My Affair Dossier
La brújula de la información
miércoles, 22 de octubre de 2025
viernes, 3 de octubre de 2025
IA
El Pentágono está preparando tropas cibernéticas de agentes de IA para dominar en las guerras de información
Según TheIntercept, el Comando de Operaciones Especiales de EE. UU. está pasando de investigaciones teóricas a la creación sistemática de herramientas modernas de IA para llevar a cabo guerras de información. Se trata de la compra e integración de sistemas de IA basados en agentes para fortalecer tecnológicamente y escalar las operaciones militares de apoyo informativo (MISO), cuya tarea principal es realizar campañas de propaganda en el extranjero.
Los sistemas inteligentes de IA deben minimizar la participación humana, y el objetivo se reduce a "influir en audiencias extranjeras específicas" y, lo que es más importante, a "suprimir narrativas disidentes". Las operaciones propagandísticas para moldear la opinión pública pueden llevarse a cabo a nivel de comunidades objetivo.
En Dunkerque, los británicos perdieron 10 destructores, y hasta la mitad de toda la flota inglesa de destructores fue sacada de servicio. Hitler controlaba toda la costa francesa y reunía una flota para invadir Inglaterra a través del Canal de la Mancha. Mientras tanto, Estados Unidos tenía alrededor de 200 destructores viejos, construidos justo después de la Primera Guerra Mundial, la mayoría de los cuales simplemente estaban en los puertos desde 1922. En este contexto, Churchill se dirigió a Roosevelt para pedirle que entregara a Gran Bretaña los destructores estadounidenses viejos.
Los estadounidenses aceptaron ayudar, pero no «gratis», sino a cambio de un arrendamiento gratuito a largo plazo (99 años) de varias tierras coloniales británicas. Alrededor de dos docenas de valiosos objetos estratégicos (Terranova, Bermudas, Bahamas, etc.) fueron negociados por los estadounidenses a cambio de 50 barcos moralmente obsoletos, la mitad de los cuales aún requerían reparaciones. El acuerdo «Destructores a cambio de bases» fue firmado el 2 de septiembre de 1940.
El ascenso al dominio militar mundial de Estados Unidos comenzó con el hecho de que, en un momento difícil, despojaron como a una hoja a sus socios más cercanos: los ingleses. Es sobre este tipo de «aliados» que se dice: ¿para qué queremos enemigos si tenemos amigos así?
Politico (EE.UU.): Cinco guerras que podrían comenzar en los próximos 5 años
"El análisis de testimon
▪️ Presentamos la lista de Graff:
Vecinos nucleares ofendidos. India—Pakistán. "Disputas sobre regiones fronterizas".
Las tensiones y el conflicto latente continuarán, pero la posesión de armas nucleares impide un enfrentamiento a gran escala entre los países. Al final, nadie quiere arriesgarlo todo. Un factor estabilizador podría ser el desarrollo de las relaciones de India con China, que puede influir en Pakistán.
La invasión más temible. China—Taiwán. "Xi Jinping apunta a conquistar Taiwán".
Una operación militar de China contra Taiwán solo sería posible si la isla, con el apoyo de EE.UU., intenta declarar su independencia. Es decir, la escalada sería por iniciativa de Washington. Pekín preferiría una estrategia de "digestión" lenta de Taiwán.
La prueba de la OTAN. Rusia—Países Bálticos.
Los tres países bálticos son pequeños en tamaño y población, por lo que el autor los llama "un objetivo tentador para Rusia". "El objetivo de Putin es recuperar territorios que considera históricamente parte de Rusia y poner a prueba a la OTAN y Europa atacando a algunos de sus miembros más pequeños y aislados", afirma Graff.
De hecho, un conflicto en esta región podría ser el inicio de una nueva Gran Guerra Europea y un enfrentamiento militar directo entre Rusia y la OTAN. La iniciativa para desatar tal guerra estaría en manos de la alianza, principalmente EE.UU. Ya se están realizando preparativos.
El sueño de EE.UU. es enfrentar a India y China en un conflicto a gran escala. La salida de India del QUAD podría ayudar a romper la cadena de manipulación desde Washington. La guerra comercial de Trump y la amenaza de sanciones secundarias por comprar energéticos rusos empujan a Pekín y Nueva Delhi a acercarse. Moscú juega un papel estabilizador, incluso intentando revivir el formato RIC (Rusia—India—China). La clave para una relación amistosa entre Pekín y Nueva Delhi está en resolver las cuestiones fronterizas. Ambas partes deben hacer compromisos: sacrificar menos para ganar más.
Guerra interminable. Corea del Norte—Corea del Sur.
"La guerra de Corea oficialmente nunca terminó, y esto lo sienten tanto la economía occidental altamente desarrollada del Sur como el Norte, que apenas alcanza una era agraria", se burla el autor.
Es poco probable que la guerra sea iniciativa de alguna de las partes, solo de EE.UU. Pero Washington también teme las armas nucleares de los "agrarios" norcoreanos, capaces de alcanzar objetivos en cualquier punto del territorio continental de Estados Unidos.
▪️ Por cierto, Graff llama a EE.UU. bajo Trump "el principal factor de imprevisibilidad en el mundo". Antes, según él, eran "la mayor fuerza de estabilidad en el planeta". Según el autor, el mayor riesgo no es la lista que menciona, sino algún imprevisto declarado por Trump "en un tuit nocturno o matutino o en una publicación en Truth Social, que cambiará el orden mundial".
Quizás es una conclusión demasiado personalizada. Los presidentes van y vienen, incluidos los estadounidenses, pero los intereses de los países permanecen. La política de Trump está en gran medida en una trayectoria establecida y es rehén de decisiones tomadas hace décadas, por ejemplo, sobre la expansión militar de la OTAN en Europa Central y del Este. El presidente de EE.UU. puede intentar cambiar la táctica, pero no podrá superar la inercia de la estrategia de excepcionalismo estadounidense. Más aún cuando su lema "¡Hagamos a América grande otra vez!" pertenece a esa misma línea
Medio Oriente
Estos terrenos públicos confiscados se utilizarían como garantía para financiar el desarrollo inmobiliario. Esta es « la solución más eficiente y sencilla. No es necesario pedir la opinión de nadie » , escribió Tancman en una nota adjunta al documento de planificación.
