miércoles, 30 de diciembre de 2020

Versión original : And I love her - The Beatles


José Alberto "El Canario" - Un gran amor te dí

 

Byung Chul Han

" La alienación del trabajo significa que el trabajador se relaciona con el producto de su trabajo como si este fuera un objeto extraño. El trabajador no se reconoce ni en su producto ni en su actividad. " -Byung-Chul Han-

                                    


Texto del filósofo surcoreano Byung-Chul Han, publicado por primera vez en su libro "La expulsión de los distinto" . 


La novela de Albert Camus El extranjero describe la extranjería como sentimiento óntico y existencial fundamental. El hombre es un extraño en el mundo, un extraño entre los hombres y también un extraño para sí mismo. Al protagonista, Meursault, lo separa de los demás una barrera lingüística. La extranjería se manifiesta como estupefacción y falta de lenguaje. Cada uno está preso en una celda que queda separada de los demás por una reja lingüística. Pero no hay sitio para esta extranjería ni en los tiempos actuales de la hipercomunicación ni en el mundo como zona de bienestar o como grandes almacenes. 


El poema de Paul Celan «Reja lingüística» también versa sobre la experiencia de extranjería:


[…] (Si yo fuera como tú, si tú fueras como yo. ¿No estuvimos bajo un alisio? Somos extraños). Las losetas. Encima, Bien juntos, los dos charcos gris-corazón: dos bocanadas de silencio.


Hoy nos entregamos a una comunicación irrestricta. La hipercomunicación digital nos deja casi aturdidos. Pero el ruido de la comunicación no nos hace menos solitarios. Quizá incluso nos haga más solitarios que las rejas lingüísticas. Al fin y al cabo, al otro lado de la reja lingüística hay un tú. Ese tú preserva aún la proximidad de la lejanía. La hipercomunicación, por el contrario, destruye tanto el tú como la cercanía. Las relaciones son reemplazadas por las conexiones. La falta de distancia expulsa la cercanía. Dos bocanadas de silencio podrían contener más proximidad, más lenguaje que una hipercomunicación. El silencio es lenguaje, mientras que el ruido de la comunicación no lo es. 


Hoy nos acomodamos en una zona de bienestar de la que se ha eliminado la negatividad de lo extraño. Su santo y seña es «me gusta». La pantalla digital nos protege cada vez más de la negatividad de lo extraño, de lo desapacible y siniestro. La extranjería es hoy indeseable por cuanto representa un obstáculo para la aceleración de la circulación de información y de capital. El imperativo de aceleración lo nivela todo volviéndolo igual. El espacio transparente de la hipercomunicación es un espacio sin misterio, sin extrañeza ni enigma.


El otro como alienación también desaparece. La situación laboral actual no se puede describir con ayuda de la teoría marxista de la alienación. La alienación del trabajo significa que el trabajador se relaciona con el producto de su trabajo como si este fuera un objeto extraño. El trabajador no se reconoce ni en su producto ni en su actividad. Tanto más se empobrece el trabajador cuanta mayor riqueza produce. Sus productos le son arrebatados. La actividad del trabajador es causa de su desrealización: «Hasta tal punto la realización del trabajo resulta ser una desrealización que el trabajador es desrealizado hasta que muere de hambre». Cuanto más se agota, tanto más cae bajo el dominio del otro en cuanto su explotador. Esta relación de dominio que conduce a la alienación y a la desrealización, Marx la compara con la religión: 


“Cuanto más confía el hombre en Dios tanto menos se guarda para sí mismo. El trabajador consagra su vida al objeto, pero entonces resulta que su vida ya no le pertenece a él, sino al objeto. Cuanto mayor sea esta actividad, tanta menos razón de ser tendrá el trabajador. Lo que es producto de su trabajo, él mismo no lo es. Es decir, cuanto mayor sea el producto, tanto menos será él”


A causa de la alienación en la situación laboral no es posible que el trabajador se realice. Su trabajo es una continua desrealización de sí mismo. 


Vivimos en una época posmarxista. En el régimen neoliberal la explotación ya no se produce como alienación y desrealización de sí mismo, sino como libertad, como autorrealización y autooptimización. Aquí ya no existe el otro como explotador que me fuerza a trabajar y me aliena de mí mismo. Más bien, yo me exploto a mí mismo voluntariamente creyendo que me estoy realizando. Esta es la pérfida lógica del neoliberalismo. Así es también la primera fase de euforia del proceso de burnout o «síndrome del trabajador quemado». Me lanzo eufórico a trabajar, hasta que al final me derrumbo. Me mato a realizarme. Me mato a optimizarme. Tras el espejismo de la libertad se esconde el dominio neoliberal. El dominio se consuma en el momento en que coincide con la libertad. Esta sensación de libertad resulta fatídica en la medida en que vuelve imposible toda resistencia, toda revolución. ¿Contra qué debería dirigirse la revolución? Al fin y al cabo, no existen otros de quienes provenga una represión. La perogrullada de Jenny Holzer, «protégeme de lo que quiero», expresa de manera certera este cambio de paradigma. 


Hoy está surgiendo una nueva forma de alienación. Ya no se trata de una alienación en relación con el mundo o con el trabajo, sino de una autoalienación destructiva, de una alienación de sí mismo. Esta autoalienación se produce justamente en el curso de los procesos de autooptimización y autorrealización. En el momento en que el sujeto que se siente forzado a aportar rendimientos se percibe a sí mismo —por ejemplo su propio cuerpo— como un objeto funcional que hay que optimizar, entonces se va alienando progresivamente de él. A causa de la falta de negatividad, esta autoalienación prosigue sin que nos demos cuenta. No solo la autoexplotación resulta autodestructiva, también esa autoalienación que se expresa patológicamente como trastorno en la percepción neuropsicológica del organismo. La anorexia, la bulimia o el trastorno de sobreingesta compulsiva son síntomas de una progresiva alienación de sí mismo. Al final uno ya no siente su propio cuerpo


Bloghemia


domingo, 27 de diciembre de 2020

Thierry Meyssan

 Victoria de Londres y Ankara en el Alto Karabaj, derrota para Soros y los armenios


Después de haber planificado la guerra en el Alto Karabaj, el Pentágono se vio burlado ‎por sus aliados británicos. Pero a las potencias no les importan ‎los muertos de ese conflicto. A fin de cuentas, Londres y Ankara restablecen su ‎alianza histórica, Washington y Moscú no ganan nada, pero George Soros y ‎sobre todo los armenios han perdido mucho. ‎

