domingo, 30 de mayo de 2021

JOAQUÍN C. BRETEL -

 ¿HAY ALGO SUPERIOR AL INTELECTO QUE PERMITE CONOCER LA REALIDAD TAL COMO ES?

QUIZÁ EL MISTERIO DE LA EXISTENCIA NO PUEDA SER PENETRADO MERAMENTE A TRAVÉS DE LA INTELIGENCIA, SINO QUE SE REQUIERE DEL CULTIVO DE OTRAS CAPACIDADES.


La civilización occidental se ha construido en gran medida gracias al desarrollo de una forma de conocimiento que puede ser descrita como racional o intelectual. Esta es la transformación del lógos griego, que era un concepto más vasto, en lo meramente discursivo o en el puro ratio (como fue traducido al latín). Ciertamente, lo que el ratio llegó a ser en el pensamiento científico no es lo mismo que lo que era el lógos para Heráclito, pensador enigmático que tiende a la paradoja, a la conjunción de los opuestos y a un pensamiento que trasciende lo analítico. Pero incluso en Platón, a quien le debemos eso que llamamos "metafísica", ya existe la noción de una epistemología que se aleja del pensamiento discursivo y que involucra la educación del alma o de la percepción como condición para acceder a la verdad. Platón habla famosamente del "ojo del alma" en La república. Aquello que permite a un individuo salir de la caverna y del mundo de las sombras hacia la luz es la educación de esta capacidad de discernimiento que podemos llamar metarracional o intuitiva (noesis).


La antigüedad vería numerosas escuelas que desarrollarían una idea de un conocimiento que trasciende lo racional y que requiere de un entrenamiento o purificación. Esto quizá era de esperarse en civilizaciones como la griega y la romana, que durante más de un milenio fueron iniciados a los misterios de Eleusis y estaban en contacto con tradiciones esotéricas como la egipcia. Vemos que aparecen estas ideas de una percepción suprasensual en los neoplatónicos, en los gnósticos, en los herméticos y por supuesto también entre los pensadores cristianos, particularmente aquellos influenciados por el platonismo.


De manera importante, y también influenciados por el platonismo, esta noción aparece entre algunos pensadores islámicos, particularmente entre los sufíes, que desarrollan la noción del "ojo del corazón" y de una capacidad cognitiva sutil que yace en la imaginación. Esta facultad, que el académico francés Henry Corbin ha llamado "imaginal" para distinguirla de lo meramente imaginario, es una potencia de una inteligencia cuya raíz está en el corazón y no en el cerebro o en lo discursivo; tiene su fundamento en las imágenes y se alimenta de las emociones, del amor y la fe. La imaginación accede a lo celestial o angelical, al orden del cual nuestro mundo es un símbolo, según los místicos sufíes. 


Posteriormente, un pensador cristiano, Blaise Pascal, diría que "el corazón tiene razones que la razón no conoce", frase que no debe entenderse como ha sido comprendida popularmente, como una declaración de que el ministerio de lo emocional es distinto al de lo intelectual, justificando las pasiones amorosas. Más bien, la frase en su contexto sugiere que la razón no es la mejor forma de conocer a Dios, pues "es el corazón que siente a Dios y no la razón. Esto es lo que es la fe, sensibilidad a Dios y no a la razón".


Aunque podríamos citar muchos otros ejemplos de importantes pensadores que han hablado de los límites de lo racional o intelectual para acceder al conocimiento, una de las visiones más claras en relación a este tema la encontramos en otra pensadora francesa, Simone Weil. Para Weil, el intelecto es esencial para establecer cierto tipo de conocimientos y encontrar relaciones en el universo, pero tiene un límite. Es necesaria una facultad espiritual para penetrar el misterio de la existencia y conocer lo real:


La inteligencia no puede controlar el misterio en sí mismo, pero está perfectamente en posesión de un poder para controlar los caminos que ascienden o descienden a él. Ella permanece absolutamente fiel a sí misma al reconocer la existencia en el alma de una facultad superior a sí misma que conduce al pensamiento más allá de ella misma. Esta facultad es el amor sobrenatural; la subordinación consentida de todas las facultades del alma al amor sobrenatural es la fe.


Lo anterior sugiere que el pensamiento racional tiene la función de trascenderse a sí mismo y entregarse a la fe o al amor sobrenatural. En este sentido, para Weil, claramente, el conocimiento es esencialmente metafísico. La metafísica se construye a través del intelecto racional pero en última instancia su esencia, al ser meta-física es por definición sobrenatural y debe ir más allá de lo racional. Ello en tanto que este modo de conocimiento no está capacitado para penetrar el misterio, solamente para determinar las relaciones del mundo natural que permiten apuntalarse para desarrollar una visión metafísica. La inteligencia es como un vehículo que nos lleva hasta el río o el mar, pero para cruzar a la otra orilla necesitamos abandonarla y servirnos de otro tipo de vehículo. 


En otra parte, Weil, quien sigue a Platón, sostiene: "En lo bello -por ejemplo, el mar, el cielo- hay algo irreductible. Como en el dolor físico. Lo mismo irreductible. Impenetrable para la inteligencia". Esto irreductible, que permanece una vez que dejamos de proyectar nuestras propias ideas o conceptos sobre el objeto, es una imagen de la eternidad, de lo real, que se puede conocer solamente a través del amor. "El único órgano de contacto con la existencia es la aceptación, el amor". Aquí Weil une el hilo de una inteligencia del corazón, metarracional, con una noción religiosa que afirma que solamente percibimos lo real cuando miramos las cosas con desapego y, por último, con una noción casi kantiana de que no conocemos ordinariamente las cosas en sí, sino nuestras propias categorías o modos de entendimiento.


Weil va más allá que Kant y sostiene que sí podemos conocer la realidad en sí misma, pero para ello debemos eliminar la acción de la imaginación (o la proyección conceptual) sobre los objetos. Y para ella esto significa fundamentalmente eliminar la estructura del yo desde la cual vemos el mundo, pues es la primera ilusión, fabricación y apego que nos impide notar la existencia del objeto en su desnudez. Para Weil, ver lo real, como en el budismo, implica deshacerse o descrear el ego, el filtro que todo lo distorsiona. Y entonces, la visión es transfigurada a una participación: "Qué yo desaparezca para que esas cosas que yo veo se vuelvan perfectas en su belleza por el solo hecho que ya no son cosas que yo veo".


Pijama Surf


La Duda

Frase del Día


Misterios Ocultos TV

 Nikola Tesla y Marconi

Bioética

 CÓDIGO DE NÚREMBERG Tribunal Internacional de Núremberg, 1947 



Experimentos médicos permitidos

Son abrumadoras las pruebas que demuestran que algunos tipos de experimentos médicos en seres humanos, cuando se mantienen dentro de límites bien definidos, satisfacen -generalmente-la ética de la profesión médica. Los protagonistas de la práctica de experimentos en humanos justifican sus puntos de vista basándose en que tales experimentos dan resultados provechosos para la sociedad, que no pueden ser procurados mediante otros métodos de estudio.Todos están de acuerdo, sin embargo, en que deben conservarse ciertos principios básicos para poder satisfacer conceptos morales, éticos y legales:

1) El consentimiento voluntario del sujeto humano es absolutamente esencial. Esto quiere decir que la persona implicada debe tener capacidad legal para dar su consentimiento; que debe estar en una situación tal que pueda ejercer su libertad de escoger, sin la intervención de cualquier elemento de fuerza, fraude, engaño, coacción o algún otro factor coercitivo o coactivo; y que debe tener el suficiente conocimiento y comprensión del asunto en sus distintos aspectos para que pueda tomar una decisión consciente. Esto último requiere que antes de aceptar una decisión afirmativa del sujeto que va a ser sometido al experimento hay que explicarle la naturaleza, duración y propósito del mismo, el método y las formas mediante las cuales se llevará a cabo, todos los inconvenientes y riesgos que pueden presentarse, y los efectos sobre su salud o persona que puedan derivarse de su participación en el experimento. El deber y la responsabilidad de determinar la calidad del consentimiento recaen en la persona que inicia, dirige, o implica a otro en el experimento. Es un deber personal y una responsabilidad que no puede ser delegada con impunidad a otra persona.