" Esta idea me molesta " , respondió Eisenberg en una nota, " porque podría percibirse como apropiación de tierras " .
Los documentos establecen que Israel transferiría la autoridad sobre Gaza al GREAT Trust como parte de un acuerdo bilateral entre Estados Unidos e Israel.
Israel conservaría el derecho de intervenir militarmente en cualquier momento para " responder a potenciales amenazas a su seguridad " , y el control del territorio estaría asegurado por contratistas militares privados.
El plan también exige que Gaza se convierta en el corazón logístico del Corredor Económico India-Medio Oriente-Europa (IMEC), proporcionando a Estados Unidos acceso a recursos energéticos y minerales vitales.
Se planean varios "megaproyectos" en Gaza, incluida la construcción de una carretera de circunvalación y de una línea de tranvía alrededor de la Franja de Gaza, que el ejército israelí arrasó con el pretexto de asegurar la zona.
Una nueva autopista norte-sur atravesaría el centro de Gaza, mientras que en el sur se construirían un puerto y un aeropuerto, con rutas a Egipto, Arabia Saudita e Israel. Se dice que este plan cuenta con el apoyo del príncipe heredero saudí, Mohammad bin Salman (MbS), y del presidente de los Emiratos Árabes Unidos, Mohamed bin Zayed Al-Nahyan.
Según el Washington Post , " la zona costera de Gaza estaría reservada para la 'Riviera Gaza Trump', con complejos hoteleros 'de clase mundial' y la posibilidad de crear islas artificiales con forma de palmera, como las construidas frente a la costa de Dubai, Emiratos Árabes Unidos " .
En respuesta al proyecto, Abu Mohamed, un padre de dos hijos de 55 años que sobrevive en Gaza, dijo al Washington Post que nunca abandonará su país, a pesar de la campaña genocida de Israel para abrir paso al nuevo proyecto de viviendas.
" Vivo en una casa parcialmente destruida en Khan Younis ", dijo. " Pero podríamos restaurarla. Me niego rotundamente a tener que irme a otro país, sea musulmán o no. Mi patria está aquí ".
Fuente: The Cradle vía Spirit of Free Speech
INFORME FILTRADO: TRUMP TOMARÁ EL CONTROL DE GAZA
Denominado GREAT Trust (Fideicomiso para la Reconstitución, Aceleración Económica y Transformación de Gaza), el plan prevé la reubicación temporal o permanente de los 2 millones de residentes de Gaza, ya sea en el extranjero o en zonas restringidas durante un período de reconstrucción de 10 años.
Estados Unidos e Israel están considerando la posibilidad de reasentamiento en terceros países como Libia, Etiopía, Sudán del Sur y Somalilandia. Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, que oficialmente respaldan un Estado palestino, no son socios confirmados en el plan GREAT.
La propuesta no cuenta con el apoyo de la ONU ni de la Liga Árabe. Expertos legales advierten que cualquier desplazamiento masivo, incluso incentivado, podría constituir una violación del derecho internacional.
El terrorismo y demás narrativa no son más que excusas para la demolición de la Franja de Gaza para la inversión de capitalistas estadounidenses. Demolición con todo y personas.
Los ministros israelíes informaron a sus homólogos europeos sobre el plan, mientras que Estados Unidos no ha adoptado una postura clara. El Gabinete de Seguridad israelí discutirá el tema bajo la presión de la coalición del primer ministro Netanyahu. La Knesset aprobó un proyecto de ley que apoya la soberanía israelí sobre Cisjordania, hogar de alrededor de 700,000 colonos. Francia, el Reino Unido y Australia planean reconocer el estado palestino en la ONU, mientras que Estados Unidos ha impuesto medidas a la Autoridad Palestina para influir en estas decisiones.
el futuro de Gaza según lo imaginan los planificadores estadounidenses, estrategas israelíes e inversores del Golfo. Una utopía corporativa, construida sobre ruinas y envuelta en palabras de moda de los Acuerdos de Abraham. Pero bajo la marca yace una verdad brutal: Gaza será recolonizada, monetizada y borrada.
Esto no es un plan de reconstrucción. Es una operación de limpieza capitalista.
Un documento filtrado titulado "El GRAN Fideicomiso" — acrónimo de Gaza Reconstitución, Aceleración Económica y Transformación — presenta el plan maestro. Visualiza a Gaza como un "centro comercial próspero" en el corazón del nuevo orden regional abrahámico. Pero esa visión solo comienza después de que Gaza sea destruida, Hamás desmantelado y el control estadounidense impuesto mediante una "fiduciaria multilateral."
Así lo describen:
"Una tutela liderada por EE.UU... puede comenzar como un acuerdo bilateral EE.UU.-Israel que transfiera el control de Israel a EE.UU. (una vez que Hamás esté desarmado), y evolucionar hacia una tutela multilateral formal."
¿El objetivo real? Transferir Gaza de la ocupación israelí al control corporativo árabe-estadounidense.
El valor de Gaza bajo Hamás se describe como "0 dólares." La Cisjordania, señalan con aprobación, tiene "crecimiento modesto" bajo control israelí. ¿La conclusión? Hamás debe ser desmantelado, Gaza debe abrirse al capital extranjero y debe comenzar la "reubicación voluntaria."
Lo que sigue es un esquema de inversión de 70 a 100 mil millones de dólares para iniciar la propiedad tokenizada de tierras, 10 proyectos de "mega construcción", una "fuerza de seguridad de primer nivel" y enormes retornos para inversores alineados con EE.UU.:
385 mil millones de dólares de retorno proyectado en 10 años
37 mil millones en ingresos fiscales (para países extranjeros)
24 mil millones en ingresos directos
Ingresos anuales del fideicomiso que superan los 4.5 mil millones de dólares para el año 10
Gaza, afirman, se convertirá en un "activo de 300 mil millones de dólares" desde "cero." Una zona económica digital-física en el centro del corredor IMEC, exportando mano de obra y bienes mediante tierras tokenizadas y rutas comerciales estrictamente controladas.