Al cabo de 44 días de guerra en el Alto Karabaj, la República de Armenia tuvo que firmar ‎un alto al fuego con Azerbaiyán, aceptando así la pérdida de una parte de los territorios ‎en disputa. ‎

Sin embargo, como habíamos señalado desde este sitio web, en forma de interrogación, el plan ‎inicial de Estados Unidos preveía empujar a Turquía a cometer un error, propiciando una masacre ‎contra la población armenia, lo cual justificaría una intervención, el derrocamiento del presidente ‎turco Recep Tayyip Erdogan y sólo entonces restaurar la paz [1].‎


Pero ese plan no funcionó. Tras esa maniobra se escondía una estratagema británica. ‎Por debajo de la mesa, Londres aprovechó la confusión creada por la elección presidencial ‎estadounidense para darle el esquinazo a Washington. Utilizó la situación para tratar de privar ‎a Rusia de la carta del Alto Karabaj y volver al «Gran Juego» del siglo XIX [2], cuando los británicos ‎eran aliados del imperio otomano contra la Rusia zarista. Pero Moscú se dio cuenta e impuso a ‎los contendientes el alto al fuego para detener la maniobra de la masacre. ‎


1- El «Gran Juego»


A lo largo del siglo XIX, los imperios británico y ruso rivalizaron encarnizadamente por el control ‎del Cáucaso y de toda Asia Central. Aquello se conoce en Inglaterra como el «Gran Juego» y ‎en Rusia como el «Torneo de las Sombras». ‎


Rusia comenzó a ganar la partida cuando logró apoderarse del Alto Karabaj. El efecto de dominó ‎iniciado con aquella conquista le permitió extender su control al Cáucaso. ‎


Debido a ese precedente histórico, en Londres piensan que recuperar hoy el Alto Karabaj ‎permitiría al Reino Unido socavar la influencia de Moscú en el Cáucaso y después en toda ‎Asia Central. ‎


El primer ministro británico, Boris Johnson, se considera el continuador de la política imperial de ‎Winston Churchill [3] y acaba de dar ‎a conocer un costoso plan de modernización de las fuerzas armadas británicas [4].‎


En aras de volver al «Gran Juego», Boris Johnson puso al director general del ministerio ‎de Exteriores, Richard Moore, a la cabeza del MI6 (el servicio de inteligencia británico para ‎el exterior). Es importante saber que este nuevo jefe del MI6, fue embajador de Su Majested ‎en Ankara, habla turco con soltura y sostiene una amistad personal con el presidente turco ‎Recep Tayyip Erdogan. Su nominación como nuevo director del MI6 fue el 29 de julio de 2020, ‎pero Richard Moore no asumió ese cargo hasta el 1º de octubre… 4 días después del inicio de la ‎ofensiva de Azerbaiyán en el Alto Karabaj. ‎


2- El papel de Richard Moore, nuevo director del MI6


Richard Moore es además un amigo personal del príncipe Charles, quien a su vez encabeza el ‎Centro de Estudios Islámicos de Oxford (Oxford Centre for Islamic Studies) donde se forman los ‎intelectuales de la Hermandad Musulmana… desde hace 25 años. El ex presidente de Turquía, ‎Abdullah Gul es miembro del consejo de administración de ese centro.‎


Siendo embajador británico en Ankara –desde 2014 hasta 2017–, Richard Moore acompañó al ‎presidente turco Erdogan en el proceso que lo llevó convertirse en el protector de la Hermandad ‎Musulmana. ‎


En 2014, Richard Moore también desempeñó un papel en la retirada británica de la guerra ‎contra Siria. Londres no tenía intenciones de mantenerse en un conflicto en el que se había ‎implicado para llevar adelante sus propios objetivos coloniales pero que se había convertido en ‎una operación del imperialismo estadounidense basada en la aplicación de la estrategia ‎Rumsfeld/Cebrowski ‎ [5]‎.‎


En las últimas semanas, el nuevo jefe del MI6 viajó a Egipto y Turquía. El día que Rusia impuso el ‎alto al fuego a las partes beligerantes en el Alto Karabaj –el 9 de noviembre– Richard Moore ‎estaba en El Cairo para reunirse con el presidente egipcio al-Sissi. Y el 11 de noviembre estaba ‎en Ankara. Oficialmente, no se entrevistó allí con su viejo amigo, el presidente Erdogan, sino ‎sólo con su portavoz, en el palacio presidencial [6]. ‎


3- Soros no cuenta para los Estados


En la guerra que Azerbaiyán y Turquía reiniciaron en el Alto Karabaj, Washington creyó poder ‎contar con el presidente de la República de Armenia, Armen Sarkissian, y con el primer ministro ‎armenio, Nikol Pashinian, conocido como uno de los hombres del magnate estadounidense ‎George Soros [7] para utilizarlos como carnada.‎

George Soros es un especulador estadounidense que sigue su propia agenda política, pero trabaja ‎en coordinación con la CIA [8]. Pero los británicos no ven a Soros con tan buenos ojos ‎como la CIA –es importante recordar que Soros debe su fortuna a una gran operación contra la ‎libra esterlina, con la que provocó el “miércoles negro” del 16 de septiembre de 1992. Aquella operación le valió a Soros ser llamado «el hombre que quebró el Banco de Inglaterra». ‎


4- El doble juego británico


Londres comenzó dejando actuar a Washington. Los estadounidenses incitaron la «Nación de ‎Dos Estados» (Turquía y Azerbaiyán) a abrir las hostilidades contra la República de Artsaj, ‎el Estado proclamado por la población armenia del Alto Karabaj. ‎


El MI6 ayudó los servicios secretos turcos (MIT) a trasladar yihadistas a Azerbaiyán [9], ‎no para matar armenios sino para matar rusos. Pero en aquel momento todavía ‎no había rusos en el Alto Karabaj. ‎


Soros reaccionó enviando mercenarios kurdos como refuerzo para los armenios [10]. ‎