2) El experimento debe realizarse con la finalidad de obtener resultados fructíferos para el bien de la sociedad que no sean asequibles mediante otros métodos o medios de estudio, y no debe serde naturaleza aleatoria o innecesaria.

3) El experimento debe diseñarse y basarse en los resultados obtenidos mediante la experimentación previa con animales y el pleno conocimiento de la historia natural de la enfermedad o del problema en estudio, de modo que los resultados anticipados justifiquen la realización del experimento.

4) El experimento debe ser conducido de manera tal que evite todo sufrimiento o daño innecesario físico o mental.

5) No debe realizarse experimento alguno cuando hay una razón a priori para suponer que puede ocurrir la muerte o una lesión irreparable; excepto, quizá, en los experimentos en los que los médicos investigadores son también sujetos de experimentación.

6) El riesgo tomado no debe exceder nunca el determinado por la importancia humanitaria del problema que ha de resolver el experimento.

7) Se deben tomar las precauciones adecuadas y disponer de las instalaciones óptimas para proteger al sujeto implicado de las posibilidades incluso remotas de lesión, incapacidad o muerte.

8) El experimento debe ser conducido únicamente por personas científicamente calificadas. En todas las fases del experimento se requiere la máxima precaución y capacidad técnica de los que lo dirigen o toman parte en el mismo.

9) Durante el curso del experimento el sujeto humano deber tener la libertad de poder finalizarlo si llega a un estado físico o mental en el que la continuación del experimento le parece imposible.

10) En cualquier momento durante el curso del experimento el científico que lo realiza debe estar preparado para interrumpirlo si tiene razones para creer -en el ejercicio de su buena fe, habilidad técnica y juicio cuidadoso- que la continuación del experimento puede provocar lesión incapacidad o muerte al sujeto en experimentación


(Traducción adaptada de Mainetti, J.A. (1989), Ética médica Quirón, La Plata, Argentina.)


Ninguna autoridad ni empleador puede obligarte a ponerte una vacuna en fase experimental, sino se hace responsable de los efectos secundarios ya sea lesiones graves o la muerte, provocando esta última indemnización obligatoria hacia la familia del fenecido.

lunes, 24 de mayo de 2021

BYUNG CHUL HAN

 EL DILEMA DE FOUCAULT 

"En realidad, no es el exceso de responsabilidad e iniciativa lo que enferma a uno, sino el imperativo de lograrlo: el nuevo mandamiento de la sociedad laboral tardía moderna." - Byung Chul Han

                                 

Texto del filósofo surcoreano Byung Chul Han, publicado por primera vez en su libro Psychopolitik, en el año 2014.


Después de Vigilar y castigar, Foucault se dio cuenta de que la sociedad disciplinaria no refleja exactamente su tiempo. De ahí que a finales de los setenta se ocupe del análisis de las formas de gobierno neoliberales. No obstante, el problema reside en que se aferra tanto al concepto de población como al de biopolítica: «Una vez que se sepa qué es ese régimen gubernamental denominado liberalismo, se podrá, me parece, captar qué es la biopolítica».  En el resto de la lección Foucault no menciona más la biopolítica. Tampoco habla de población. No cabe duda de que en ese momento Foucault no tiene del todo claro que biopolítica y población, en cuanto categorías genuinas de la sociedad disciplinaria, sean ambas apropiadas para describir el régimen neoliberal. Así, Foucault no realiza el giro a la psicopolítica, lo que hubiera sido necesario.


En su lección de 1978-1979, Foucault no llega a ocuparse del análisis de la biopolítica neoliberal. Al respecto, se muestra autocrítico sin llegar a reconocer el verdadero problema:


“Les aseguro que, pese a todo, en un comienzo tuve en verdad la intención de hablarles de biopolítica, pero después, como las cosas son lo que son, resulta que terminé por hablarles extensamente —demasiado extensamente, tal vez— del neoliberalismo.”


En su introducción a Homo sacer, Agamben expresa su suposición: «La muerte impidió a Foucault desarrollar todas las implicaciones del concepto de bio-política y también mostrar en qué sentido habría podido profundizar posteriormente la investigación sobre ella».  Frente a la pretensión de Agamben, la muerte temprana privó a Foucault, si acaso, de la posibilidad de repensar su idea de biopolítica y de abandonarla en favor de la psicopolítica neoliberal. Tampoco el análisis de la dominación de Agamben proporciona acceso alguno a las técnicas de poder del régimen neoliberal. Los actuales homines sacri ya no son los excluidos, sino los incluidos en el sistema.


Foucault vincula expresamente la biopolítica con la forma disciplinaria del capitalismo, que en su forma de producción socializa al cuerpo: «Para la sociedad capitalista, la biopolítica es lo que realmente cuenta, lo biológico, lo somático, lo corporal». Así, la biopolítica se asocia fundamentalmente a lo biológico y a lo corporal. Se trata, en última instancia, de una política corporal en sentido amplio.


El neoliberalismo como una nueva forma de evolución, incluso como una forma de mutación del capitalismo, no se ocupa primeramente de lo «biológico, somático, corporal». Por el contrario, descubre la psique como fuerza productiva. Este giro a la psique, y con ello a la psicopolítica, está relacionado con la forma de producción del capitalismo actual, puesto que este último está determinado por formas de producción inmateriales e incorpóreas. No se producen objetos físicos, sino objetos no-físicos como informaciones y programas. El cuerpo como fuerza productiva ya no es tan central como en la sociedad disciplinaria biopolítica. Para incrementar la productividad, no se superan resistencias corporales, sino que se optimizan procesos psíquicos y mentales. El disciplinamiento corporal cede ante la optimización mental. Así, el neuro-enhancement  se distingue fundamentalmente de las técnicas disciplinarias psiquiátricas.


Hoy el cuerpo es liberado del proceso productivo inmediato y se convierte en objeto de optimización estética y técnico-sanitaria. Así, la intervención ortopédica cede a la estética. El «cuerpo dócil» ya no tiene ningún lugar en el proceso productivo. La ortopedia disciplinaria es reemplazada por la cirugía plástica y los centros de fitness. La optimización corporal es mucho más que una mera praxis estética. El sexness y el fitness se convierten en recursos económicos que se pueden aumentar, comercializar y explotar.


Bernard Stiegler reconoce con razón que el concepto foucaultiano de poder ya no es adecuado a nuestro tiempo:


“Tengo la impresión de que el biopoder que Foucault ha descrito convincentemente en un sentido histórico y geográfico, es decir, principalmente teniendo en cuenta Europa, no es el mismo poder que marca nuestra época presente.”


En palabras de Stiegler, las «psicotecnologías del psicopoder» entrarían en escena en lugar del biopoder. Con ello se refiere propiamente a las «industrias de programas telecráticas» como la televisión, que nos rebaja a un ente consumidor movido por impulsos y conlleva la regresión de la masa. Esta psicotécnica se opone a la técnica de la escritura y la lectura. El medio de la escritura equivale para Stiegler a ilustración: «En definitiva, Kant parte de un dispositivo de la lectura y la escritura como fundamento de la mayoría de edad».


Es problemática la importancia excesiva que Stiegler le concede a la televisión. La eleva al aparato psicotécnico por antonomasia:


“Entretanto, compiten por nuestra atención la radio, internet, el teléfono móvil, el iPod, el ordenador, los videojuegos y la agenda electrónica de bolsillo, pero la televisión sigue dominando la afluencia de información.”


