de civilizaciones en el que no sólo Rusia-Eurasia, China y el gran espacio islámico formado por varias civilizaciones, así como Sudamérica, tienen una oportunidad de emanciparse del universalismo occidental, sino también la propia Europa, que de momento sigue siendo vasalla[4] de EEUU.


Mayor espacio, autarquía, autonomía, soberanía


Para el área metropolitana son fundamentales las ideas de autosuficiencia y soberanía: como un Estado-nación por sí solo no puede hacer frente a la globalización, varios Estados-nación deben unir sus fuerzas y transferir su soberanía al nivel del área metropolitana. Dado que un solo Estado nación no es capaz de imponerse ante las sanciones y las políticas de bloqueo occidentales, varios deben unir sus fuerzas para garantizar su capacidad de actuación en caso de emergencia. Aquí es importante el concepto de autonomía, que va en contra de la idea moderna de centralismo: así, mientras que el nivel de civilización se hará cargo en el futuro de las decisiones importantes de política exterior, internamente los niveles inferiores del área metropolitana se encargarán de configurar de forma autónoma sus propias condiciones en el sentido del principio de subsidiariedad y de la idea de "E pluribus unum" (crear uno a partir de muchos), que también incluye la autonomía cultural. En este contexto, la autonomía abarca no sólo el nivel cultural, sino también las dimensiones religiosa, social, económica y étnica de la vida. En cuanto a la actividad económica de las grandes áreas, el Movimiento Euroasiático de Dugin aboga por cuatro zonas geoeconómicas. En contraste con los pensadores transatlánticos que proclaman sólo tres zonas y ven un agujero negro en Rusia-Eurasia, los euroasiáticos abogan por el establecimiento del cinturón continental euroasiático como una cuarta zona geoeconómica junto a las zonas geoeconómicas americana, euroafricana y del Pacífico. Mientras que en la zona geoeconómica americana abogan por una organización del área metropolitana centroamericana y latinoamericana, así como por una restricción de los EE.UU. a sí mismos, los euroasiáticos del cinturón europeo-africano consideran que una independencia de Europa respecto a los EE.UU. y una formación del África subsahariana como área metropolitana separada son importantes para el surgimiento de la multipolaridad. En el cinturón continental euroasiático, el área metropolitana de Rusia-Eurasia y el Islam continental aún no se han creado, mientras que India y China ya han constituido en gran medida las fronteras de su área metropolitana.


La cuarta teoría política: más allá del liberalismo, el fascismo y el marxismo


Dugin ve el último paso en el desarrollo del eurasismo en la Cuarta Teoría Política. Esto es lo que él llama el proyecto de una nueva teoría política que se centra en el Dasein según Martin Heidegger, por el que Dugin entiende al pueblo, y cuyo objetivo es la completa superación de la modernidad política. Dugin considera que el liberalismo es la primera teoría política, el marxismo la segunda y, finalmente, el fascismo/socialismo nacional la tercera teoría política[5]. En su deconstrucción de las ideologías, elimina sus elementos problemáticos -el capitalismo y el individualismo en el caso del liberalismo; el colectivismo, el pensamiento de clase y el materialismo en el caso del marxismo; y la manía racial y la lealtad al Estado en el caso del fascismo/socialismo nacional- para finalmente dar una nueva forma a los elementos de estas teorías que son positivos a sus ojos. En el caso del liberalismo, reconoce la "libertad de" como tal, en el caso del marxismo, la crítica del liberalismo, y en el caso del fascismo, finalmente, el etnocentrismo como elemento que merece la pena conservar. Así, además de una crítica demoledora de la modernidad -que también lleva a cabo recurriendo a las ideas del posmodernismo, ya que quiere combatir el problema en su raíz-, queda un fundamento positivo de la Cuarta Teoría Política, que cada nación y cada civilización pueden utilizar ahora para preservar/recuperar sus respectivas identidades, libres del pensamiento de la modernidad y de la compulsión de ir "de Oriente a Occidente", y al mismo tiempo establecer un orden político que lo refleje.