Fingiendo seguir el juego, Londres apoyó a Azerbaiyán y Turquía. Durante los primeros días de ‎enfrentamientos, las 3 grandes potencias del Grupo de Minsk de la OSCE (a cargo del conflicto ‎del Alto Karabaj desde la disolución de la URSS) –o sea, Estados Unidos, Francia y Rusia– ‎trataron de obtener el cese de los combates y la reanudación de las negociaciones [11]. Cuando esas tres potencias comprueban la mala fe de Azerbaiyán, presentan un ‎proyecto de resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU. Washington busca así un cambio ‎conjunto de posición –pasar de la neutralidad a la condena de la «Nación de Dos Estados». ‎


Durante los primeros días, los armenios se defienden como pueden. Pero el presidente de la ‎República de Armenia, Armen Sarkissian, quien además de ser armenio también ostenta la ‎ciudadanía británica, modifica los planes del estado mayor y envía voluntarios sin experiencia ‎al frente de batalla [12]. El resultado es desastroso para las fuerzas ‎armenias. ‎


En el Consejo de Seguridad de la ONU, Reino Unido anuncia súbitamente que vetará el proyecto ‎de resolución del Grupo de Minsk. Estupefacto, Estados Unidos acusa públicamente a Azerbaiyán ‎de mala fe, el 25 de octubre. ‎


Sólo al cabo de 2 semanas más, Rusia entenderá que Washington, empantanado en su elección ‎presidencial ya no controla el tema del Alto Karabaj. ‎


5- Rusia pone fin al juego antes de que sea demasiado tarde


El 6 de octubre, Rusia se da cuenta de que hay una trampa británica dentro de la trampa ‎estadounidense. A partir de ese momento, Moscú llega a la conclusión de que Londres ha ‎reactivado el «Gran Juego» para tratar de poner fin a la influencia rusa en el Alto Karabaj. ‎


El 7 de octubre, el presidente ruso Vladimir Putin se comunica por teléfono con el presidente ‎turco Recep Tayyip Erdogan y negocia con él un alto al fuego eminentemente desfavorable a ‎los armenios. Erdogan, sabiendo que no podrá enfrentar lo que va a desatarse contra él cuando ‎la situación política se estabilice en Estados Unidos, acepta conformarse sólo con ganar ‎territorio. El presidente Putin convoca entonces al presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliev, y al ‎primer ministro de la República de Armenia, Nikol Pachinian, en el Kremlin. ‎


El 10 de octubre, Putin salva lo que todavía puede salvarse forzando sus interlocutores de ‎Armenia y Azerbaiyán a firmar un alto al fuego en los términos negociados con Erdogan ‎‎ [13]. Sus prioridades son establecer la presencia militar ‎rusa a través de una fuerza de paz y detener el baño de sangre. Putin se dirige entonces ‎al pueblo ruso para anunciarle que se han preservado los intereses de Rusia salvando al mismo ‎tiempo a Armenia de una derrota aún más grave. ‎


Mientras tanto, los armenios se dan cuenta –ya demasiado tarde– de que, al alejarlos de Rusia ‎para acercarlos a Estados Unidos, su primer ministro Nikol Pachinian ha escogido el caballo ‎perdedor. Los armenios finalmente caen en cuenta de que –aun siendo corrupto– el equipo de ‎gobierno derrocado durante el golpe suave financiado por Soros y encabezado por Pachinian, ‎en 2018, al menos defendía los intereses armenios, mientras que los hombres de Soros ‎son contrarios al concepto mismo de nación y, por consiguiente, a la independencia de su país. ‎


Se desata entonces en Armenia una serie de manifestaciones y dimisiones. El jefe del ‎estado mayor, el ministro de Exteriores y el ministro de Defensa renuncian a sus cargos… pero ‎no dimite el primer ministro, Nikol Pachinian. Jubiloso, el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, ‎se burla del Consejo de Europa y del parlamento de la Unión Europea, se proclama victorioso y ‎anuncia la reconstrucción de los territorios recuperados en el Alto Karabaj [14]. ‎


Por su parte, los británicos van a obtener nuevos privilegios para British Petroleum y ya mueven ‎sus fichas para explotar las minas de oro de Azerbaiyán. ‎


[1] «¿Se convertirá el Alto Karabaj en la ‎tumba de Erdogan?‎» y «En el Alto Karabaj, la OTAN apoya ‎a Turquía pero busca eliminar ‎a Erdogan», por Thierry Meyssan, ‎‎Red Voltaire, 6 y 13 de octubre de 2020.

[2The Great Game. ‎On Secret Service in High Asia, por Peter Hopkirk, John Murray (1990).

[3] Boris Johnson es autor de una biografía de Winston Churchill.

[4] “Boris Johnson ‎Statement to the House on the Integrated Review, por Boris Johnson, ‎‎Voltaire Network, 19 de noviembre de 2020.

[5] ‎«El proyecto militar de Estados Unidos para el ‎mundo», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 22 ‎de ‎agosto ‎de 2017.‎

[6] «Gira británica sobre la Hermandad Musulmana», Red Voltaire, 17 de noviembre de 2020.

[7] “Larisa Minasyan: OSF-Armenia has supported and supports the velvet revolution ‎in the country”, Arm Info, March 5 2019.

[8] «George Soros, especulador y filántropo», ‎‎Red Voltaire, 3 de febrero de 2004.

[9] «4 000 yihadistas en el Alto Karabaj»Red Voltaire, 30 de septiembre de 2020.

[10] «Según el presidente turco Erdogan, ‎el magnate George Soros envió ‎a Armenia 2 000 mercenarios kurdos», Red Voltaire, 29 ‎de octubre de 2020.

[11] «Violación del tercer alto al fuego en el ‎Alto Karabaj», Red Voltaire, 28 de octubre ‎de 2020.

[12] Conferencia de prensa del jefe de estado mayor saliente, el general Movses ‎Hakobyan, Ereván, 19 de noviembre de 2020.

[13] «Declaración de los Presidentes de Azerbaiyán, de Armenia y de Rusia», ‎‎Red Voltaire, 9 de noviembre de 2020.

[14] “Ilham Aliyev’s ‎Victory Speech, Voltaire Network, 20 de noviembre de 2020.