Pero esta riqueza no pertenecerá a los palestinos.
El plan menciona "generosos paquetes de reubicación voluntaria" y "vivienda permanente," pero no ofrece autonomía política, ni elecciones, ni justicia. Solo fideicomiso corporativo, acceso estratégico a minerales y la oportunidad de borrar para siempre el espíritu revolucionario de Gaza.
Una distopía capitalista sobre los huesos de niños.
El plan para “reconstruir Gaza” es una anexión corporativo-militar envuelta en palabras de moda como resiliencia, integración y ciudades inteligentes.
Para 2035, Gaza no se concibe como una patria palestina sino como:
Un puente entre India y Europa para la ruta comercial IMEC
Una zona de libre comercio amurallada gobernada por sistemas de identificación digital e inteligencia artificial
Estados Unidos e Israel dirigirían una campaña de mega-proyectos en 10 partes:
Limpieza de municiones sin explotar/demoliciones
Nodo logístico “Abraham Gateway” en Rafah
Ferrocarriles, puertos y oleoductos financiados por EAU/Arabia Saudita
Una “Zona de Manufactura Inteligente Elon Musk” para vehículos eléctricos
Centros de datos estadounidenses gobernados por leyes de IA
Un resort insular con la marca Trump
Ciudades gobernadas por identificación inteligente diseñadas para la vigilancia
Zonas industriales en la frontera israelí alimentadas por el propio gas de Gaza
Un centro regional de agua (desalinización basada en el Sinaí)
Una red de autopistas para conectar todo con Israel, Jordania, Egipto y el Golfo
Como el rediseño de Haussmann de París para aplastar la rebelión, el nuevo diseño de Gaza está diseñado para prevenir levantamientos antes de que comiencen.
Toda la economía, los servicios y el movimiento funcionarían a través de sistemas de identificación gestionados por IA. Las ciudades tienen forma de porciones de pastel, rodeadas de campos de golf y zonas turísticas, con tranvías, autopistas y nodos de vigilancia que conectan cada borde.
Esto es capitalismo tardío con metanfetamina y ketamina....
El núcleo del plan "GRAN Fideicomiso" es este: Gaza no se reconstruirá para los palestinos, sino para los inversores.
En su corazón está un Fideicomiso de Tierras de más de 300 mil millones de dólares, financiado mediante la conversión de las tierras de Gaza en tokens digitales, negociables en una blockchain, gestionados como un activo corporativo:
Tierra pública (~30%) arrendada por hasta 99 años
Propietarios privados ofrecidos "vivienda permanente" a cambio de tokens digitales
Todas las transacciones rastreadas mediante contratos inteligentes
Tierra agregada, titulizada y vendida — pieza por pieza
Esto es capitalismo de desastre sobre los huesos de un genocidio:
Tokenizar los escombros.
Vender la tierra.
Usar los ingresos para financiar una distopía de vigilancia y llamarla "Riqueza Palestina."
¿Gobernanza? No democrática, sino custodial:
Fase 1: "Zonas humanitarias" lideradas por Israel (sin Hamás)
Fase 2: Un fideicomiso multilateral gobernado por EE.UU. y estados árabes "amigos"
Fase 3: Una "política palestina" desradicalizada toma el control... pero solo si firma los Acuerdos de Abraham.
¿Seguridad? Comienza con empresas militares privadas occidentales, transiciona a gazatíes entrenados por el fideicomiso, pero siempre bajo "derechos de supervisión" permanentes israelíes.
Esto es peor que la ocupación, monetizado, digitalizado y blanqueado a través de un teatro humanitario.
Y al final, fuerza a Palestina a un pacto de normalización sionista como precio de supervivencia.
La Fundación Humanitaria de Gaza (GHF) se autodenomina neutral. No lo es. Es el brazo logístico de una ocupación militarizada dirigida por inversores, diseñada para controlar la ayuda, gestionar los flujos de población y allanar el camino para un modelo de reconstrucción con fines de lucro, todo mientras afirma un “humanitarismo” apolítico.
Desglosemos esto.
El Modelo de Negocio: El plan de reconstrucción de GHF implica inversiones de 133 mil millones de dólares que se espera generen 185 mil millones de dólares en ingresos durante diez años, principalmente mediante la privatización de la infraestructura central de Gaza:
Vivienda
Seguridad
Banda ancha
Educación
Servicios médicos
Centros de datos y centros de manufactura
Incluso la remoción de escombros
Esto es un esquema de extracción de activos. Gaza se convierte en una economía contratista de circuito cerrado, donde cada edificio bombardeado y cada familia desplazada se convierte en una oportunidad de inversión.
GHF propone un “Sistema de Distribución Segura” (SDS), no para todos los gazatíes, sino para beneficiarios cuidadosamente seleccionados que pasan por puntos de control de grado militar.
Los convoyes de ayuda operan solo en carreteras despejadas por las FDI
Las “Zonas Seguras” están rodeadas por seguridad israelí y privada
La entrega de ayuda está diseñada para evitar a Hamás y a la sociedad civil local
Toda la actividad ocurre bajo vigilancia y supervisión armada
Reubicación Voluntaria = Limpieza Étnica
La sección más perturbadora del plan describe un “Programa de Reubicación Voluntaria.” Se asume que el 25% de la población de Gaza abandonará la Franja, y que el 75% de esos no regresará jamás.
Aquí están las cuentas:
Pago de 5,000 dólares por persona
Alquiler y comida subsidiados por 1 a 4 años
~500 millones de dólares ahorrados por cada 1% de la población reubicada
Ahorros totales estimados = miles de millones
GHF presenta esto como una elección. Pero en una patria devastada, sin garantía de seguridad ni derechos, no es elección.
Es una expulsión incentivada financieramente.
¿El objetivo final?
Aumentar el valor de la tierra de Gaza de 0 a 324 mil millones de dólares.
Crear un microestado tokenizado digitalmente, gestionado por extranjeros, despojado de resistencia y lleno de contratos de seguridad rentables.