Sin embargo, lectura y escritura frente a televisión es un esquema anticuado de la crítica cultural que pasa por alto la revolución digital. De forma sorprendente, Stiegler apenas se ocupa de los medios digitales genuinos, que se distinguen radicalmente de los viejos mass media. Apenas presta atención a la estructura panóptica de la red digital. Con ello no trata adecuadamente la psicopolítica neoliberal que de forma masiva se sirve de la técnica digital.


A principio de los años ochenta, Foucault se ocupa de las «tecnologías del yo». Por ellas entiende las prácticas sensatas y voluntarias por las que los hombres no solo se fijan reglas de conducta, sino que buscan transformarse a sí mismos, modificarse en su ser singular y hacer de su vida una obra que presenta ciertos valores estéticos y responde a ciertos criterios de estilo.


Foucault desarrolla una ética histórica del yo, separada en gran medida de las técnicas del poder y de la dominación. De ahí que se crea que aborda una ética del yo opuesta a las técnicas de poder y dominación. El mismo Foucault hace referencia expresa al tránsito de las tecnologías del poder a las tecnologías del yo:


“Quizás he insistido demasiado en el tema de la tecnología de la dominación y el poder. Cada vez estoy más interesado en la interacción entre uno mismo y los demás, así como en las tecnologías de la dominación individual, la historia del modo en que un individuo actúa sobre sí mismo, es decir, en la tecnología del yo.”


La técnica de poder del régimen neoliberal constituye la realidad no vista por el análisis foucaultiano del poder. Foucault no ve ni que el régimen neoliberal de dominación acapara totalmente la tecnología del yo ni que la permanente optimización propia, en cuanto técnica del yo neoliberal, no es otra cosa que una eficiente forma de dominación y explotación.  El sujeto del rendimiento neoliberal, ese «empresario de sí mismo», se explota de forma voluntaria y apasionada. El yo como obra de arte es una apariencia hermosa, engañosa, que el régimen neoliberal mantiene para poderlo explotar totalmente.


La técnica de poder del régimen neoliberal adopta una forma sutil. No se apodera directamente del individuo. Por el contrario, se ocupa de que el individuo actúe de tal modo que reproduzca por sí mismo el entramado de dominación que es interpretado por él como libertad. La propia optimización y el sometimiento, la libertad y la explotación coinciden aquí plenamente. A Foucault se le oculta totalmente la técnica de poder que genera la convergencia entre libertad y explotación en la forma de autoexplotación.


Bloghemia

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 NOAM CHOMSKY : NUESTRO SISTEMA ACTUAL ES TOTALITARIO


"Los asuntos humanos dependen mucho de la elección y la voluntad. Sabemos lo que se puede y se debe hacer. La pregunta es, ¿seremos capaces de hacerlo?" - Noam Chomsky

                                 


Entrevista al filósofo, lingüista  y activista político Noam Chomsky, realizado por Kelly Candaele*, de la revista Capital & Main  el 10 de abril de 2021.


A los 92 años, Noam Chomsky sigue siendo un activista político.  En entrevistas recientes y en un nuevo libro,  Chomsky for Activists ,  hace balance de su propia participación política que se remonta a los movimientos de derechos civiles y contra la guerra de la década de 1960, y ofrece lecciones y advertencias para los activistas de hoy.


Chomsky siempre ha sostenido que los intelectuales deberían desempeñar un papel antagónico en la sociedad. Su ensayo de 1967, "La responsabilidad de los intelectuales", ofreció una crítica devastadora de la complicidad de los intelectuales y burócratas políticos en el desastre de Vietnam, aconsejando que los estadounidenses deberían "seguir el camino de la integridad, dondequiera que nos lleve".


Caracterizado por muchos conservadores y algunos de la izquierda como  arrogante en su crítica  de los Estados Unidos, no ha vacilado en criticar la complacencia moral estadounidense y el mal uso del poder.


Pionero en la teoría lingüística y el desarrollo del lenguaje en el MIT durante más de 60 años, Chomsky ha dedicado la mayor parte de su tiempo a la escritura y al trabajo político. Hablando por teléfono desde su casa en Tucson, Arizona, le dijo a Capital & Main: “Si crees que hay un problema grave y sabes que puedes hacer algo al respecto, entonces se sigue por motivos éticos simples que debes hacer lo que quieras puede hacer, lo que significa convertirse en activista ". 


La siguiente entrevista fue editada por motivos de extensión y claridad.


Capital & Main: Al leer Chomsky para activistas,  me sorprendió lo alentado que se siente por el cambio positivo que ha tenido lugar desde la década de 1960.


Noam Chomsky:  En el pasado, Estados Unidos tenía leyes contra el mestizaje que eran tan extremas que los nazis no estaban dispuestos a llegar tan lejos como nosotros aquí. Los afroamericanos fueron excluidos de la riqueza inmobiliaria porque no pudieron conseguir una vivienda. [Hasta] los años sesenta no había ningún movimiento ecologista y no había oposición a la agresión. Hasta finales de la década de 1960, fue necesario un trabajo muy duro para organizar cualquier oposición a Vietnam, el peor crimen que se cometió después de la Segunda Guerra Mundial. Cuando llegamos a la guerra de Irak, la oposición a la agresión era tan extrema que la guerra fue objeto de protestas enérgicas antes incluso de iniciarse. Esto sucedió a través del trabajo activista dedicado.


Señala que ciertos tipos de movimientos de cambio social tienen más éxito que otros.


Hoy, compare Black Lives Matter con antifa. Antifa es una propuesta perdida y un regalo para la derecha. Black Lives Matter, en contraste, fue un movimiento asombrosamente exitoso, la solidaridad de blancos y negros apoyada por una abrumadora mayoría de la población. Ese fue el resultado de muchos años de organización activista.


¿A qué atribuye la perdurable popularidad política de Donald Trump?


Trump fue un hombre de confianza muy exitoso. Durante los últimos 40 años, la fracción superior del 1% duplicó su riqueza del 10% al 20% de la riqueza total de Estados Unidos. Es posible que la gente no conozca estos números, pero saben que los salarios reales son más bajos hoy que en 1979. Todo esto conduce a la ira y al deseo de cambio. Una forma posible de cambio es más o menos a lo largo de líneas moderadamente socialdemócratas, básicamente el movimiento Bernie Sanders. La otra forma de cambio social es la que defendía Trump, que [llevó] a enriquecer aún más a los que ya eran muy ricos.


El presidente Biden se ha reincorporado al acuerdo climático de París, impulsó un plan de estímulo masivo y presentó un gran plan de infraestructura con importantes elementos ecológicos. Y salió a buscar mano de obra en la votación de Amazon en Alabama. Él está haciendo todo bien, ¿correcto?


Algunas de las cosas que mencionas, sí. Y en algunos, Biden tiene parcialmente razón. El proyecto de ley de estímulo interno pasó por encima del 100% de la oposición republicana, eso era correcto. Se movió en esa dirección bajo el impacto de un trabajo activista muy intenso. Con las políticas climáticas, bajo una presión activista significativa, Biden presentó un programa climático moderadamente razonable, mejor que todo lo que lo precedió.


Pones la mayor parte, si no todo, de tu énfasis y análisis en los activistas que empujan a los políticos en una dirección particular, como si estos últimos no tuvieran valores políticos en sí mismos. ¿Qué pasa con las habilidades reales que debe tener un político para consolidar los logros legislativos?


Tomemos la política climática de Biden. Si miras en el trasfondo, ha habido presión activista durante años para hacer algo para salvar a la especie de la extinción y hacer algún tipo de Green New Deal. Esto estaba totalmente fuera de la agenda hace un par de años. Los activistas llegaron a ocupar oficinas del Congreso y obtuvieron el apoyo de líderes jóvenes que llegaron al Congreso en la ola de Sanders. De ahí surge el programa de Biden. Ahora, tiene razón: se necesitan habilidades que lo conviertan en un programa legislativo. Pero esas habilidades no se van a ejercitar a menos que haya presión desde las bases para que esto suceda.