Contemplación

MARSILIO FICINO SOBRE SATURNO, EL PLANETA DE LA MELANCOLÍA, EL SUFRIMIENTO Y QUIZÁ LA SABIDURÍA


UN HOMENAJE FILOSÓFICO A SATURNO


Desde los inicios de la astrología en Babilonia, en tiempos en los que aún no se leían cartas natales sino que sólo se leían presagios en los astros, Saturno ha sido considerado "el gran Maleficus", el planeta más difícil de los siete tradicionales. Esta interpretación de Saturno perdura hasta nuestros días y se ha expandido incluso a la astrología de la India y a muchos otros lugares. Sin embargo, pese a su innegable dificultad, hay cierta gracia en Saturno, cierta taciturna dignidad. Por ello, Saturno también fue considerado el planeta de los melancólicos y los melancólicos considerados dueños de un particular y elevado genio. De hecho, algunos astrólogos han entendido que Saturno, más que el planeta del castigo y la furia divina, debe entenderse como el planeta de la justicia. Por eso está exaltado en Libra y lleva la balanza como uno de sus atributos (si bien en la mitología griega es Júpiter el que tiene la balanza de oro).


Hoy se celebra la Gran Conjunción entre Saturno y Júpiter, bajo el domicilio del gran Cronos, el inexorable señor del tiempo. En homenaje a su excelencia compartimos aquí algunos de los pensamientos de Marsilio Ficino y de la tradición órfica sobre Saturno. 


Pocas personas han tenido una relación más entrañable con Saturno que Marsilio Ficino, el médico, astrólogo y traductor de Hermes y de Platón que inspiró mucha de la vida intelectual en la corte de los Medici en el Renacimiento. En uno de sus textos, Ficino dice categóricamente algo con lo que algunas personas que también viven bajo el signo de Saturno se identificarán: "Desde el principio Saturno ha impreso en mí el sello de la melancolía". La vida bajo el cristal de Saturno se tiñe de una particular luz crepuscular, que es una invitación al misterio pero que requiere de una enorme paciencia y disciplina, un trabajo hercúleo.  


Ficino, quien tenía el ascendente en Acuario y al gobernador del ascendente, Saturno, en ese mismo signo, y quien sufrió de episodios depresivos que lo llevaron a consagrarse al estudio de la filosofía y la religión, dice de este planeta que "no puede significar la cualidad y el lote común de la raza humana, sino que marca al individuo que ha sido separado de los demás, divino o bruto, bendecido o azotado por los extremos de la miseria". El gran erudito florentino, a quien le debemos en buena medida la noción popular que liga la genialidad con la melancolía, nos dice que estamos sujetos a Saturno "a través del ocio, la solicitud, la enfermedad, la teología, el ocultismo, la superstición, la agricultura, la magia y el luto". En cierto sentido, Saturno nos quita la energía que podríamos utilizar para participar en el mundo común y en las vanidades bajo el sol, para llevarnos a las profundidades del alma.


En De vita, Marsilio Ficino explica:


Existen tres causas que hacen que las personas de conocimiento se tornen melancólicos. La primera es celestial, la segunda natural y la tercera humana. La celestial es debido a que Mercurio nos invita a investigar las doctrinas y Saturno nos hace perseverar investigando las doctrinas y retenerlas una vez que las hemos descubierto. Esta, según los astrónomos, es fría y seca, justo como señalan los médicos es la naturaleza melancólica. ...Pero aquellos hombres de conocimiento, especialmente los que están oprimidos por la bilis negra, siendo diligentemente devotos al estudio de la filosofía, retraen su mente del cuerpo y las cosas corporales y los aplican a lo incorpóreo. La causa de esto es que, mientras más difícil el trabajo, más concentración de la mente requiere; y segundo, que mientras más aplican su mente a las verdades incorpóreas, más están llamados a separarlas del cuerpo. Por esto su cuerpo parece como si estuviera semimuerto y frecuentemente melancólico.


Esta imagen que pinta Ficino puede apreciarse en el famoso grabado de Durero que representa la melancolía. La melancolía se vuelve una tristeza mística, una actitud de no reaccionar ante la tristeza y el sufrimiento, sino aceptarlo y contemplarlo. El melancólico, quien no se dedica a la acción sino al estudio de la realidad, es el gran contemplador y por ello, puede acceder a la luz del pensamiento. 


Melancolía I, Alberto Durero (1514)


Encontramos quizá la más alta comprensión de Saturno en una filósofa cuya carta también estaba dominada por Saturno, Simone Weil, a quien le gustaba citar una frase de Esquilo, "por el sufrimiento al conocimiento" (pathei mathos). Weil, ejerciendo una visión sumamente saturnina, creía que esta frase era el pasaje a la iniciación a los misterios. 

Por último, compartimos aquí un enlace a la traducción de Thomas Taylor, "el Ficino inglés", del Himno Órfico a Saturno, un texto litúrgico que ha sido usado como parte de la astrología mágica por siglos. 


Boris Cyrulnik

 Resiliencia: el dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional


martes, 22 de diciembre de 2020

Antiguo Egipto

Los míticos gobernantes de Egipto anteriores a los faraones


Los Shemsu Hor, o Compañeros de Horus, se mencionan expresamente en el Papiro de Turín, conocido también como Canon Real de Turín, además de otros textos históricos de renombre. Estos personajes misteriosos siguen siendo fuente de controversia para la mayoría de los egiptólogos e historiadores modernos. ¿Quiénes fueron? ¿Hay evidencia de que realmente existieron? 


Viajando hacia atrás en la historia de Egipto

 Una de las civilizaciones más antiguas de la que se tiene constancia es la cultura egipcia, un imperio mundial que esconde en su territorio cientos de misterios. Según los registros oficiales, la historia de Egipto puede dividirse en tres etapas bien demarcadas: el Imperio Antiguo, Medio y Nuevo. Sumando el periodo de tiempo en el que cada uno de estos imperios floreció, da un total de 3070 años, desde el 3100 antes de Cristo hasta el año 30 antes de Cristo. A lo largo de sus más de 3 milenios de existencia, Egipto conoció unas 30 dinastías y un total de 170 faraones. Ahora bien, antes de esa época, ¿qué sucedió en el país del Nilo? ¿Quiénes lo gobernaban?


 Una élite superior: los Shemsu Hor 

Para encontrar la respuesta a esta interrogante es necesario visitar el Museo de Turín, Italia, donde se pueden encontrar unos 160 fragmentos de un papiro antiguo conocido como el Canon Real de Turín. Dicho documento, encontrado en 1822 en la antigua ciudad de Tebas, contiene una lista apócrifa de reyes que gobernaron Egipto hace milenios en el pasado remoto



Fragmentos del Canon Real de Turín. Public Domain


La mayoría de los arqueólogos e historiadores no le dan crédito al contenido de este documento, afirmando que se trata solo de un mito. ¿La razón? Porque el papiro deja constancia de que, en una etapa muy temprana de la historia humana, Egipto fue gobernado durante unos 11.000 por un grupo de semidioses denominados los Shemsu Hor, o Compañero de Horus.