La primacía del espíritu: ir de Occidente a Oriente


Mientras que Dugin reconoce en la Nueva Derecha/Nouvelle Droite europea la manifestación europea de la Cuarta Teoría Política, ve en el neo-eurasismo la variante ruso-euroasiática de la Cuarta Teoría Política. En este nivel, sin embargo, el eurasismo significa alejarse del Occidente moderno y de su primacía del materialismo, hacia un camino "de Occidente a Oriente" que conduce a la primacía del espíritu, lo que presupone la participación en la noomaquia (la guerra del espíritu) y no la mera condición de espectador. El gobierno en el sentido del eurasismo es siempre una ideocracia, es decir, la impregnación del Estado con una idea que da sentido a toda la estructura de la política, no una oligarquía de multimillonarios enmascarada por una falsa democracia. Sin duda, esto supone un serio desafío para Occidente, que no sólo es el centro del mundo (antes) unipolar, sino también de la devastación espiritual que ha provocado. ¿Cómo se resucita después del Gran Reajuste? Los escritos de Dugin también proporcionan las primeras pistas al respecto en forma de posibles caminos para los Estados Unidos en el futuro.


¿Cómo puede Occidente superar la modernidad? Una cuestión de identidad


Dado que Occidente no se esfuerza por respetar las características y peculiaridades culturales de otras civilizaciones, sino que, por el contrario, se esfuerza por nivelarlas mediante el universalismo occidental -hoy en día, probablemente de forma más visible, a través del liberalismo "despierto" 2.0 del Gran Reajuste-, Dugin llama a un levantamiento de las civilizaciones y a un "Gran Despertar" contra la hegemonía occidental. Sin embargo, como se sabe por sus escritos sobre el Gran Reajuste y la Cuarta Teoría Política, para Dugin esto no va acompañado de un odio a la cultura occidental per se, sino que sólo significa un rechazo al Occidente moderno, mientras que respeta profundamente la tradición occidental-europea de la Edad Media y la Antigüedad, por ejemplo. Resulta interesante en este punto el modelo tripartito de identidad que el filósofo y etnosociólogo ruso presenta con respecto a los Estados Unidos: 1) La identidad difusa. Dugin entiende esto como un vago sentido de pertenencia común que es confuso, incierto y débil. La identidad difusa sólo surge en situaciones extremas, como las guerras, las revoluciones y las catástrofes naturales. 2) La identidad extrema. Representa una identidad arbitraria y artificial que se convierte en una ideología. Ejemplos de ello son el nacionalismo o la identidad de clase o cosmopolita. Aunque suele destacar algunos rasgos de la identidad difusa, deja otros por debajo de la mesa y representa una caricatura de la misma. 3) La identidad profunda que se encuentra debajo de la identidad difusa. Es lo que hace que un pueblo sea un pueblo y es su fundamento. El pueblo no consiste en el presente, sino que se mueve del pasado al futuro a nivel de su lengua, cultura y tradición. La identidad profunda representa el todo, que tiene lugar tanto en el tiempo como en el espacio; es el ser humano como existencia. Citando al etnólogo alemán Leo Frobenius, Dugin afirma en este punto que la cultura es la tierra manifestándose a través del hombre. Mientras que los europeos conservan su identidad profunda, los Estados Unidos se enfrentan al problema de que fueron creados originalmente sobre una tabula rasa cultural en Norteamérica para realizar la utopía de la modernidad. Los Estados Unidos se habían construido descuidando la tierra que realmente pertenecía a los indios. Así, desde el principio, los EE.UU. fueron una sociedad altamente móvil de nómadas que se movían en la superficie de un espacio casi inexistente. El sistema de partidos de demócratas y republicanos representa el resumen de su difusa identidad, que oscila en torno a los vectores de la libertad, el liberalismo, el individualismo y el progreso.