Jeff Bezos, el propietario de Amazon, dice que está a favor de Black Lives Matter, los derechos LGBTQ, los derechos de las mujeres. Sin embargo, la única causa progresista que no apoyará es el derecho a tener un sindicato en cualquiera de sus lugares de trabajo.


Si quieres conocer su actitud hacia las mujeres, echa un vistazo a un almacén de Amazon. Las condiciones laborales son espantosas. Si quieres ver sus actitudes hacia la gente trabajadora, echa un vistazo a las personas que hacen entregas. Su sistema está cuidadosamente construido para que los conductores que entregan mercancías no sean sus empleados. Están dirigidos por pequeñas empresas que tienen contrato con Amazon, lo que significa que pueden tener salarios y vigilancia horribles para asegurarse de que los conductores corran lo más rápido posible hacia donde se dirigen. Y Jeff Bezos puede decir: “No sé nada al respecto; no son mis empleados ". Bezos se opone a los sindicatos porque son la única forma en que los trabajadores pueden defenderse de depredadores como Jeff Bezos.


Tu libro  ¿Qué tipo de criaturas somos? tiene un capítulo sobre el bien común, en el que escribe sobre lo que llama la tradición “socialista libertaria”. ¿Es esta la tradición con la que se identifica principalmente?


Si, toda mi vida. Socialista libertario es el término europeo. En Estados Unidos hay una variedad de anarquismo. El socialismo libertario dice que las empresas deben ser propiedad y ser administradas de manera democrática por las personas que participan en ellas. Nuestro sistema actual es totalitario. Los pedidos vienen de arriba y se transmiten hacia abajo, y en la parte inferior se le permite alquilarse para sobrevivir. Se llama aceptar un trabajo.


Las grandes burocracias obviamente tienen sus defectos. Pero con los problemas que enfrentamos, parece que necesitamos un gobierno robusto y activo y un enfoque internacional también para enfrentar estos problemas.


El calentamiento global no tiene fronteras. La pandemia no tiene fronteras. La propagación de las armas nucleares, sin fronteras. Lo que significa que debemos tener solidaridad y cooperación internacionales. La pregunta es, ¿qué tipo de estructura llevaría a cabo esto? ¿Será autoritario, con control desde arriba y otras personas obedeciendo, o debería ser democrático, con participación popular en todos los niveles, desde la comunidad y el lugar de trabajo hasta asociaciones más grandes?


Ha escrito mucho sobre cómo funcionan los medios. A la derecha está Fox News, junto con QAnon, que alientan a la gente a creer que todas las instituciones son esencialmente corruptas. ¿Contribuyó también parte del enfoque crítico de la izquierda a desconfiar de los medios de comunicación y de nuestras instituciones políticas?


La izquierda, incluyéndome a mí, ha sido muy crítica con los medios durante mucho tiempo. No es que digan mentiras. Es que la estructura institucional de los medios conduce al encuadre de las noticias y la elección de temas, lo que te da una imagen distorsionada del mundo en muchos aspectos. El tipo de crítica de la que habla con QAnon se basa en que la vida de muchas personas se ha visto realmente dañada. Haga un viaje por las zonas rurales de Estados Unidos, donde la mayoría de los agricultores independientes se han ido. Pasar por pueblos rurales donde hay casas en venta y negocios tapiados. Cuando tienes condiciones así, la gente se enoja y se resiente.


El crecimiento de QAnon no me parece que se pueda reducir a la economía, sino que surge de una necesidad psicológica de sentir que tienes acceso al conocimiento esotérico que te hace especial.


Bien, no encontraste ese tipo de cosas cuando yo era un niño en los años 30, cuando se organizaba el movimiento obrero. Tenía la sensación de que podíamos avanzar juntos. Obtienes QAnon cuando la gente ve que las cosas se desmoronan. Esa es la diferencia entre un activismo organizado y eficaz y una sociedad en disolución.


Lo que estaba sugiriendo es que cuando tanto la derecha como la izquierda afirman que nuestras principales instituciones sociales y políticas son principalmente depositarias de un poder malévolo, esto puede ser muy corrosivo para una sociedad.


Bueno, esa no es mi posición. Con Biden, por ejemplo, hay aspectos muy positivos en su programa. En la medida en que un público organizado, informado y dedicado pueda influir en las políticas, puede conseguir instituciones que respondan a las necesidades de las personas. Como el New Deal que cambió vidas enormemente. La administración respondió a las presiones populares organizadas. No es que las instituciones sean necesariamente malévolas, pero si dependen de un poder privado irresponsable, sí, por supuesto que van a ser malévolas.


En 2008, dio una charla en la que señaló tres cosas que podrían amenazar al planeta: una guerra nuclear, una catástrofe ambiental y una posible pandemia. Con respecto a una posible pandemia, ¿estaba leyendo lo que estaba disponible en la literatura científica en ese momento?


Debo confesar un error del que me arrepiento seriamente. No hice suficiente hincapié en la gravedad de las pandemias. Se supo en 2003 después de que la epidemia de SARS fuera contenida en Asia y los científicos advirtieron que nos enfrentaremos a pandemias similares, tal vez peores, y será mejor que hagamos algo al respecto. Las compañías farmacéuticas no estaban interesadas porque no era rentable. Trump desmanteló el programa de respuesta a la pandemia de Obama. Comenzó a retirar los fondos de los Centros para el Control de Enfermedades. La gente como yo debería haber estado hablando fuerte y fuertemente sobre esto. Yo no lo hice y otros no, y es parte de la razón por la que Estados Unidos tiene un historial de respuesta tan pésimo en comparación con otros países.


Ha sido un gran observador de nuestro país durante mucho tiempo. ¿Es posible ver un esquema del futuro examinando el pasado?


Claro, si vemos una lucha constante, una especie de lucha de clases en términos generales, entre concentraciones de riqueza y poder, y fuerzas populares que están tratando de avanzar hacia una mayor libertad y justicia. Y los vemos ahora mismo, justo frente a nuestros ojos. Por lo tanto, tarde o temprano superaremos la pandemia a un costo terrible e innecesario. Y luego viene la pregunta: ¿Qué tipo de mundo habrá? Quienes crearon el desastre neoliberal del que gran parte de esto se deriva están trabajando sin descanso para garantizar que ese tipo de estructura permanezca. Otras fuerzas quieren avanzar hacia un internacionalismo genuino, el apoyo mutuo y un control más democrático. Los asuntos humanos dependen mucho de la elección y la voluntad. Sabemos lo que se puede y se debe hacer. La pregunta es, ¿seremos capaces de hacerlo?


No he encontrado muchas referencias en sus escritos a la literatura o la poesía. ¿Cree que la literatura y la poesía son fuentes de nuestro entendimiento de los seres humanos y, de ser así, quiénes son los novelistas y poetas que admira?


Como he dicho a menudo, aprendemos más sobre los seres humanos y su naturaleza de las novelas del siglo XIX que de la psicología académica. Es una forma en que no solo enriquecemos nuestras vidas, sino que también enriquecemos nuestra comprensión y concepción de lo que es vivir una buena vida. La literatura, las artes, la música o la pintura son algunas de las formas más profundas en las que llegamos a comprender lo que somos y lo que podríamos ser.



*Kelly Candaele es cineasta y periodista. Ha escrito para Los Angeles Times, New York Times, The Nation, The Guardian y American Prospect.