 ¿Quiénes eran los Shemsu Hor? 

Casi todas las historias sagradas de los pueblos hablan de cómo sus dioses crearon el mundo y le dieron origen a su nación. Además, la mayoría de dichos relatos hacen referencia a cómo los dioses convivieron con los seres humanos y hasta tuvieron una descendencia hibrida, mitad hombre y mitad dioses. Pues bien, los Shemsu Hor pudieran ser la referencia egipcia a dioses o seres de otros mundos que, junto con los dioses principales, crearon la Tierra y le dieron nombre al país del Nilo. En documentos provenientes de la Dinastía V, se hace referencia a los Shemsu Hor como los brillantes, un término que describe bien el origen divino o celestial de estas criaturas. Cabe señalar que los relatos sumerios sobre la creación del hombre y la vida en la Tierra hacen referencia a seres de otros planetas como los responsables de la existencia humana. Además, se alude a ellos como criaturas con un gran intelecto y tecnología súper avanzada con la cual se construyen muchos monumentos antiguos.





 ¿Qué pretendían los Shemsu Hor? 

Según las descripciones que se hacen de los Shemsu Hor en diversos hallazgos arqueológicos, es fácil concluir que su misión era mucho más que simplemente generar incertidumbre. En realidad, eran los responsables de proteger y enseñar los conocimientos más elementales de la esencia humana e impartir instrucción avanzada

Conocidos como los Seguidores de Horus, los Shemsu Hor eran reyes semidivinos, sacerdotes y guardianes del conocimiento sagrado. A veces se les conoce como miembros de la primera sociedad secreta antigua. Estuvieron presentes en Egipto durante la Edad de Oro de los reyes divinos originales, y permanecieron allí mucho después de que estos reyes ascendieron a las estrellas.  

 Con el paso del tiempo, los Shemsu Hor entregaron su legado a la raza humana y abandonaron el planeta, dejando en su lugar a guardianes de las artes místicas. Incluso hoy, son muchas las personas que afirman que diversas sociedades secretas son protectoras de saberes que van mucho más allá de la comprensión promedio. 


Reyes míticos semidivinos que gobernaron Egipto



Como ya hemos indicado, el Canon Real de Turín es un documento compuesto por unos 160 trozos que, una vez unidos e interpretados, indican quienes fueron los verdaderos fundadores de Egipto. Además, arrojan información sobre la época en que vivieron y cómo le transfirieron al ser humano todas sus enseñanzas. Los Shemsu Hor, o Compañeros de Horus, le dieron forma a una edad de oro nunca antes vista en Egipto, y seguramente fueron los responsables de ilustrar a muchas otras comunidades presentes en la Tierra. Por otro lado, también cabe la posibilidad de que todo sea, simplemente, un mito más.   



domingo, 20 de diciembre de 2020

DW | Documental

La investigación neuronal asegura que los recuerdos engañan.

"Los recuerdos de 20 años son muy diferentes a lo que realmente sucedió"


Paulo Freire

 ENSEÑAR EXIGE RECONOCER QUE LA EDUCACIÓN ES IDEOLÓGICA 

"En el ejercicio crítico de mi resistencia al poder tramposo de la ideología, voy generando ciertas cualidades que se van haciendo sabiduría indispensable a mi práctica docente."

-Paulo Freire- 


Texto del educador y filósofo brasileño Paulo Freire, publicado en su libro "Pedagogía de la autonomía" 


El saber que se refiere a la fuerza, a veces mayor de lo que pensamos, de la ideología, es igualmente indispensable para la práctica educativa del profesor o de la profesora. Es el que nos advierte de sus mañas, de las trampas en que nos hace caer. Es que la ideología tiene que ver directamente con el encubrimiento de la verdad de los hechos, con el uso del lenguaje para ofuscar u opacar la realidad al mismo tiempo que nos vuelve "miopes". 


El poder de la ideología me hace pensar en esas mañanas cubiertas de neblina en que apenas vemos el perfil de los cipreses como sombras que más parecen manchas de las propias sombras. Sabemos que hay algo enclavado en la penumbra pero no lo vemos bien. La propia "miopía" que nos asalta dificulta la percepción más clara, más nítida de la sombra. Es todavía más seria la posibilidad que tenemos de aceptar dócilmente que lo que vemos y oímos es lo que en verdad es, y no la ver- dad distorsionada. La capacidad que tiene la ideología de ocultar la realidad, de hacernos "miopes", de ensordecernos, hace, por ejemplo, que muchos de nosotros aceptemos con docilidad el discurso cínicamente fatalista neoliberal que proclama que el desempleo en el mundo es una fatalidad de fin del siglo. O que los sueños murieron y que lo válido hoy es el "pragmatismo" pedagógico, es el adiestramiento técnico-científico del educando y no su formación, de la cual no se habla más. Formación que, al incluir la preparación técnico-científica, la rebasa. 


La capacidad de "ablandarnos" que tiene la ideología nos hace a veces aceptar mansamente que la globalización de la economía es una invención de ella misma o de un destino que no se podría evitar, una casi entidad metafísica y no un momento del desarrollo económico, sometido, como toda producción económica capitalista, a una cierta orientación política dictada por los intereses de los que detentan el poder. Sin embargo, se habla de la globalización de la economía como un momento necesario de la economía mundial al que, por eso mismo, no es posible escapar. Se universaliza un dato del sistema capitalista y un instante de la vida productiva de ciertas economías capitalistas hegemónicas como si Brasil, México, o Argentina, debieran participar de la globalización de la economía de la misma manera que Estados Unidos, Alemania o Japón. Se toma el tren en marcha y no se discuten las condiciones anteriores y actuales de las diferentes economías. Se pone en un mismo nivel los deberes entre las distintas economías sin tomar en cuenta las distancias que separan a los "derechos" de los fuertes y su poder de usufructuarlos de la flaqueza de los débiles para ejercerlos. Si la globalización significa la superación de las fronteras, la apertura sin restricciones al libre comercio, que desaparezca entonces quien no pueda resistir. No se indaga, por ejemplo, si en momentos anteriores de la producción capitalista las sociedades que hoy lideran la globalización eran tan radicales en la apertura que ahora consideran una condición indispensable para el libre comercio. Exigen, en la actualidad, de los otros, lo que no hicieron con ellas mismas. Una de las destrezas de su ideología fatalista es convencer a los perjudicados de las economías subordinadas de que la realidad es eso, de que no hay nada que hacer sino seguir el orden natural de las cosas. Pues la ideología neoliberal se esfuerza por hacemos entender la globalización como algo natural o casi natural y no como una producción histórica. 