Tres vías para que los estadounidenses encuentren su identidad profunda


En consecuencia, Dugin ve tres posibilidades para EE.UU.: 1) Un retorno a la identidad europea. Al no tener suelo propio, los estadounidenses pueden descartar su identidad moderna y ver su situación en términos de otro campo existencial desde la perspectiva de la Madre Europa. Esto significaría para los estadounidenses nacidos en Europa la mayoría de edad de un auténtico Dasein en el sentido de Martin Heidegger. 2) El americano sigue siendo americano, pero busca su identidad en el sentido del logos americano individualista. Esto le lleva, en el sentido del protestantismo, a que el individuo, que carece de arraigo, busca sus raíces en el cielo en forma de su propio Dios individual, que debe crear para sí mismo libremente según Friedrich Nietzsche. Las numerosas sectas protestantes de EE.UU. pueden verse aquí como un ejemplo de la búsqueda individual de Dios. A través de ellas, el individuo adquiere profundidad en la era moderna. Y por último 3) El camino del existencialismo americano, la preocupación individual por la muerte, que es posible gracias a que la sociedad hace al individuo libre de todo, pero también libre para la nada. A través de esta preocupación por el propio fin, se puede despertar finalmente el contenido del propio ser.


Una lectura fascinante, importante para entender el eurasismo y el mundo multipolar.


En general, La misión euroasiática de Alexander Dugin es una lectura fascinante que permite comprender mejor el eurasismo y el emergente mundo multipolar. Dadas las perspectivas que el eurasismo ofrece también a Alemania y a Europa, es de esperar que se lea con frecuencia y se discuta aún más. Alemania y Europa necesitan alternativas al transatlántico que se derrumba; en este libro se puede encontrar una.


El libro está disponible en Arktos-Verlag ( https://arktos.com/product/eurasische-mission/ ).


[1]1890 - 1938, lingüista ruso, historiador y fundador de la morfofonología. Uno de los principales representantes del Movimiento Euroasiático, conocido por su libro "Europa y la Humanidad".


[2]1895 - 1968, cofundador del Movimiento Euroasiático, economista y geógrafo. Luchó en la guerra civil rusa del lado del general Wrangel contra el comunismo.


[3]1912 - 1992, historiador y etnólogo soviético. Rechazó la tesis del yugo mongol en relación con la historia rusa y, en cambio, valoró positivamente la simbiosis de los rusos y los pueblos turcos, como los mongoles.


[4] El término "vasallo" significaba originalmente la obligación voluntaria de un hombre de servir a su señor, su duque o príncipe, es decir, era una expresión de lealtad y apoyo mutuo, como el principio de soberanía. Hoy en día, el término "vasallaje" tiene un matiz más negativo y designa una especie de vínculo involuntario entre un país y otro más poderoso. (Nota del editor)


[5]El propio Dugin diferencia entre ambos conceptos y sus respectivos sujetos -el Estado en el caso del fascismo, la raza en el caso del nazismo-, pero reconoce su matriz ideológica común de nacionalismo, militarismo, colectivismo y culto al líder.



Cortesia de: El Espia Digital



Por: Jose Robles

10 HÁBITOS SENCILLOS Y COTIDIANOS PARA HABITAR EL AQUÍ Y EL AHORA


EN UN MUNDO QUE NOS LLEVA A VIVIR APRESURADOS  ANSIOSOS, VIVIR EN EL PRESENTE ES LA VÍA  DE LA SERENIDAD Y LA CALMA



En un mundo caótico como el actual, donde todo avanza a prisa y parece no haber tiempo suficiente, parece difícil hacer una pausa y detenerte un momento para darte cuenta de lo que sucede en tu entorno. Con un estilo de vida basado en la carencia de tiempo y viviendo constantemente preocupados por el futuro, parece complicado aplicar la atención plena para poder estar verdaderamente en el aquí y el ahora.


No es necesario que siempre practiques mindfulness sin interrupciones o aislado, como ocurre con la meditación, pues en realidad, lo importante es que lo que haces en soledad (como meditar, concentrarte en tu respiración, disfrutar realmente del momento o prestar atención a lo que hay a tu alrededor) se traduzca a todo lo que haces en tu día, para que te mantengas presente y vivas más consciente.


A continuación, encuentra algunas sencillas recomendaciones para practicar la conciencia plena a lo largo del día.