Misterios Ocultos TV

Tu Doble Cuántico


Serenidad

Orígenes

Ataraxia:

del griego ἀταραξία, «ausencia de turbación»

Estado de ánimo que se caracteriza por la tranquilidad y la total ausencia de deseos o temores. 


jueves, 20 de mayo de 2021

Rabindranath Tagore

 Frase del Día



Alexander Dugin

 Las sociedades, de ahora en adelante, deberán reorganizarse de acuerdo a su historia, alejadas de cualquier dogmatismo


Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera


Entrevista al filósofo ruso Alexander Dugin.


Tuvimos la suerte de entrevistar al que es probablemente el más grande filósofo vivo hoy en día: Alexander Dugin, quien es el creador de la Cuarta Teoría Política. Este pensador es llamado por los perros guardianes al servicio de las élites liberales como “el filósofo más peligroso del mundo”.


En esta entrevista conversamos sobre la terrible lucha que hoy está aconteciendo entre el moribundo mundo de hoy y la nueva realidad que se está perfilando en un futuro. Es una lucha que enfrenta al agonizante sistema unipolar, representado por la UE y los Estados Unidos liderados por Biden, y el sistema multipolar, que está siendo impulsado por el bloque euroasiático.


Dugin plantea la hipótesis de que va a existir un mundo nuevo y más justo. Un mundo en el que los pueblos puedan organizarse según su propia historia, cultura y religión sin ser guiados por un poder centralizado, asfixiante e indiferente.


Dugin considera que Rusia debe ser el conductor moral de esta gran revolución cultural, histórica, económica, geopolítica y política.


¿Quién ganará esta guerra? Los globalistas no se detendrán ante nada. ¿Acaso estamos listos para luchar por nuestra libertad?


Esta entrevista es un llamado, una especie de declaración de guerra. Debemos ser conscientes de quiénes somos, de nuestra identidad, historia y cultura. El enemigo es fuerte y muy insidioso. Y es por eso que debemos unirnos a esta gran guerra que va a enfrentar a dos actores: las élites globalistas que luchan contra los pueblos del mundo. La tiranía o la libertad.


*****


¿Puede describir la actual situación de Rusia? En Italia se publica información muy parcializada y a menudo tergiversada sobre la Rusia “post-covid”.


Creo que las restricciones que tenemos en Rusia no son tan brutales como las que han impuesto en Occidente. Sin embargo, siguen aplicando grandes restricciones a la hora de ingresar en teatros, cines, algunos restaurantes y se conservan los procedimientos de distanciamiento físico, aunque no de una manera tan radical como sucede en otros países.


Creo que la situación de Rusia es bastante tranquila comparada a lo que han experimentado otros países europeos durante la epidemia del COVID. No obstante, sería mentira decir que los rusos hemos derrotado al COVID. Eso no es verdad.


Los únicos que realmente han derrotado la epidemia son los chinos y eso se debe a que ellos han aislado totalmente la región en donde surgió el COVID desde un principio, imponiendo un aislamiento casi absoluto. En Rusia no hicimos nada parecido y por esa razón hemos sufrido un incremento de las infecciones, pero los médicos están haciendo su trabajo y lo hacen de manera heroica y excelente.


Los líderes gubernamentales no han enfrentado la situación de manera muy brillante, pero han conseguido que todo se mantenga en orden. No puedo decir que el gobierno haya respondido correctamente, pero, a diferencia de varios de los países europeos, los cuales han tomado decisiones catastróficas, podemos decir que en Rusia se ha hecho un buen trabajo.


El bloque euroasiático parece avanzar de forma imparable, mientras que la UE y Norteamérica se hacen más débiles. ¿Cómo cree usted que se está transformando la geopolítica mundial?


Estamos viviendo un momento crítico y crucial de la historia. El orden que fue creado a finales de la década de los noventa del siglo pasado, tras el colapso de la Unión Soviética, esta cambiando. La bipolaridad existía gracias a la Unión Soviética. Tras el colapso de esta última fue que apareció el actual orden unipolar que ha perdurado, de una u otra forma, hasta el día de hoy.


Sin embargo, podemos decir que, desde hace aproximadamente unos veinte años, han conseguido afirmarse dos polos alternativos ante el único polo atlantista: se trata de China y de Rusia. China y Rusia pertenecen a Eurasia. Son dos grandes potencias que han comenzado a reafirmarse y han vuelto a ser parte de la historia como potencias independientes. Al principio, ambas competían entre sí, pero poco a poco se dieron cuenta de que para vencer la influencia que Occidente ejercía sobre ellas era necesario crear un pacto euroasiático que pudiera afirmar este nuevo orden mundial multipolar.


Esta decisión fue muy importante a la hora de instaurar el orden multipolar y dejar de lado el orden unipolar. En este sentido, podemos hablar de dos polos: el polo financiero y económico chino y el polo militar y estratégico ruso.


Eurasia es una alternativa frente al orden mundial unipolar. Especialmente si tenemos en cuenta que el sistema multipolar no va a ser propiedad de los rusos o de los chinos. Lo que quieren estos dos polos es que otras partes del mundo puedan afirmar su propia autonomía. De hecho, la multipolaridad no le pertenece ni a los chinos o a los rusos, sino que se trata de una visión del mundo mucho más amplia en la que pueden coexistir otros polos independientes, lejos de la influencia de los Estados Unidos.


Pero los atlantistas como Biden (quien es un neoconservador y globalista radical) no quieren que este sistema multipolar se extienda por el mundo. Por lo que quieren imponer de nuevo el sistema unipolar.


Y esa es la razón por la que nos encontramos en medio de esta transición: Biden, los globalistas y una parte del poder estadounidense le han declarado la guerra no solamente a Rusia, sino también a todas las potencias y todos los movimientos que quieren el nacimiento de un nuevo orden multipolar.


Le han declarado la guerra no solo a China y Rusia, sino también al populismo estadounidense y europeo, o a las crecientes tendencias multipolares que existen en América Latina y el mundo islámico. Es decir, luchan contra todos los que están a favor de la multipolaridad.


La multipolaridad se ha convertido en el mayor enemigo de la unipolaridad. Y es por eso que podemos hablar de que estamos experimentando una transición muy radical.


¿Acaso podemos decir que el bloque euroasiático, que propone la multipolaridad, está creciendo y que la hegemonía occidental se está derrumbando?


Las oligarquías occidentales todavía tienen mucho poder. De hecho, han ganado batallas importantes: por ejemplo, en Italia, donde se había formado un gobierno amarillo-verde, que había conseguido agrupar a las fuerzas populistas de derecha y de izquierda, fue destruido por las fuerzas liberales al servicio del globalismo.


También están buscando destruir a los chalecos amarillos en Francia, donde se ha creado una alianza entre la derecha populista y la izquierda populista. Los globalistas están listos para lanzar un último ataque a gran escala en contra de la multipolaridad.


Esa es la razón por la que atacan a Putin e intentan imponer en Rusia a Navalny; sin hablar de la gran presión militar que ejercen contra China y los intentos de la Marina de los Estados Unidos de posicionarse en el Pacífico con tal de defender Taiwán; o el problema uigur y otros temas muy delicados que hoy enfrenta China. Todo ello no depende para nada de Putin o Xi Jinping.


En el tablero de ajedrez geopolítico mundial, el moribundo sistema unipolar choca de frente y de una manera sin precedentes con el sistema multipolar emergente. Este es el orden geopolítico global que existe hoy.


¿Usted cree que las poderosas fuerzas que controlan la UE y América del Norte serán capaces de desestabilizar Rusia del mismo modo en que lo hicieron con los Estados Unidos, acaso es posible que Navalny destruya el tejido sociopolítico ruso?


El caso Navalny demostró que una intervención directa dentro de la política interior rusa no puede conseguir ningún éxito y eso se debe a que Navalny es prácticamente un desconocido para la mayor parte de la población rusa.