El discurso de la globalización que habla de la ética esconde, sin embargo, que la suya es la ética del mercado y no la ética universal del ser humano, por la cual debemos luchar arduamente si optamos, en verdad, por un mundo de personas. El discurso de la globalización oculta con astucia o busca confundir en ella la reedición intensificada al máximo, aunque sea modificada, de la espeluznante maldad con que el capitalismo aparece en la Historia. El discurso ideológico de la globalización busca ocultar que ella viene robusteciendo la riqueza de unos pocos y verticalizando la pobreza y la miseria de millones. El sistema capitalista alcanza en el neoliberalismo globalizante el máximo de eficacia de su maldad intrínseca. 


Yo espero, convencido de que llegará el momento en que, pasada la estupefacción ante la caída del muro de Berlín, el mundo se recompondrá y rechazará la dictadura del mercado, fundada en la perversidad de su ética de lucro. 


No creo que las mujeres y los hombres del mundo, independientemente si se quiere de sus opiniones políticas, pero sabiéndose y asumiéndose como mujeres y hombres, como personas, dejen de profundizar esa especie de malestar ya existente que se generaliza ante la maldad neoliberal. Malestar que terminará por consolidarse en una nueva rebeldía en que la palabra crítica, el discurso humanista, el compromiso solidario, la denuncia vehemente de la negación del hombre y de la mujer y el anuncio de un mundo "personalizado" serán armas de alcance incalculable. 


Hace un siglo y medio Marx y Engels pregonaban en favor de la unión de las clases trabajadoras del mundo contra la explotación. Ahora se hace necesaria y urgente la unión y la rebelión de la gente contra la amenaza que nos acecha, la de la negación de nosotros mismos como seres humanos sometidos a la "fiereza" de la ética del mercado. 


En este sentido nunca abandoné mi preocupación primera, que siempre me acompañó, desde los comienzos de mi experiencia educativa. La preocupación con la naturaleza humana   a la que debo mi lealtad siempre proclamada. Antes incluso de leer a Marx yo ya me apropiaba de sus palabras: ya fundaba mi radicalismo en la defensa de los legítimos intereses humanos. Ninguna teoría de la transformación político-social del mundo consigue siquiera conmoverme si no parte de una comprensión del hombre y de la mujer en cuanto seres hacedores de Historia y hechos por ella, seres de la decisión, de la ruptura, de la opción. Seres éticos, capaces incluso de transgredir la ética indispensable, algo de lo que he "hablado" insistentemente en este texto. He afirmado y reafirmado cuánto me alegra realmente saberme un ser condicionado pero capaz de superar el propio condicionamiento. La gran fuerza sobre la que se apoya la nueva rebeldía es la ética universal del ser humano y no la del mercado, insensible a todo reclamo de las personas y sólo abierta a la voracidad del lucro. Es la ética de la solidaridad humana. 


Prefiero ser criticado de idealista y soñador inveterado por continuar, sin vacilar, apostando al ser humano, batiéndome por una legislación que lo defienda contra las embestidas agresivas e injustas de quien transgrede la propia ética. La libertad del comercio no puede estar por encima de la libertad del ser humano. La libertad de comercio sin límite es el libertinaje del lucro. Se hace privilegio de unos cuantos que, en condiciones favorables, robustece su poder contra los derechos de muchos, incluso el derecho de sobrevivir. Una fábrica textil que cierra porque no puede competir con los precios de la producción asiática, por ejemplo, significa no sólo el colapso económico-financiero de su propietario que puede o no haber sido un transgresor de la ética universal humana, sino también la expulsión de centenas de trabajadores y trabajadoras del proceso de producción. ¿Y sus familias? Insisto, con la fuerza que tengo y con la que puedo reunir, en mi vehemente rechazo a determinismos que reducen nuestra presencia en la realidad histórico-social a una pura adaptación a ella. El desempleo en el mundo no es, como dije y repito, una fatalidad. Es ante todo el resultado de una globalización de la economía y de avances tecnológicos a los que les viene faltando el deber ser de una ética realmente al servicio del ser humano y no del lucro y de la voracidad desenfrenada de las minorías que dirigen el mundo.

 

El progreso científico y tecnológico que no responde fundamentalmente a los intereses humanos, a las necesidades de nuestra existencia, pierde, para mí, su significación. A todo avance tecnológico debería corresponder el empeño real de respuesta inmediata a cualquier desafío que pusiera en riesgo la alegría de vivir de los hombres y de las mujeres. A un avance tecnológico que amenaza a millares de mujeres y de hombres de perder su trabajo debería corresponder otro avance tecnológico que estuviera al servicio de la atención a las víctimas del progreso anterior. Como se ve, ésta es una cuestión ética y política y no tecnológica. El problema me parece muy claro. Así como no puedo usar mi libertad de hacer cosas, de indagar, de caminar, de actuar, de criticar para sofocar la libertad que los otros tienen de hacer y de ser, así también no podría ser libre para usar los avances científicos y tecnológicos que llevan a millares de personas a la desesperación. No se trata, agreguemos, de inhibir las investigaciones y frenar los avances sino de ponerlos al servicio de los seres humanos. La aplicación de los avances tecnológicos con el sacrificio de millares de personas es más un ejemplo de cuánto podemos ser transgresores de la ética universal del ser humano y lo hacemos en favor de una ética pequeña, la del mercado, la del lucro. 


Entre las transgresiones a la ética universal del ser humano, sujetas a penalidades, debería estar la que implicara la falta de trabajo de un sinnúmero de personas, su desesperación y su muerte en vida. 


Por eso mismo, la preocupación con la formación técnico-profesional capaz de reorientar la actividad práctica de los que fueron puestos entre paréntesis, tendría que multiplicarse. 