Evita que tu celular sea lo primero que ves al despertar


Tener el teléfono móvil en el buró puede ser muy práctico si lo usas como despertador y agenda, pero lo más recomendable es que lo dejes un poco más alejado de tu cama, para evitar caer en la tentación de ponerte a revisarlo en cuanto abres los ojos. Lo ideal es que despiertes con un reloj tradicional y que dejes el celular para más tarde.



Cuando te despiertes, sé consciente de tu respiración


Inhala y exhala profundamente, siente cómo el aire entra y sale de tu cuerpo, cómo tu abdomen se infla y desinfla con cada respiración; y aprovecha ese momento para agradecer por un día más de vida.



Estira tu cuerpo

Durante la noche tu cuerpo permanece sin mucho movimiento, por lo que es importante que, antes de salir de la cama, estires tu cuerpo. Luego, al levantarte, realiza algunos estiramientos más antes de iniciar con tus actividades diarias. Estira tus brazos y piernas, tu espalda, el cuello... escucha tu cuerpo y nota qué partes necesitan especial atención.



Organiza tu día

Ya que quedó claro que el celular debe dejarse para más tarde, es recomendable que uses una agenda tradicional para organizar tu día. Revisa tus pendientes que hayas dejado anotados el día anterior y anota lo nuevo que tengas que hacer durante esa jornada. Aquí es importante priorizar y delegar; no tienes que poder con todo ni hacer todo en un solo día, así que empieza con lo más importante y urgente y organiza para más tarde o para otro día lo que puede esperar. 



Sé consciente de tu actividad física

Si sales a caminar, a correr o practicas algún deporte o ejercicio por las mañanas, procura hacerlo de manera consciente. Presta atención a tu respiración, nota cómo cambia mientras realizas un esfuerzo; sé consciente también de los latidos de tu corazón, que se aceleran mientras estás en movimiento. Siente el calor que genera en tu cuerpo el ejercicio, nota el esfuerzo conjunto de tu cuerpo y de cada uno de los músculos que utilizas en cada movimiento. Piensa en ese momento como un regalo de ti para ti, como una forma en la que estás cuidando tu bienestar y tu salud en todos los niveles.


 


Disfruta de tu baño

Nos hemos acostumbrado a bañarnos a las prisas, que muchas veces ni siquiera nos detenemos a disfrutar del momento relajante que significa ducharse. Y sí, es cierto que debemos bañarnos en pocos minutos para evitar el desperdicio de agua, pero eso no impide aplicar la atención plena mientras estás bajo la regadera. Permítete sentir la frescura o la tibieza del agua por tu piel, al igual que la textura de tu esponja de baño y el jabón, da un suave masaje en tu cuero cabelludo al aplicar el champú y por todo tu cuerpo al limpiar tu piel. Disfruta de los aromas de los productos de limpieza que utilizas y deja que la sensación cálida del baño te relaje, o te llene de energía si eres de quienes prefieren los baños con agua fría.


 


Disfruta cada bocado del desayuno y todas tus comidas

Comer de forma consciente no solamente aplica para cuando comienzas el día, sino que es importante que a la hora de comer no tengas ninguna distracción, para que así puedas asimilar de mejor forma los alimentos. La hora de consumir tus alimentos es un gran momento para aplicar la atención plena, porque puedes disfrutar desde cómo se ven tus alimentos, hasta su aroma, sabor y textura. Procura o hacer otras cosas mientras comes y dedíacte a disfrutar de cada bocado, además de agradecer a la vida, al universo o al ser superior en el que creas por tener comida para alimentarte. 



Sé consciente de tu entorno en tus trayectos

Cuando caminas, vas en el auto o en el transporte público, muy pocas veces te das cuenta de lo que pasa a tu alrededor. La mayoría de las personas casi siempre están atentas al celular, llevan audífonos o van inmersos sus mentes, dando vueltas a sus problemas. Sin embargo, es importante que notes la presencia de los demás, respetes su espacio vital y también estés al tanto de lo que ocurre, tanto para disfrutar de lo agradable que hay en tu entorno como para estar alerta a cualquier riesgo o peligro (por ejemplo, prevenir accidentes al cruzar la calle, o evitar chocar con algo o alguien por caminar sin poner atención).