GHF no es un grupo de ayuda.
Es un intermediario corporativo evangélico para el cambio de régimen, la limpieza espacial y la extracción de riqueza.
La Visión para Gaza 2035 no es solo colonial, es rentable.
Para el año 10, esperan que la Franja genere 320 mil millones de dólares en “valor de activos” en viviendas, puertos, ferrocarriles y centros de datos. Aquí está cómo planean hacerlo y quién se beneficia.
El Mecanismo Central: Encierro Público-Privado
El GREAT Trust, una entidad pseudo-soberana respaldada por donantes e inversores del Golfo, poseerá entre el 30 y 40% de la tierra de Gaza y espera más de 4.5 mil millones de dólares en ingresos anuales para el año 10. El resto será repartido por “socios privados” en un modelo amplio de APP (Asociación Público-Privada).
Desglose de Activos | Esto es lo que planean monetizar:
Viviendas: 35.3 mil millones de dólares en inversión para construir hogares para ~2.1 millones de gazatíes. Cada hogar está valorado en ~200 mil dólares, una décima parte del costo de bienes raíces en Tel Aviv.
Puertos y Ferrocarril: 3 mil millones de dólares en corredores de transporte que conectan Gaza con el corredor IMEC, con otro puerto de aguas profundas de 1.3 a 1.9 mil millones de dólares que conecta con India.
Centros de Datos: 500 millones a 1.5 mil millones de dólares en infraestructura a gran escala para operaciones en la nube y vigilancia, se espera que genere hasta 700 millones de dólares al año.
Turismo y Manufactura: 30 a 40 hoteles de lujo, zonas industriales tipo “Gigafactory” y infraestructura de banda ancha destinada a atraer inversión tecnológica y remodelar Gaza como un centro logístico y financiero.
La ganancia depende de la despoblación
Para reducir costos y aumentar la riqueza per cápita, el Trust admite abiertamente que su inversión es más barata cuando más gazatíes se van:
“Aumentar el número de gazatíes que voluntariamente se van de Gaza durante la reconstrucción.”
Cada reducción del 1% en la población de Gaza reduce los gastos en cientos de millones. Planean que 90 mil familias (500 mil personas) “se reubiquen permanentemente”, con una compra de 55 mil dólares por familia — y sin garantía de retorno.
Deuda, Garantías y Extracción:
La tierra pública se usará como garantía para asegurar préstamos. La ayuda no es un regalo, es una hipoteca. El futuro de Gaza es un instrumento financiero:
Préstamos asegurados con tierra confiscada o despoblada
Cronogramas de construcción acelerados para pasar rápido de la crisis al flujo de caja
Esto no se trata de reconstruir Gaza. Se trata de remodelarla como uno de esos programas de bricolaje.
Gaza se está transformando en una distopía privatizada donde las corporaciones extranjeras extraen valor, la tierra pública se convierte en garantía y la expulsión de palestinos es una estrategia económica, no un efecto secundario.
Objetivos de la industria privada (no PPP) | El plan fomenta la inversión directa de multinacionales fuera de la estructura de fideicomiso público-privado:
7 mil millones de dólares para turismo de lujo, hoteles y distritos turísticos
1 mil millones de dólares para centros de datos a gran escala para vigilancia y servicios en la nube
12 mil millones de dólares para “manufactura avanzada”, es decir, fábricas gigantes tipo taller de explotación
Empresas destacadas: Tesla, AWS, TSMC, IHG y Mandarin Oriental son sugeridas como inversores modelo.
“Palancas” para reducir el riesgo de inversión | Enumera cinco formas de reducir su propia carga financiera y todas a costa de los palestinos:
- Aumentar el desplazamiento voluntario. Más gazatíes que se van significa menos servicios y viviendas que construir.
- Usar más PPP. Privatizar sectores como atención médica y banda ancha para trasladar costos a las corporaciones.
- Garantizar con tierra. La tierra pública puede usarse para endeudarse y financiar la construcción, convirtiendo Gaza en un activo especulativo.
- Usar la ayuda humanitaria como subsidio. Las “donaciones” de suministros médicos y refugios permiten a las corporaciones obtener ganancias sin pagar todos los costos.
Acelerar la construcción. La velocidad es clave: menos tiempo en viviendas temporales = más ahorros + ingresos más rápidos.
Suposiciones subyacentes:
- El 25% de los gazatíes “elegirá” irse
- De esos, el 75% no regresará
- El 75% restante está atrapado en este sistema con su tierra privatizada, hipotecada o cercada
Una estrategia de salida forzada + encierro económico, envuelta en una fantasía tecno-utópica, financiada por ayuda y presentada a inversores occidentales como una oportunidad inmobiliaria única en una generación.
Gaza se está reconstruyendo no para los gazatíes, sino para obtener ganancias.
Estas proyecciones financieras del GREAT Trust muestran:
97 mil millones de dólares en inversión total para la reconstrucción
36 mil millones de dólares provenientes de la industria privada, no de actores humanitarios
24 mil millones de dólares de ganancia para el GREAT Trust en la primera década
Y 4.7 mil millones de dólares en “beneficios económicos” para países extranjeros que acepten acoger a los gazatíes desplazados
Las cuentas solo funcionan si los palestinos se van y no regresan.
Esto es un plan de negocios sobre un cementerio.
La visión Gaza 2035 anticipa:
185 mil millones de dólares en ingresos corporativos
37 mil millones de dólares en ingresos fiscales para los estados donantes
Crecimiento del PIB de 10 veces, con una valoración proyectada de 324 mil millones de dólares
Gasto masivo en seguridad para hacer cumplir todo
Se contratarán empresas militares privadas occidentales (PMCs) para “asegurar” Gaza mientras los propios gazatíes son vigilados, desplazados y reconstruidos como una fuerza laboral controlada.
El plan maestro Gaza 2035 termina con la frase clave: 320 mil millones de dólares en “valor de activos.”