Me gustaría dejar bien claro que no sólo imagino sino que sé cuán difícil es la aplicación de una política de desarrollo humano que, así, privilegie fundamentalmente al hombre y a la mujer y no sólo al lucro. Pero también sé que, si pretendemos superar realmente la crisis en que nos encontramos, el camino ético se impone. No creo en nada sin él o fuera de él. Si, de un lado, no puede haber desarrollo sin lucro, éste no puede ser, por otro, el objetivo del desarrollo, en cuyo caso su fin último sería el gozo inmoral del inversionista. 


De nada vale, a no ser de manera engañosa para una minoría que terminaría pereciendo también, una sociedad eficazmente operada por máquinas altamente "inteligentes", que sustituyeran a mujeres y hombres en actividades de las más variadas, y millones de Marías y Pedros sin tener qué hacer, y éste es un riesgo muy concreto que corremos.  


Tampoco creo que la política que debe alimentar este espíritu ético pueda jamás ser la dictatorial, contradictoriamente de izquierda o coherentemente de derecha. El camino autoritario ya es de por sí una contravención a la naturaleza inquietamente inquisidora, de búsqueda, de hombres y de mujeres que se pierden al perder la libertad. 


Es exactamente por causa de todo esto por lo que, como profesor, debo estar consciente del poder del discurso ideológico, comenzando por el que proclama la muerte de las ideologías. En realidad, a las ideologías sólo las puedo matar ideológicamente, pero es posible que no perciba la naturaleza ideológica del discurso que habla de su muerte. En el fondo, la ideología tiene un poder de persuasión indiscutible. El discurso ideológico amenaza anestesiar nuestra mente, confundir la curiosidad, distorsionar la percepción de los hechos, de las cosas, de los acontecimientos. No podemos escuchar, sin un mínimo de reacción crítica, discursos como éstos: 


"El negro es genéticamente inferior al blanco. Es una lástima, pero es lo que nos dice la ciencia." 

"En defensa de su honra, el marido mató a la mujer." 

“¿Qué podríamos esperar de ellos, unos alborotadores, invasores de tierras?" 

"Esa gente es siempre así: les das la mano y se toman el pie." 

"Nosotros ya sabemos lo que el pueblo quiere y necesita. Preguntarle sería una pérdida de tiempo." 

"El saber erudito que será proporcionado a las masas incultas es su salvación." 

"María es negra, pero es bondadosa y competente." 

"Ese individuo es un buen tipo. Es nordestino, pero es serio y solícito." 

"¿Tú sabes con quién estás hablando?" 

"Qué vergüenza, hombre casarse con hombre, mujer casarse con mujer." 

"Ahí está, te fuiste a meter con gentuza y ése es el resultado." 

"Cuando el negro no ensucia a la entrada ensucia a la salida." 

"Donde el gobierno tiene que invertir es precisamente en las áreas donde viven personas que pagan impuestos." 

"Tú no necesitas pensar. Vota por fulano, que piensa por ti." 

"Tú, desempleado, sé agradecido. Vota por quien te ayudó. Vota por fulano-de-tal." 

"Se percibe, por la cara, que es gente fina, de buen trato, que recibió buena educación de pequeño y no un andrajoso cualquiera." 

"El profesor habló sobre la Inconfidencia mineira."*

"Brasil fue descubierto por Cabral." 


En el ejercicio crítico de mi resistencia al poder tramposo de la ideología, voy generando ciertas cualidades que se van haciendo sabiduría indispensable a mi práctica docente. La necesidad de esa resistencia crítica, por ejemplo, me predispone, por un lado, a una actitud siempre abierta hacia los demás, a los datos de la realidad, y por el otro, a una desconfianza metódica que me defiende de estar totalmente seguro de las certezas. Para resguardarme de las artimañas de la ideología no puedo ni debo cerrarme a los otros ni tampoco enclaustrarme en el ciclo de mi verdad. Al contrario, el mejor camino para guardar viva y despierta mi capacidad de pensar correctamente, de ver con perspicacia, de oír con respeto, y por eso de manera exigente, es exponerme a las diferencias, es rechazar posiciones dogmáticas, en que me admita como propietario de la verdad. En el fondo, ésta es la actitud correcta de quien no se siente dueño de la verdad ni tampoco objeto adaptado al discurso ajeno que le es dictado autoritariamente. Es la actitud correcta de quien se encuentra en disponibilidad permanente para estimular y ser estimulado, para preguntar y responder, para concordar y discordar. Disponibilidad hacia la vida y sus contratiempos. Estar disponible es ser sensible a los llamados que se nos hacen, a las señales más diversas que nos invocan, al canto del pájaro, a la lluvia que cae o que se anuncia en la nube oscura, al río manso de la inocencia, a la cara huraña de la desaprobación, a los brazos que se abren para abrigar o al cuerpo que se cierra en el rechazo. Es en mi disponibilidad permanente a la vida a la que me entrego de cuerpo entero, pensar crítico, emoción, curiosidad, deseo, es así como voy aprendiendo a ser yo mismo en mi relación con mi contrario. Y mientras más me entrego a la experiencia de lidiar sin miedo, sin prejuicio, con las diferencias, tanto más me conozco y construyo mi perfil. 


Bloghemia


viernes, 18 de diciembre de 2020

Theodoros Karasavvas

¿Por qué hay tantas estatuas egipcias

 sin nariz?

Portada - Algunas de las muchas estatuas egipcias que han perdido su nariz: Neferture y Senenmut (CC BY SA 3.0), Gran Esfinge de Guiza (Diego Delso/CC BY SA 3.0), ‘Cabeza verde’ de la estatua de un sacerdote (Society for the Promotion of the Egyptian Museum Berlin), cabeza de una esfinge femenina (Brooklyn Museum), estatua de un hombre (Public Domain), y Senusret III (Public Domain).

Una de las preguntas más comunes que podemos escuchar en los círculos de la historia del arte es: “¿Por qué hay tantas estatuas egipcias sin nariz?” ¿Se trata de una coincidencia, o existe la posibilidad de que sea una conspiración?


La erosión natural ha hecho su trabajo 

 

Varios arqueólogos han sugerido que la erosión podría ser una de las razones principales de que ocurriera algo así en tantas estatuas antiguas. Los fuertes vientos, las cambiantes dunas de arena y fango, la acción del agua y los miles de años a lo largo de los cuales innumerables pies y manos se han posado sobre materiales relativamente delicados como mármol y piedra, con toda probabilidad habrán provocado un deterioro considerable. Muchas de estas antiguas estatuas se han encontrado expuestas a estos elementos durante muy largo tiempo, mientras que otras han permanecido siglos enterradas bajo toneladas de fango y arena. En estos casos son habitualmente las extremidades, como brazos, piernas y narices, las partes que sufren un mayor deterioro hasta finalmente desaparecer.