Se trata de un personaje que no tiene apoyo popular, siendo únicamente conocido por una parte de la juventud y de la población que existe en las grandes ciudades (la mayoría de la cual está a favor de Occidente y son liberales), pero, desde el punto de vista electoral, son una masa crítica prácticamente inexistente. Representan nada más que cero por ciento del electorado. Son un cero estadístico. No existe ningún punto de comparación con, por ejemplo, Armenia, donde sí existe una oposición bastante grande. En Rusia no existe realmente una oposición mayoritaria.


De ahí que el intento de influir en la política interior rusa fuera un desastre. Los globalistas no ganaron debido a que Navalny no cuenta con el apoyo de nadie.


Sin embargo, podemos decir que todo esto fue una prueba para ver cómo los rusos reaccionarían ante algo semejante. Se trata de una guerra social híbrida con la cual los globalistas tratan de imponerse y penetrar dentro de la política interna rusa.


El ataque fue un fracaso, pero le dio a los globalistas la excusa para mostrar como el gobierno ruso ejerce violencia en contra de Navalny, permitió fortalecer la OTAN, demonizar a Putin y hacer que Europa, que se había alejado de Estados Unidos durante el gobierno de Trump, volviera al redil.


Biden logró, gracias a Navalny, restablecer las deterioradas relaciones que tenía Estados Unidos con la élite europea globalista y occidental. De ahí que sostengo la posibilidad de un futuro enfrentamiento entre los partidarios de la unipolaridad y los partidarios de la multipolaridad.


Esta lucha es cada vez más probable y es imposible decir a ciencia cierta si vamos ganar o perder: si Rusia y China vencen en esta lucha y resisten ante este último ataque que lanza la agonizante potencia atlantista estadounidense, bajo el liderazgo de Biden, entonces el orden unipolar dejará de existir y se formará un nuevo statu quo multipolar. Pero una guerra es una guerra y no podemos saber quién puede ganar. Además, Estados Unidos es muy fuerte, a pesar de su manifiesta decadencia.


¿Podría Rusia convertirse en el faro de la libertad para el mundo si es que acaso la Cuarta Teoría Política se convierte en una práctica política?


Eso espero. Rusia debe y puede cumplir esta misión de convertirse en el faro de la libertad. Rusia no debe reemplazar a los Estados Unidos imponiendo su propia hegemonía, como lo hizo durante la Guerra Fría, cuando seguía vigente el orden bipolar. Esto no debe suceder. Nuestra misión debe ser otra.


Por ejemplo, cuando Putin intenta establecer relaciones con Europa, no quiere que esta se haga pro-rusa o pro-estadounidense. No, eso no es lo que quiere. Putin propone algo totalmente diferente.


Putin propone que Europa sea pro-europea.


Lo mismo podemos decir del mundo islámico, el mundo chino, el mundo hindú. Se trata de un mundo que tenga muchos polos.


En este sentido, Rusia podría y debería convertirse en un faro de libertad, pero de una verdadera libertad, y no de una libertad que impondría la dominación rusa y que estuviera destinada a llenar el vacío dejado por el colapso de la hegemonía norteamericana.


Rusia debe luchar sinceramente por la libertad de otras civilizaciones, de otras sociedades y de otros países.


Y esta es la diferencia esencial que existe entre el mundo bipolar y el mundo multipolar. Sólo en este sentido creo que es posible interpretar el término “faro de la libertad”.


La Cuarta Teoría Política, la cual he venido desarrollando desde hace un tiempo, es una forma de oponerse al sistema hegemónico de hoy, pero dejando de lado el comunismo, el fascismo o el nacionalismo. Todas esas ideologías son formas políticas que provienen de la Modernidad europea.


La Cuarta Teoría Política acepta todas las formas políticas que puedan existir tanto fuera de la Modernidad como dentro de la Modernidad, en Occidente o en Oriente, ya sean jerárquicas o democráticas, pero no impone un paradigma riguroso. No soy yo quien debe dar la última palabra en la realidad internacional, es un llamado para que todas las sociedades, todas las religiones, todas las culturas y todos los pueblos desarrollen sus propios conceptos políticos.


La Cuarta Teoría Política no es una ideología como lo es el liberalismo, el comunismo, el fascismo o el nacionalismo.


Se trata más bien de una propuesta para que sean los mismos pueblos los que elijan qué quieren y siguen la lógica hegemónica de su propia interpretación del poder. De ese modo serán capaces de ir más allá de la Modernidad política.


No podemos reducir la política al liberalismo, el comunismo y el fascismo. Debemos luchar contra el liberalismo hegemónico y global, sin la necesidad de precisar cual debe ser nuestra posición.


Después de que hayamos vencido al liberalismo, cada pueblo podrá elegir su propia Teoría Política: el Islam para el mundo musulmán, la tradición tanto para el mundo chino como para la India, o la sinfonía de poderes bizantina para el caso ruso.


Además, todas las sociedades deberán reorganizarse siguiendo su propia historia, alejadas de cualquier clase de dogmatismo.


Por eso la Cuarta Teoría Política es esencialmente anti-dogmática y pluralista.


Es la lucha común por defender el principio de autodeterminación de los pueblos.


Este es el significado de la multipolaridad.


La Cuarta Teoría Política es una teoría que he desarrollado paralelamente a la teoría del mundo multipolar.


La Cuarta Teoría Política es la filosofía política que se corresponde con la teoría del mundo multipolar.


¿Cuánto tiempo cree que seguirá existiendo el bloque conjunto de la UE-América del Norte? ¿Cómo espera este bloque seguir dominando el mundo, cuando ellos mismos han socavado los cimientos de su propia civilización (a través de opciones nefastas como el cierre, la ideología del despertar, la economía verde), mientras que el bloque euroasiático (y también Estados importantes como Brasil), respetando las distintas autonomías nacionales y reivindicando el derecho de los pueblos a la autodeterminación, alcanzan una mayor estabilidad y credibilidad?


Si vemos las cosas desde una perspectiva más amplia, podemos decir que el bloque estadounidense y europeo no será capaz de competir contra la emergente multipolaridad.


No obstante, no pienso que hayamos pasado el punto de no retorno. El mundo unipolar, es decir, Estados Unidos y la élite liberal europea, tiene muchos medios a su disposición: tecnológicos, políticos, sociales, técnicos, científicos. Por eso el futuro sigue abierto.


No es posible decir que los globalistas han perdido y el bloque euroasiático ha ganado.


Es un proceso que está apenas sucediente y la lucha será terrible.


No se trata de un proceso mecánico que nos permita decir cuál será el resultado final.


Más bien debemos pensar en todo esto como un proceso histórico muy dramático que requiere que todos los partidarios de la multipolaridad, ya sean estadounidenses o europeos, se esfuercen por alcanzar semejante objetivo. Es una gran guerra que todos estamos librando, y depende de que los italianos, los seguidores estadounidenses de Trump, los chalecos amarillos, los populistas de izquierda y de derecha, los musulmanes y los chinos, sigan luchando. Lo que ocurra depende de todos nosotros.


Porque los globalistas no van a darnos la victoria. Harán todo lo posible para destruir y matar a sus enemigos y esa es la amenaza que se cierne sobre nosotros.


Esto no se quedará en el papel: estamos atravesando por un momento histórico muy problemático y los partidarios de la multipolaridad podemos perder esta guerra. Y es necesario que seamos conscientes de eso, para que nuestra visión del futuro pueda hacerse realidad y seamos capaces de enfrentar lo que pueda suceder.


El Espia Digital


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martes, 11 de mayo de 2021

Erich Fromm

 EL SENTIDO DE LA VIDA 

"Amar con inteligencia y de forma plena es el resultado de un acto deliberado, un propósito que requiere y al mismo tiempo demanda buscar la excelencia." - Erich Fromm 

                             

Texto de Erich Fromm, publicado a manera de prólogo  para su libro " Vom Haben zum Sein" (Del tener al ser) en 1989


En mi libro [¿Tener o ser?], describía los modos existenciales del tener y del ser, así como las consecuencias que del predominio de cada uno de ellos se derivan para el bienestar del hombre; y concluía que su plena humanización le exige cambiar de orientación: de la posesión a la actividad y del egoísmo a la solidaridad. Seguidamente, expondré unas cuantas sugerencias que puedan servir de preparativos para alcanzar este fin. 