Escucha lo que dicen los demás

¿Cuántas veces, en medio de una conversación, estás más al pendiente del celular o preocupado por tus cosas, que por lo que dice la otra persona? Esto le pasa a muchos, y si a ti también te sucede, lo importante es que te des cuenta de que realmente no pones atención. La próxima vez que platiques con alguien, recuerda dedicar toda tu atención a lo que dice la otra persona. 



Escribe un diario

Llevar un diario es una buena manera de tener presentes las cosas importantes (para ti) que pasan en tus días. No tiene que tratarse de grandes acontecimientos, sino de esas cosas cotidianas que provocan algo en ti. Tú decides si quieres hacer un diario con todo tipo de sucesos, sean buenos o malos, o si prefieres llevar un diario de gratitud y sólo anotar aquellas cosas que te hicieron sentir feliz y agradecido cada día.


Y tú, ¿cómo practicas la atención plena?


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Contenido cortesía de Harmonia.la

ENTE?SALUD

domingo, 25 de septiembre de 2022

Astronomia Web

 ¿Por qué el Tiempo se para a la Velocidad de la Luz?


Los Druidas

Misteriosa Historia de los Druidas, antiguos ‘mediadores entre humanos y dioses’


Una ilustración de los druidas de Ole England escuchando a un orador. (Crédito de la imagen: Archivo GL a través de Alamy Stock Photo)


Los druidas eran líderes religiosos en lo que ahora es Gran Bretaña y Francia. Eran «filósofos, maestros, jueces, depositarios de la sabiduría comunitaria sobre el mundo natural y las tradiciones de la gente, y los mediadores entre los humanos y los dioses», Barry Cunliffe, profesor emérito de arqueología europea en la Universidad de Oxford, escribió en su libro » Druids: A Very Short Introduction(se abre en una pestaña nueva)(Prensa de la Universidad de Oxford, 2010).


Casi todo lo que sabemos sobre los druidas es conocimiento de segunda mano; todos los textos sobrevivientes que mencionan a los druidas fueron escritos por no druidas, a menudo romanos. Eso plantea un problema para los historiadores modernos que intentan comprender quiénes eran los druidas y cómo cambió su papel con el tiempo.

Los historiadores no están muy seguros de cuándo comenzó el druidismo. Cunliffe señaló que la primera referencia escrita a los druidas se remonta a unos 2400 años, aunque el druidismo probablemente se remonta a antes.

DESCRIPCIONES DE JULIO CÉSAR DE LOS DRUIDAS

Julio César , que conquistó la Galia en el 58 a. C. al 50 a. C. e invadió Gran Bretaña en el 55 y 54 a. C., se encuentra entre las principales fuentes de información sobre los druidas.

En una serie de libros conocidos colectivamente como «Las guerras de las Galias», César escribió que los druidas «se dedicaban a cosas sagradas, realizaban sacrificios públicos y privados e interpretaban todos los asuntos de religión». (Traducción de WA McDevitte y WS Bohn.) Además de realizar deberes religiosos, a menudo se pedía a los druidas que resolvieran disputas.

«Si se ha perpetrado algún crimen, si se ha cometido un asesinato, si hay alguna disputa sobre una herencia, si hay alguna sobre límites, [los druidas] deciden» cómo resolverlo «, escribió César. «Decretan recompensas y castigos. «

César habla con los druidas en una pintura del artista francés François Hippolyte Debon, 1867(Crédito de la imagen: Peter Horree a través de Alamy Stock Photo)

Cada grupo de druidas tenía un líder, notó César, y surgían disputas sobre quién debería convertirse en el líder, lo que a veces incluso conducía a la violencia.

César afirmó que los druidas prohibían a sus miembros escribir sus creencias o enseñanzas religiosas. Escribió que los druidas no querían que sus «doctrinas se divulgaran entre la masa de la gente» y querían que sus miembros memorizaran sus creencias y enseñanzas en lugar de poder buscarlas.