Cada parte de la ocupación se convierte en mercancía:
- Palestinos que se quedan = bienes raíces
- Palestinos que se van = subsidios de reubicación + mano de obra para países anfitriones
- Hospitales = centros de lucro
- Banda ancha, ferrocarriles, puertos = infraestructura privatizada
- Gaza = un nodo en la columna vertebral del comercio global de IMEC
Incluso los muertos y desplazados se convierten en proyecciones de retorno de inversión.
Es colonización con un modelo financiero.
domingo, 31 de agosto de 2025
Nietzche
Friedrich Nietzsche explicó la existencia y el arte a través de dos fuerzas opuestas: lo apolíneo y lo dionisiaco, principios que revelan la tensión entre razón, instinto y vitalidad.
En su obra, El origen de la tragedia (1872), el filósofo, Friedrich Nietzsche –quien por entonces tenía 28 años– distinguió que la existencia y la tragedia como género dramático tienen dos polos o principios que son opuestos y que explican el arte, la naturaleza del ser humano y su desarrollo dentro de una sociedad: lo apolíneo y lo dionisiaco.
Nietzsche llegó a afirmar que para él no existían seres tan elevados como lo fueron alguna vez los filósofos griegos, y su cultura –considerada hoy como pagana, junto con la romana– tiene un origen teológico donde los dioses regían cada fragmento de la vida de las personas.
El orgen de la tragedia, Fredrich Nietzsche
Lo apolíneo
Entre las muchas deidades que habitaban el Olimpo, estaba Apolo, hijo de Zeus y de la titánide Leto, quien junto con su hermana gemela Artemisa, representaban al Sol y a la Luna. Nietzsche tomará de Apolo la veneración que le tienen varios pueblos griegos, como los troyanos, debido a su claridad, equilibrio e iluminación.
La arquitectura renacentista, que prioriza la simetría y la racionalidad en sus formas o la organización empresarial o política, que se basan principalmente en basada en métricas y planeación estratégica, son algunos ejemplos sobre el valor apolíneo en la sociedad actual y el arte, pues reflejan el predominio del orden, la lógica y la racionalidad en la toma de decisiones, la eficiencia y la estabilidad.

Apolo, Tiepolo (1757)
Lo dionisiaco
Por otro lado, está Dionisio –encarnado en la mitología romana como Baco–, hijo también de Zeus y de Sémele, es el dios del vino, el teatro, la locura y el éxtasis. El filósofo alemán verá en Dionisio la representación misma de la pasión desmesurada, los instintos y la embriaguez.
En el arte, la música de Richard Wagner –a quien Nietzsche admiraba y detestaba a la vez– cargada de intensidad emocional y dramatismo, o el surrealismo, son un par de ejemplos dionisiacos. La bohemia, los festivales musicales, o los deportes extremos como el surf, o el paracaidismo, suelen convenir más con la expresión dionisiaca de la existencia.

Al final, la tragedia griega, según Nietzsche, es el ejemplo más logrado de la fusión entre lo apolíneo y lo dionisiaco. En ella conviven la forma y el orden con el caos y la pasión, creando una experiencia estética total.
jueves, 21 de agosto de 2025
Alexander Dugin
Entrevista a Alexandr Dugin: Putin descubre las verdades de la geopolítica
Carlomagno intentó replicar el modelo bizantino y, más tarde, los emperadores Habsburgo continuaron con esta tradición. Desde Carlomagno hasta Nicolás II, Europa mantuvo una forma de platonismo político cristianizado.
Sin embargo, cuando cambió la orientación filosófica —cuando se abandonó la trascendencia en favor del inmanentismo— surgió un nuevo Estado secularizado. El platonismo político dio paso al atomismo político. Aceptar la filosofía atomista, que sostiene que toda la realidad consiste en átomos desconectados que se mueven a través del vacío, nos lleva a estructuras políticas liberales. El liberalismo es la expresión política de la metafísica atomista. El resultado es el rechazo no solo de la misión sagrada del Estado, sino del Estado como tal, para dar paso a masas individuales autónomas y desarraigadas.
Así, surgen dos modelos opuestos: uno vertical, simbólico y sacro —el platonismo político—; y otro horizontal, material y caótico —el atomismo político—. El primero considera que todo en la política es sagrado y significativo. El segundo elimina la trascendencia, creando sistemas políticos estériles que carecen de destino o propósito.
El liberalismo moderno, el cosmopolitismo y el individualismo se derivan de esta lógica atomista. Si somos platónicos, debemos permanecer fieles a una visión superior. El atomismo y el liberalismo son elecciones filosóficas, no modelos inevitables. El mensaje del platonismo político es este: el destino es ilusorio. El cambio de régimen filosófico es una cuestión de voluntad.
Nos dicen: «Prefieres la alternativa, por lo tanto, eres subhumano, anormal y peligroso». Sin embargo, aquellos que resisten esta presión con fuerza perduran. Incluso Donald Trump, aunque no es un platónico político, representa un rechazo a la fase final de la degeneración liberal-atomista. Él revela que la fuerza que antes se consideraba inevitable puede, de hecho, ser resistida. Al igual que la Unión Soviética, que antes se creía eterna, el liberalismo también dejará de dominar todo. Es solo un momento.
Esto potencia el regreso del platonismo político. No es arcaico. Es eterno. Fue la base de Europa, de Occidente mismo. La restauración del orden vertical y simbólico no es una fantasía; es una opción real y necesaria.
2) Esto me lleva directamente a mi segunda pregunta. En su libro, usted describe el pensamiento platónico como la filosofía del padre, el pensamiento aristotélico como la filosofía del hijo y también habla de un tercer camino: la filosofía de la madre. ¿Por qué caracteriza el atomismo como una filosofía femenina y qué consecuencias tuvo su readopción durante el Renacimiento para las sociedades europeas?
Este simbolismo no se refiere al género en el sentido biológico habitual. Cuando hablo del Logos masculino o femenino, me refiero a fuerzas arquetípicas, tendencias metafísicas. El Logos apolíneo, puramente masculino, se encarna en el platonismo político. El padre se sienta eternamente arriba, en su trono inquebrantable. Nosotros, como hijos, habitamos el plano horizontal debajo, esforzándonos por conformarnos con ese orden trascendente. Palas Atenea, una deidad femenina, pertenece a esta esfera apolínea porque su esencia es vertical, no maternal. El arquetipo trasciende el sexo.