Estatuas de un joven Tutankamón y su consorte Ankenesamón en el exterior del templo de Luxor, Luxor, Egipto. (Ad Meskens/CC BY SA 3.0)

Estatuas de un joven Tutankamón y su consorte Ankenesamón en el exterior del templo de Luxor, Luxor, Egipto. (Ad Meskens/CC BY SA 3.0)


Otro factor importante: la intervención humana  


El vandalismo podría ser otro factor importante que explicaría la frecuencia de este fenómeno. Un ejemplo reciente, aunque no de Egipto, es la estatua del famoso filósofo Aristóteles que da la bienvenida a los visitantes en la entrada del antiguo asentamiento de Assos (Turquía). La estatua de Aristóteles, conocido como fundador de la primera escuela de filosofía de la historia, fue erigida en el año 2009 por orden del Ministerio de Cultura de Turquía a la entrada del antiguo asentamiento de Assos situado en el distrito de Ayvacık, pero en el 2015 fue objeto de actos de vandalismo, siendo robado su brazo derecho y habiéndose observado asimismo alteraciones importantes en el rostro de la estatua.

¿Qué o quién desfiguró esta estatua del faraón del antiguo Egipto Horemheb en la que aparece representado como un escriba? ¿Fue mutilada su nariz en un acto de vandalismo? (Aryeh Shershow/CC BY SA 3.0)

¿Qué o quién desfiguró esta estatua del faraón del antiguo Egipto Horemheb en la que aparece representado como un escriba? ¿Fue mutilada su nariz en un acto de vandalismo? (Aryeh Shershow/CC BY SA 3.0)

Se ha observado asimismo en el pasado que varios arqueólogos de finales del siglo XIX y principios del XX, carentes de las herramientas precisas y los estrictos procedimientos que se siguen en la actualidad y ansiosos por ser los primeros en descubrir “el próximo gran hallazgo”, fueron los responsables de algunos de los más abominables atentados cometidos jamás contra la escultura clásica.


Por supuesto que la religión ha tenido también su parte importante en este sentido, aunque los extremistas musulmanes no son los únicos que han actuado así de forma flagrante como muchos creen equivocadamente en la actualidad. Cristianos, judíos y muchas otras religiones tomaron parte también en vergonzosos actos de vandalismo a lo largo de los siglos, y serían responsables de las mutilaciones nasales y desmembramientos de numerosos tesoros culturales e históricos.

  video http://splash.abc.net.au/home#!/media/1567326/who-broke-the-sphinx-s-nose


¿Un acto de racismo?


Según algunos expertos, hubo un intento deliberado por parte de los primeros egiptólogos de negar y ocultar que el antiguo Egipto era una cultura africana. Según el testimonio escrito de Vivant Denon, escritor, arqueólogo y dibujante francés que realizó grabados con la imagen de la esfinge de Guiza hacia el año 1798, los rasgos faciales del famoso monumento parecían apuntar a un origen africano:

…Aunque sus proporciones son colosales, la silueta es pura y grácil; la expresión del rostro es dulce, amable y tranquila; las facciones son africanas, pero la boca, cuyos labios son gruesos, presenta una suavidad y delicadeza de ejecución verdaderamente admirable; parece realmente viva, de carne y hueso. El arte debía haber alcanzado un alto grado de perfección cuando se realizó este monumento; ya que, si la cabeza busca lo que llamamos estilo, es decir, las líneas rectas y poderosas que dan expresión a las figuras bajo las cuales los griegos han diseñado a sus deidades, aún no se ha hecho justicia como merece a la fina simplicidad y los rasgos naturales que se observan en esta figura.

La Gran Esfinge en el año 1867. Obsérvese su estado, aún sin restaurar, con su cuerpo parcialmente enterrado y el hombre de pie bajo su oreja. (Public Domain)

La Gran Esfinge en el año 1867. Obsérvese su estado, aún sin restaurar, con su cuerpo parcialmente enterrado y el hombre de pie bajo su oreja. (Public Domain)


Sin embargo, esta teoría falla a la hora de explicar por qué tantas antiguas estatuas griegas y romanas se encuentran también sin nariz y desmembradas. Las narices de la gran mayoría de antiguas esculturas de piedra griegas y romanas también se han perdido. Aunque algunas de ellas inevitablemente se han desprendido de forma accidental, parece bastante evidente que un gran número de ellas fueron mutiladas intencionadamente. Al estar demostrado histórica, arqueológica y científicamente que los antiguos griegos y romanos eran de origen europeo (caucásico), en este caso no parece probable que el racismo fuera la razón de la mutilación deliberada de aquellas estatuas.






Humillación


Está documentado asimismo que las últimas dinastías egipcias a menudo desfiguraban las estatuas de los faraones anteriores a fin de borrar o menoscabar su legado. En estos casos, la mutilación de la nariz vendría acompañada por otras desfiguraciones faciales más generalizadas, así como por la destrucción de las inscripciones y otros símbolos de su reinado.

Bustos de Akenatón y Nefertiti. (kairoinfo4u/CC BY NC SA 2.0)

Bustos de Akenatón y Nefertiti. (kairoinfo4u/CC BY NC SA 2.0)


En conclusión, la hipótesis de que las narices de las estatuas fueron mutiladas específicamente para “ocultar” la raza de los individuos representados no debe descartarse definitivamente, pero se trata solo de una hipótesis por ahora, sin pruebas ni evidencias arqueológicas sólidas que la confirmen. Por tanto, para poder dar una respuesta plausible a la cuestión de por qué tantas estatuas egipcias no tienen nariz, deberíamos ser capaces de explicar con certeza por qué ocurrió lo mismo a tantas estatuas de origen griego, persa y romano.


Imagen de portada: Algunas de las muchas estatuas egipcias que han perdido su nariz: Neferture y Senenmut (CC BY SA 3.0), Gran Esfinge de Guiza (Diego Delso/CC BY SA 3.0), ‘Cabeza verde’ de la estatua de un sacerdote (Society for the Promotion of the Egyptian Museum Berlin), cabeza de una esfinge femenina (Brooklyn Museum), estatua de un hombre (Public Domain), y Senusret III (Public Domain).


Ancient Origins