Es posible que César se haya hecho amigo de un druida. «Durante su estancia como comandante militar en la Galia, conoció a Diviciacus, gobernante de los heduos, una poderosa tribu de Borgoña, y él y César se convirtieron en amigos y aliados incondicionales, y el general romano comentó que confiaba en el jefe heduo por encima de todos los demás galos. Miranda Aldhouse-Green, profesora emérita de historia, arqueología y religión en la Universidad de Cardiff en el Reino Unido, escribió en su libro » Repensando a los antiguos druidas: una perspectiva arqueológica «.(se abre en una pestaña nueva)(University of Wales Press, 2021). Si bien César no declaró específicamente que Diviciacus era un druida, el estadista romano Cicerón (que vivió al mismo tiempo que César) sí lo hizo, escribió Aldhouse-Green.

Los druidas estaban activos en Gran Bretaña, Irlanda, la Galia (actual Francia) y posiblemente en otras regiones. El escritor griego Dio Crisóstomo, que vivió en el siglo I d. C., comparó a los druidas con los magos y los brahmanes de la India. Los «celtas nombraron a los que llaman druidas, siendo estos también devotos del arte profético y de la sabiduría en general», escribió. (Traducción de H. Lamar Crosby.) César mencionó que Gran Bretaña era un centro de druidismo y dijo que las personas de la Galia que buscaban convertirse en druidas a veces viajaban allí.


DRUIDAS Y STONEHENGE

Una gran multitud de druidas se reúne en Stonehenge en Wiltshire, Inglaterra.(Crédito de la imagen: robertharding vía Alamy Stock Photo)

La gente de hoy a menudo asocia Stonehenge con el druidismo. Sin embargo, Stonehenge se construyó principalmente entre hace unos 5000 y 4000 años, unos 2000 años antes de los primeros registros conocidos de druidas. Entonces, la pregunta sigue siendo si el druidismo existía cuando se construyó Stonehenge y, de ser así, en qué forma. Los eruditos a los que se acercó Live Science tendían a dudar de que los druidas existieran en ese entonces.


«Los druidas solo emergen en la última mitad del primer milenio antes de Cristo, mucho después de que se construyó Stonehenge», dijo Caroline Malone, profesora emérita de la Escuela de Medio Ambiente Natural y Construido de la Universidad Queen de Belfast, a WordsSideKick.com en un correo electrónico.

No existe ningún vínculo en los escritos antiguos entre los druidas y los círculos de piedra. «Los autores clásicos se refirieron a los antiguos druidas que adoraban solo en arboledas; no se menciona ningún vínculo entre los druidas y los [monumentos] de piedra y mucho menos Stonehenge», escribió Mike Parker Pearson, profesor de prehistoria británica posterior en el University College London, en un artículo. artículo publicado en 2013 en la revista Archaeology International.


MUÉRDAGO Y LA LUNA

Druidas cortando muérdago en el bosque vigilados por soldados romanos.(Crédito de la imagen: North Wind Picture Archives a través de Alamy Stock Photo)

Las fuentes antiguas proporcionan algunos indicios tentadores sobre lo que valoraban los druidas.

El escritor romano Plinio el Viejo (que vivió en el siglo I d. C.) discutió la importancia tanto del muérdago como del quinto día de la luna para los druidas. Escribió que el muérdago «se recolecta con ritos repletos de temor religioso. Esto se hace más particularmente en el quinto día de la luna, el día que es el comienzo de sus meses y años, como también de sus edades». (Traducción de John Bostock.)

Plinio el Viejo también escribió sobre la importancia del sacrificio de animales y la fertilidad para los druidas. Los druidas «traen allí dos toros blancos, cuyos cuernos están atados entonces por primera vez. Vestido con una túnica blanca, el sacerdote sube al árbol y corta el muérdago con una hoz dorada , que es recibido por otros en un manto blanco. Luego inmolan a las víctimas” mientras ofrecen oraciones, escribió. «Es la creencia entre ellos que el muérdago, tomado en bebida, impartirá [fertilidad] a todos los animales que son estériles, y que es un antídoto para todos los venenos».