Pero quien se disponga a ejercitarse en la orientación al ser tendrá que empezar haciéndose la pregunta fundamental: ¿para qué quiero vivir? 


Ahora bien, ¿es ésta una pregunta razonable? ¿Hay un motivo para querer vivir, faltándonos el cual preferiríamos no vivir? En realidad, todos los seres vivientes, tanto los animales como el hombre, quieren vivir, y esta voluntad sólo desaparece en circunstancias excepcionales, como un dolor insoportable. En él hombre, pasiones como el amor, el odio, el orgullo y la lealtad pueden ser más fuertes que la voluntad de vivir. Parece que la naturaleza —o, si se prefiere, la evolución— ha dado a todo ser viviente esta voluntad de vivir, y cualesquiera crea el hombre que son sus motivos, no son más que ideas derivadas con las que justifica este impulso biológico. Pero no hace falta recurrir a la teoría de la evolución. El maestro Eckhart (1927, pág. 365) ha dicho lo mismo de manera más sencilla y poética:


«Quien preguntase a un hombre bueno: 

—¿Por qué amas tú a Dios?, recibiría como respuesta: 

—No lo sé… ¡Porque es Dios! 

—¿Por qué amas la verdad? 

—¡Por la verdad!

 —¿Por qué amas la justicia?

 —Por la justicia. 

—¿Por qué amas la bondad? 

—Por la bondad. —Y, ¿por qué vives? 

—A fe mía, que no lo sé… ¡Me gusta vivir!».


El querer vivir, el gustarnos vivir, es cosa que no necesita explicación. Pero si nos preguntamos cómo queremos vivir, qué pedimos a la vida, qué le hace tener sentido para nosotros; se trata, verdaderamente, de preguntas —más o menos idénticas— que recibirán muchas respuestas diferentes. Unos dirán que quieren amor, otros escogerán el poder, otros seguridad y, otros, placeres sensuales y comodidades, mientras que otros preferirán la fama; pero lo más probable es que la mayoría coincidan en decir que quieren ser felices. Y éste es también, para la mayoría de los filósofos y de los teólogos, el propósito de los afanes humanos. Pero si entendemos por felicidad cosas tan diferentes e incompatibles como las citadas, será una idea abstracta y más bien vana. Se trata de examinar qué significa este término, tanto para el filósofo como para el profano.


Aun entendiéndose la felicidad de modos tan diferentes, la mayoría de los pensadores coinciden en la idea de que seremos felices si se cumplen nuestros deseos o, por decirlo de otra manera, si tenemos lo que queremos. Las diferencias entre las diversas ideas están en la respuesta a la pregunta de cuáles son esas necesidades cuya satisfacción nos hace ser felices. Llegamos, pues, al momento en que la pregunta por el sentido y la finalidad de la vida nos lleva a la cuestión de qué son las necesidades humanas.


En general, hay dos posturas contrarias. La primera, y casi la única que hoy se defiende, consiste en afirmar que la necesidad es algo enteramente subjetivo: es el afán de conseguir una cosa deseada con tanta ansia que justamente podemos llamar necesidad, y cuya satisfacción nos procura placer. Esta definición no atiende al origen de la necesidad. No se pregunta si es de raíz fisiológica, como en el caso del hambre y la sed; o si es debida al desarrollo social y cultural del hombre, como la necesidad de refinamiento en la comida y la bebida, o la de gozar del arte y del pensamiento; o si es socialmente inducida, como la de cigarrillos, coches y aparatos; ni, finalmente, si se trata de una necesidad patológica, como la de tener satisfacciones sádicas o masoquistas.


Tampoco se plantea en esta postura qué consecuencias tiene para el hombre la satisfacción de la necesidad: si enriquece su vida y contribuye a su desarrollo, o lo debilita, lo embota y lo obstaculiza, convirtiéndose en negativa. Se cree cuestión de gusto el que una persona disfrute el cumplimiento de su deseo de oír a Bach, o el de su sadismo dominando o dañando a algún desamparado: mientras sea esto lo que una persona desee, la felicidad consistirá en la satisfacción de esta necesidad. Las únicas excepciones que suelen hacerse son aquellos casos en que la satisfacción de una necesidad perjudica gravemente a otros o va en detrimento de la propia utilidad social. Así, el deseo de destruir y el de consumir estupefacientes no se toman como necesidades legítimas, aunque produzcan «placer».


La postura contraria establece una diferenciación fundamental, atendiendo a si la necesidad conduce al desarrollo y bienestar del hombre, o lo obstaculiza y perjudica. Piensa en las necesidades que se originan en la naturaleza del hombre y conducen a su desarrollo y a la realización de sí mismo. No hay felicidad puramente subjetiva, sino objetiva, normativa. Sólo conduce a la felicidad el cumplimiento de los deseos que están en el interés del hombre. En el primer caso, digo: «Seré feliz si gozo todos los placeres que desee»; en el segundo: «Seré feliz si logro lo que debo desear, puesto que quiero alcanzar un máximo de bienestar».


No hará falta decir que esta última versión resulta inaceptable desde el punto de vista de la teoría científica tradicional, porque introduce en el cuadro una norma, o sea, una calificación, con lo que parece restarle validez objetiva. La duda está en si no es cierto que la norma en sí tiene validez objetiva. ¿No puede decirse que el hombre tiene una naturaleza? Y si tiene una naturaleza que podemos definir objetivamente, ¿no podremos creer que su finalidad es la misma de todos los seres vivientes, a saber, su más perfecto ejercicio y la más plena realización de sus posibilidades? ¿No se sigue de ello que ciertas normas son conducentes a esta finalidad, mientras que otras la obstaculizan?


Esto puede entenderlo cualquier jardinero. El fin de la vida de un rosal es llegar a actualizar todo su potencial: que sus hojas se desarrollen bien y que su flor sea la rosa más perfecta que pueda nacer de su semilla. El jardinero sabe que, para alcanzar este objetivo, debe seguir ciertas normas conocidas por experiencia. El rosal necesita un tipo especial de tierra, de humedad, de temperatura, de sol y sombra. A él corresponde procurárselos, si quiere conseguir buenas rosas. Pero, incluso sin su ayuda, el rosal trata de satisfacerse un máximo de necesidades. No puede modificar en nada la tierra y la humedad, pero puede inclinarse hacia el sol, si tiene la oportunidad. Lo mismo ocurre con la crianza de animales, aunque en este caso es mayor la variedad de fines y, por tanto, de normas que el criador puede querer alcanzar. ¿Por qué no habría de ocurrir lo mismo con el género humano?


Aun careciendo de conocimientos teóricos sobre los motivos de que ciertas normas conduzcan al óptimo desarrollo y ejercicio del hombre, la experiencia nos enseña, al menos, tanto como al jardinero y al ganadero. Ésta es la razón por la que todos los grandes maestros de la humanidad han llegado a enseñar, esencialmente, las mismas normas, que se resumen en la necesidad de vencer la codicia, el engaño y el odio y de conseguir amor y participación, como condición para alcanzar un grado óptimo de ser. Sacar conclusiones de las pruebas reales, aun careciendo de teorías que las expliquen, es un método perfectamente sensato y de ninguna manera «acientífico», aunque el ideal científico siga siendo descubrir qué leyes hay detrás de las pruebas.