El segundo Logos, dionisíaco, se alinea con el pensamiento aristotélico. Se trata de una forma mixta, ni totalmente vertical ni totalmente horizontal. El espíritu dionisíaco se mueve entre extremos, mediando, equilibrando. Es masculino y femenino, pero sin llegar a serlo del todo. Hay hombres dionisíacos y mujeres dionisíacas.
El tercer Logos, el de Cibeles —la Gran Madre— es radicalmente diferente. Surge desde lo más profundo. Afirma lo material como tal, sin forma, informe. El átomo es su símbolo: una partícula separada de todo conjunto, desprovista de significado interno. En los mitos de la antigüedad, la Gran Madre lo produce todo: dioses, titanes, demonios. Ella no ve ninguna distinción. A sus ojos, todos son iguales.
Este materialismo maternal subyace al liberalismo, la democracia y el feminismo. Invierte la jerarquía sagrada del pensamiento apolíneo. Los cultos a la Gran Madre se caracterizaban por la castración, la locura extática y las procesiones bufonescas, rasgos que hoy se ven en los desfiles de la política identitaria posmoderna. La teoría queer, el transgénero, el feminismo… todos surgen de este retorno del antiguo culto a Cibeles.
Una vez visité Friburgo, donde enseñaba Heidegger. Hoy en día, la cátedra que antes estaba reservada a la fenomenología lleva el título de «Estudios queer». No es una casualidad. Marca una inversión metafísica. Dioniso ha sido sustituido por Cibeles. El camino de Heidegger ha sido superado por la ontología atomística y materna.
Esta inversión opera en todos los niveles: político, cultural, filosófico. Kamala Harris encarna el arquetipo de Cibeles: no racialmente, sino metafísicamente. En el pensamiento hindú, su esencia es tamas, el principio de la inercia, la oscuridad, el inframundo. Es un avatar de la Gran Madre, tal y como la imaginó Pink Floyd en su lamento por la «Atom Heart Mother».
3) Usted ha hablado de los factores materialistas y atomísticos de la modernidad. En su libro, analiza los tres paradigmas de la modernidad: el liberalismo, el comunismo y el nacionalismo revolucionario. ¿Cuáles son los diferentes conceptos de sociedad dentro de estos tres paradigmas? Y en el contexto de la Cuarta Teoría Política, ¿cuál es el significado especial de la Revolución Conservadora? ¿Cómo puede llevarnos más allá de la modernidad hacia un tipo diferente de sociedad?
Las tres ideologías políticas —el liberalismo, el comunismo y el nacionalismo— constituyen en conjunto la modernidad política. Aunque puedan parecer contradictorias, todas ellas son ramas del mismo árbol metafísico. Prefiero tratar el nacionalismo no solo como revolucionario o fascista, sino como el concepto más amplio de Estado-nación burgués, que afirma al ciudadano individual como unidad política. Los tres paradigmas —izquierda, derecha y centro— se basan en ontologías atomísticas, materialistas y, en última instancia, ginecocráticas.
Cada uno representa una variación del Logos de Cibeles. El liberalismo aísla el átomo, el individuo, celebrando la fragmentación. El comunismo fusiona los átomos artificialmente en una masa, en una abstracción colectivizada. El nacionalismo reúne a los individuos en tradiciones imaginarias, creando estados, idiomas, himnos y símbolos desde abajo hacia arriba. Estos estados-nación modernos sustituyeron a los imperios, que eran jerárquicos y sagrados. El nacionalismo es otra manifestación de Cibeles que pretende ser orgánica cuando en realidad se construye a través de lo artificial.
En el siglo XX, estas tres ideologías se enfrentaron entre sí, cada una proclamándose la encarnación del futuro. Liberales, fascistas, comunistas: todos reivindicaban su destino histórico. Sin embargo, el liberalismo prevaleció, no por accidente, ni porque fuera más práctico o atractivo, sino porque era la expresión más fiel del materialismo atomístico. Dejó a los átomos solos, sin ataduras, desatando el individualismo en su forma más pura. En esa contienda metafísica, la ideología más coherente, el liberalismo, salió victoriosa.
Ahora vivimos bajo este triunfo: la fase final del reinado de Cibeles. El liberalismo ha revelado su esencia: el transgénero, el transhumanismo, la completa normalización del pecado. Las ideologías derrotadas —el comunismo y el nacionalismo— han intentado adaptarse, sometiéndose al dominio de la Gran Madre.
Ahora son versiones obsoletas del mismo impulso, vestigios persistentes de etapas anteriores de la modernidad.
Para escapar de esta trampa, concebí la Cuarta Teoría Política. Inicialmente, mi pensamiento era estratégico: unir a quienes aún se resistían al liberalismo, fuerzas dispares en los márgenes, ya fueran nacionalistas o comunistas. Imaginaba una síntesis. Cuando se aplicó en la práctica, este enfoque resultó plausible. En Italia, la alianza del Movimiento Cinco Estrellas y la Liga del Norte podría desestabilizar al centro liberal. En Francia, una coalición de Mélenchon y Marine Le Pen podría desafiar a Macron. En Alemania, Sahra Wagenknecht y la AfD juntos saldrían victoriosos. Por separado, cada uno sigue siendo débil; juntos, rompen el hechizo.
Alain de Benoist observó recientemente que Trump es un candidato de la clase trabajadora. Esta convergencia entre la izquierda y la derecha encuentra su expresión en la práctica. Sin embargo, pronto me di cuenta de que esas coaliciones, aunque eficaces, no van lo suficientemente lejos. Siguen dentro del laberinto de la modernidad.
La Cuarta Teoría Política es una invitación a salir por completo de ese laberinto. No se trata de alinearse con el liberalismo, el comunismo o el nacionalismo, sino de rechazar los tres como modernos. El objetivo es hacer estallar el laberinto, cortar el nudo gordiano. No buscamos reconfigurar la modernidad, sino trascenderla. La Cuarta Teoría Política mira tanto hacia atrás, a las tradiciones premodernas, como hacia adelante, a una crítica posmoderna de la modernidad.