¿QUÉ TAN EXTENDIDO ESTABA EL DRUIDISMO?

Los eruditos no están seguros de qué tan extendido estaba el druidismo en el mundo antiguo. Ciertamente floreció en las Islas Británicas y la Galia. César afirmó que el druidismo provino originalmente de Gran Bretaña y que aquellos que deseaban estudiarlo en profundidad viajaban allí.

«Se supone que esta institución fue ideada en Britania y que fue traída desde allí a la Galia; y ahora aquellos que desean obtener un conocimiento más preciso de ese sistema generalmente proceden [a Britania] con el propósito de estudiarlo, «, escribió César.

Sin embargo, se desconoce si el druidismo realmente se originó en Gran Bretaña, y es posible que los druidas se encontraran mucho más lejos. El druidismo a menudo se asocia con un pueblo conocido como los celtas, y se han encontrado asentamientos celtas tan al este como la Turquía actual. Además, los mercenarios celtas sirvieron en lugares tan lejanos como Egipto (durante el reinado de Cleopatra VII ) y Judea .

No está claro si las mujeres podrían ser druidas.


¿LOS DRUIDAS PRACTICABAN SACRIFICIOS HUMANOS?

Druidas y sacerdotes con túnicas sagradas con parafernalia religiosa, vasijas de oro, serpientes y cortinas pintadas.(Crédito de la imagen: Florilegio a través de Alamy Stock Photo)

Los druidas pueden haber estado involucrados en sacrificios humanos. El historiador griego del siglo I Diodorus Siculus escribió que aunque los druidas siempre estaban presentes durante un sacrificio humano, era otro grupo conocido como los «vates» el que realizaba los sacrificios.

Cuán extendido estaba el sacrificio humano entre las culturas a las que servían los druidas es otro misterio. Gran parte de la escritura que sobrevive proviene de escritores romanos, quienes pueden haber sido hostiles hacia los druidas y las culturas de las que formaban parte.

Por ejemplo, en el año 60 d. C., los druidas se rebelaron contra los romanos en la isla de Mona (actualmente Anglesey) en Gales. El historiador y político romano Cornelius Tacitus informó que después de que los romanos aplastaron a los rebeldes, encontraron evidencia generalizada de sacrificios humanos, una afirmación que puede haber sido exagerada para arrojar una luz negativa sobre los druidas.

«Luego se colocó una fuerza sobre los conquistados, y sus arboledas, dedicadas a supersticiones inhumanas, fueron destruidas. De hecho, consideraron un deber cubrir sus altares con la sangre de los cautivos y consultar a sus deidades a través de entrañas humanas», escribió Tácito. (Traducción de Alfred John Church y William Jackson Brodribb.)

La evidencia arqueológica del sacrificio humano druida es controvertida. El «hombre de Lindow» son los restos de un joven encontrado en un pantano en el noroeste de Inglaterra que sufrió una serie de agresiones a mediados del siglo I d. C. y fue desnudado excepto por un brazalete de piel de zorro, escribió Aldhouse-Green en su libro. . Si bien se ha especulado que podrían ser los restos de un sacrificio humano relacionado con los druidas, esto no es seguro.


EL FIN DEL DRUIDISMO

A medida que el cristianismo se extendió por toda Europa, el druidismo se desvaneció gradualmente. Cunliffe señaló que los druidas todavía estaban presentes en Irlanda en el siglo VIII d. C., pero en una forma muy reducida.

«Ahora se considera que los druidas son los creadores de pociones de amor y lanzadores de hechizos, pero poco más», escribió Cunliffe. «¡El estado de ánimo es capturado por un himno del siglo VIII que pide la protección de Dios de los hechizos de mujeres, herreros y druidas!»

El druidismo probablemente duró hasta alrededor del siglo IX. Aunque el druidismo se desvaneció durante la Edad Media, ha revivido en los tiempos modernos. Sin embargo, Cunliffe y otros eruditos han señalado que existe una brecha de casi un milenio entre la desaparición de los antiguos druidas y la aparición de este grupo renacido.