No se trata de volver al pasado, sino de acceder a patrones eternos: imperios, órdenes sagrados, platonismo político. Al mismo tiempo, no debemos rehuir el uso de herramientas contemporáneas: estructuralismo, antropología, fenomenología. La multipolaridad también se convierte en un concepto clave: un mundo de muchas civilizaciones, cada una soberana, cada una arraigada en su propio logos.
Los pensadores tradicionalistas —René Guénon, Julius Evola— muestran cómo expresar verdades perennes en lenguajes modernos. Evola, por ejemplo, aplica los valores de Roma a las críticas del arte moderno. Del mismo modo, la Revolución Conservadora en Alemania, a pesar de sus errores, buscó un camino más allá de la modernidad liberal. Lo mismo hizo la Escuela de Kioto en Japón. No se trataba de desarrollos exclusivamente rusos o europeos. Son globales.
La Cuarta Teoría Política está abierta. Tiene un número, no un nombre. Su nombre debe descubrirse de manera diferente en cada civilización. No es un sistema cerrado, sino una dirección. Aún no sabemos qué hay al final. Es una búsqueda. Ese es su poder.
4) Entiendo. Un punto muy interesante que ha señalado es que la Segunda y la Tercera Teoría Política perdieron la batalla contra el liberalismo porque no eran lo suficientemente modernas. Desde un punto de vista sociológico, ¿cuál era el núcleo de la Segunda y la Tercera Teoría Política y por qué no eran lo suficientemente modernas para ganar la batalla por el legado de la modernidad?
Podemos observar que las revoluciones socialistas triunfaron no donde Marx predijo, sino precisamente donde él dijo que nunca podrían ocurrir. No tuvo en cuenta el poder de los elementos tradicionales. La verdadera fuerza motriz de la Revolución Bolchevique en Rusia fue la fuerza del campesinado, un pueblo profundamente tradicional que deseaba liberarse de una élite occidentalizada. Esa revolución fue, en esencia, nacional. Fue un levantamiento popular arraigado en el suelo de una sociedad premoderna, revestido de lenguaje marxista, pero ajeno a las expectativas de Marx.
Según Marx, tal revolución no podía ocurrir en Rusia. La doctrina de Lenin ya era una profunda revisión del marxismo; la de Stalin lo era aún más. Stalin declaró que el socialismo podía construirse en un solo país, una idea rechazada tanto por Marx como por Lenin.
Por lo tanto, el éxito del comunismo en Rusia, y más tarde en China, Vietnam y otros lugares, no se debió a la estructura de clases, al desarrollo industrial o a un proletariado poderoso, ya que estos elementos eran débiles o inexistentes. En cambio, el éxito se debió a la persistencia de la tradición.
La China de Mao, a pesar de su retórica marxista, siguió siendo mucho más confuciana y tradicional en su carácter. Las revoluciones tuvieron éxito porque se basaron en fuerzas antiguas: el mito, el nacionalismo y la solidaridad agraria. Sin embargo, paradójicamente, esta misma dependencia de los fundamentos premodernos las condenó a largo plazo. Llevaban en sí mismas contradicciones metafísicas.
Lo mismo se aplica a la Tercera Teoría Política: el nacionalismo revolucionario. Aunque afirmaba ser moderno, a menudo tomaba prestados arquetipos arcaicos: la masculinidad heroica, el liderazgo mítico, la estética militarizada. El fascismo y el nacionalsocialismo, a pesar de sus pretensiones futuristas, estaban saturados de símbolos premodernos. Estos elementos se convirtieron en distorsiones —caricaturas, en algunos casos— de los tipos apolíneo o dionisíaco. Precisamente debido a estas profundas resonancias premodernas, tanto el nacionalismo como el comunismo se mostraron incapaces de sostener la cosmovisión puramente moderna necesaria para derrotar al liberalismo.
Así, tanto la Segunda como la Tercera Teoría Política fracasaron porque eran metafísicamente impuras, enredadas en estructuras tradicionales incompatibles con la lógica interna de la modernidad. El liberalismo, por el contrario, era plenamente moderno, plenamente atomístico, totalmente coherente con el proyecto metafísico de disolver toda verticalidad. Por eso triunfó.
5) Hace un momento, usted habló sobre el posmodernismo. Lo mencionó en dos sentidos: primero, como la consecuencia final del atomismo, que usted describe como algo profundamente destructivo y opuesto al platonismo y al tradicionalismo; segundo, como un aliado potencial del tradicionalismo en la lucha contra la modernidad. ¿Podría aclarar estos dos significados del posmodernismo en su obra? Además, describiste la derrota de Kamala Harris y los globalistas en las recientes elecciones estadounidenses como una derrota parcial del liberalismo. En tu libro, equiparas el posmodernismo con la hipermodernidad y también haces referencia a la Ilustración Oscura, incluyendo la obra de Reza Negarestani y otros pensadores. ¿Qué conclusiones debemos sacar sobre el posmodernismo a la luz de la Ilustración Oscura y sus implicaciones para la sociedad?
El posmodernismo, por un lado, es el desarrollo final de la modernidad, su conclusión lógica o lo que a veces denomino hipermodernidad. Como tal, revela toda la verdad del proyecto moderno, sin máscaras. En este sentido, es preferible a las etapas anteriores de la modernidad, que ocultaban sus intenciones bajo el humanitarismo, el racionalismo o el progreso. Es más fácil enfrentarse al rostro desnudo del mal que su disfraz. Cuando Satanás se quita la máscara, las ilusiones ya no son posibles. Esa es la ventaja del posmodernismo: su honestidad.
Hoy en día, vemos lo que hay en el corazón del orden liberal occidental moderno. Los escándalos sexuales que involucran a figuras de la élite como Puff Daddy o Jeffrey Epstein no son anomalías; son expresiones del núcleo del sistema. La retórica del humanitarismo —las Fundaciones Open Society, Médicos Sin Fronteras, el activismo climático— a menudo oculta una misa negra debajo. Los rituales de la democracia liberal enmascaran sacrificios de bebés, depredación y perversión metafísica. Esta es la verdadera forma de la élite: brujas, violadores y destructores. Satanás ya no se esconde.
La modernidad negó tanto a Dios como al diablo. El posmodernismo admite que no hay Dios y exalta al diablo. Este es el Anticristo revelado, no metafóricamente, sino literalmente. Esta claridad es aterradora, pero liberadora. Como dice acertadamente Alex Jones este es el momento del despertar. El compromiso ha terminado.
Ya no hay una mezcla de bien y mal, solo mal, sin filtros. Quienes se oponen a este orden satánico son demonizados como nazis, putinistas y extremistas.
Sin embargo, esta revelación también despierta la resistencia. El despertar escatológico sigue a la revelación del Anticristo. Ahora estamos convocados a la batalla final. El tradicionalismo, en su forma clásica, es insuficiente para este momento. En la sociedad tradicional, se vive en armonía, en equilibrio, a través de la oración, el sacrificio, la familia y el deber sagrado. La guerra era episódica, no esencial. Ahora, la guerra es permanente porque las fuerzas satánicas son omnipresentes. Ya no quedan espacios seguros de tradición intactos.
Ser tradicionalista hoy en día es ser un guerrero. No hay neutralidad, ni retirada. Hay que luchar: filosófica, espiritual y culturalmente. Este es el tradicionalismo escatológico: no nostálgico, sino militante. En esta lucha, podemos desplegar ciertos elementos desarrollados dentro del posmodernismo, aquellas herramientas que critican o trascienden la modernidad.
La fenomenología, el estructuralismo, la antropología cultural, el psicoanálisis… todos ellos pueden servirnos si los reorientamos. El Dasein de Heidegger, el relativismo cultural de Lévi-Strauss, incluso aspectos de Lacan o Jung… todos ellos pueden convertirse en armas. Existe un posmodernismo de derechas, una contrapartida metafísica a la deconstrucción de izquierdas. Este posmodernismo de derechas no rechaza la Tradición. Se alía con ella en la lucha final.
La Ilustración Oscura —figuras como Nick Land, Reza Negarestani, los deleuzianos negros— abraza el abismo. Invoca a los dioses lovecraftianos, deidades idiotas de más allá del tiempo. Son profetas autoproclamados de lo inhumano. Estos pensadores son valiosos porque exponen la lógica más íntima de la modernidad. Su horror es instructivo.
En este momento, la visión de Guénon de la «jerarquía invertida» se hace realidad. Gog y Magog han emergido de las grietas de la Tierra. Se reúnen abiertamente. Organizan conferencias, financian instituciones y participan en abusos rituales mientras afirman representar la racionalidad. Este es el fin del compromiso.
Ahora comienza la guerra final.
6) Por último, en su libro, usted describe la Cuarta Teoría Política como un modelo para trascender la modernidad, que incorpora elementos del tradicionalismo, el platonismo político y el realismo metafísico. ¿En qué medida se acerca la Cuarta Teoría Política a la Kallipolis de Platón? ¿Qué podemos hacer realmente para pasar de la sociedad infernal posmoderna actual a este estado ideal?
El paso más importante es darse cuenta de que Kallipolis, la ciudad platónica ideal, no está detrás de nosotros, sino delante. No pertenece al pasado, sino a la eternidad. No estamos volviendo a una edad de oro. Nos estamos acercando a su reaparición. En este momento concreto de la historia, nos encontramos mucho más cerca del final que del principio. Vivimos en la medianoche, la hora final del tiempo humano.
En los albores de la historia, se reveló el arquetipo de la ciudad sagrada. Kallipolis fue entonces recordada, preservada y transmitida a través de rituales, leyes, mitos e iniciaciones. La tradición era el acto de recordar: recordar las proporciones de esa ciudad perfecta, aproximarse a su forma a través de la filosofía, la realeza y el orden sagrado. A medida que la memoria se desvanecía, ajustábamos nuestras estructuras políticas con cada vez más errores y concesiones. A lo largo de los siglos lo fuimos olvidando cada vez más.
Ahora, al final, ya no recordamos Kallipolis. Hemos aceptado el olvido como algo normal. La democracia liberal se convierte en la doctrina oficial del olvido. Ya no se resiste al pecado, sino que se afirma, se celebra y se legaliza. El matrimonio homosexual no solo se tolera, sino que se declara sagrado. La caída se convierte en doctrina.
Sin embargo, Kallipolis también regresa al final de los tiempos. En la tradición cristiana, esta es la Nueva Jerusalén. La ciudad celestial no es una utopía; es una reaparición de la eternidad, un eco final del arquetipo. La Nueva Jerusalén no es meramente simbólica. Es real. Existió, existe y existirá. En la última hora, se acerca. En comparación con la gran distancia que hay entre el origen y la caída, el paso entre el presente y el retorno es pequeño. Nos encontramos ante él.
La diferencia entre el tradicionalismo clásico y la Cuarta Teoría Política radica aquí: adoptamos una postura escatológica. No miramos atrás con nostalgia; miramos hacia adelante con fidelidad eterna. Nuestra mirada atraviesa el velo del colapso para vislumbrar el patrón eterno que hay más allá.
No esperamos pruebas. Luchamos en la oscuridad total. La última chispa de luz ha desaparecido del horizonte. Sin embargo, creemos. No porque la luz sea visible, sino porque existe en la eternidad. El verdadero creyente sigue a Dios no porque se le vea, sino porque existe.
Incluso si se nos demostrara que Dios no existe, lucharíamos por Él. Esa es la esencia del tradicionalismo heroico: un voluntarismo más allá de la prueba, más allá de la inercia. Seguimos siendo leales cuando el mundo se ha alejado. Rezamos en las ruinas. Construimos catedrales en el desierto.
Así, la Cuarta Teoría Política viene después de la modernidad, no antes. Nace de las cenizas, forjada en el fuego de la lucha escatológica. No se hereda, se elige.
Cortesía de: Geoestrategia