Quienes insisten en negar fundamento teórico a los llamados juicios apreciativos sobre la felicidad humana no hacen la misma objeción ante un problema fisiológico, aunque, naturalmente, el caso es distinto. Supongamos que una persona siente ansia de dulces y pasteles, engorda y pone en peligro su salud: no dirán que, si el comer es su mayor felicidad, debe seguir comiendo, sin dejarse convencer de que renuncie a este placer; reconocerán que esta ansia es cosa diferente a los deseos «normales», precisamente porque daña él organismo. No dicen que esta reserva sea subjetiva, ni acientífica, ni un juicio apreciativo, sencillamente porque sabemos la relación que hay entre el exceso en la comida y la salud. Pero hoy sabemos también mucho de lo patológicas y dañinas que son pasiones como el ansia de fama, de poder, de posesión, de venganza y de dominio, así que, con el mismo fundamento teórico y clínico, podemos calificar de nocivas estas necesidades. No hay más que pensar en la «enfermedad del directivo», las úlceras gástricas, que son consecuencia de la vida ajetreada, y en la tensión producida por el exceso de ambición, la falta de equilibrio de la personalidad y la dependencia del éxito. Pero, según muchos datos, hay algo más que esta relación entre las posturas «equivocadas» y la enfermedad somática. En las pasadas décadas, unos cuantos neurólogos, como C. von Monakow, R. B. Livingston y Heinz v. Foerster, han señalado que el hombre está dotado neurológicamente de una moral «biológica», en la que se arraigan normas como las de cooperación y solidaridad y la búsqueda de la verdad y de la libertad. Son ideas que se basan en consideraciones desde el punto de vista de la teoría de la evolución (véase E. Fromm, 1973a, GA VII, págs. 232-235). Por mi parte, he querido mostrar que las principales normas humanas son condiciones para el pleno desarrollo personal, mientras que los deseos puramente subjetivos son objetivamente perniciosos (véase E. Fromm, 1973a, GA VII, y E. Fromm, 1947a, GA II, págs. 14- 18). 


La finalidad de la vida, tal como la entendemos en las páginas siguientes, puede establecerse en distintos planos. Del modo más general, puede definirse como un desarrollo propio que nos acerque todo lo posible al modelo de la naturaleza humana (según Spinoza); o, en otras palabras, el óptimo desarrollo de acuerdo con las condiciones de la existencia humana, llegando a ser plenamente lo que somos en potencia; dejar que la razón o la experiencia nos lleven a comprender qué normas conducen al bienestar, dada la naturaleza del hombre, que podemos comprender por la razón (según santo Tomás de Aquino).


La que quizá sea la forma fundamental de expresar la finalidad y el sentido de la vida es común a las tradiciones del Lejano y del Cercano Oriente (y Europa): la «Gran Liberación», liberación del dominio de la codicia (en todas sus formas) y de las cadenas del engaño. Podemos encontrar este doble aspecto de la liberación en doctrinas como la religión védica de la India, en el budismo y en el zen chino y japonés; en la forma mítica de Dios como rey supremo en el judaísmo y el cristianismo; culminando en la mística cristiana y musulmana, en Spinoza y en Marx. En todas estas enseñanzas, la liberación interior, el romper las cadenas de la codicia y del engaño, no puede desligarse del óptimo desarrollo de la razón (entendida la razón como el empleo del pensamiento con la finalidad de conocer el mundo tal como es, en contraste con la «inteligencia manipuladora», que es el empleo del pensamiento con el propósito de satisfacer un deseo).


Esta relación entre la liberación de la codicia y el primado de la razón es intrínsecamente necesaria. Nuestra razón sólo obra hasta el punto en que no esté sofocada por la codicia. El que está preso de sus pasiones irracionales se encuentra forzosamente a su merced, pierde la capacidad de ser objetivo y no hace más que justificarse cuando cree decir la verdad.


En la sociedad industrial se ha perdido esta idea de la liberación (en sus dos aspectos) como finalidad de la vida, o más bien se ha mermado y tergiversado. Se ha entendido exclusivamente como liberación de fuerzas exteriores: la clase media, como liberación del feudalismo; la clase obrera, del capitalismo, y los pueblos de Africa y Asia, del imperialismo. Se ha tratado esencialmente de una liberación política. Me refiero a las ideas y a los sentimientos populares. Desde luego, el concepto de liberación no era principalmente político, si recordamos la filosofía de la Ilustración, con su lema sapere aude («Atrévete a saber»), y el interés de los filósofos por la liberación interior. 


En efecto, la liberación del dominio exterior es necesaria porque merma al hombre, con la excepción de muy pocos individuos. Pero también la exclusiva atención a ella ha hecho mucho daño: en primer lugar, los liberadores se transformaron con frecuencia en los nuevos dominadores, que no hacían sino vocear los ideales de libertad. Segundo, la liberación política pudo ocultar que se estaba creando una nueva opresión, aunque en formas solapadas y anónimas. Así ha ocurrido en las democracias occidentales, donde la dependencia se disfraza de muchas maneras. (En los países comunistas, la dominación es más franca). Y, lo más importante, se ha olvidado por completo que el hombre puede ser esclavo sin estar encadenada Una idea religiosa afirma reiteradamente lo contrario: que el hombre puede ser libre incluso estando encadenado. Y puede ser cierta a veces, en casos rarísimos, pero no tiene importancia en nuestra época. Sí la tiene, en cambio, y mucha, la idea de que el hombre puede ser un esclavo sin cadenas: no se ha hecho más que trasladar las cadenas, del exterior, al interior del hombre. El aparato sugestionador de la sociedad lo atiborra de ideas y necesidades. Y estas cadenas son mucho más fuertes que las exteriores: porque éstas, al menos, el hombre las ve, pero no se da cuenta de las cadenas interiores que arrastra creyendo ser libre. Puede tratar de romper las cadenas exteriores, pero ¿cómo se librará de unas cadenas cuya existencia desconoce? 


Toda tentativa de superar la crisis, quizá fatal, de los países industriales, y es posible que del género humano, habrá de empezar por ver cuáles son las cadenas exteriores y las interiores; habrá de basarse en la liberación del hombre, en el sentido humanista clásico, así como en el moderno sentido político y social. En general, la Iglesia sigue hablando sólo de la liberación interior. Los partidos políticos, desde los liberales hasta los comunistas, hablan sólo de la liberación exterior. Sin embargo, vemos claramente en la historia que la una sin la otra da lugar a una ideología que deja al hombre indefenso y dependiente. El único objetivo realista es la liberación total, objetivo que bien podríamos llamar humanismo radical (o revolucionario).


En la sociedad industrial se ha tergiversado también el concepto de la razón, tal como ha ocurrido con el de la liberación. Desde el comienzo del Renacimiento, el principal objeto que la razón trató de captar fue la naturaleza, y los frutos de la nueva ciencia fueron las maravillas técnicas. El hombre dejó de ser objeto de estudio hasta hace poco, en las formas enajenadas de la psicología, la antropología y la sociología, convirtiéndose cada vez más en mero instrumento para fines económicos. En los casi tres siglos después de Spinoza, fue Freud el primero que volvió a hacer del «hombre interior» objeto científico, aun constreñido como estaba por el estrecho marco del materialismo burgués.


Hoy la cuestión esencial es, me parece, si podremos recrear el concepto clásico de la liberación interna y externa y el concepto de la razón en sus dos aspectos, aplicado a la naturaleza (ciencia) y aplicado al hombre (conocimiento de sí mismo).


Antes de hacer unas sugerencias sobre ciertos preparativos para aprender el arte de vivir, quiero asegurarme de que no se interpretarán mal mis intenciones. Si el lector espera en este capítulo una breve receta para aprender el arte de vivir, será mejor que lo deje aquí. Lo único que quiero y puedo ofrecer son unas sugerencias sobre la dirección en que podrá encontrar respuestas y ensayar un esbozo de algunas de ellas. Lo que tengo que decir es incompleto, y la única compensación para el lector será que hablaré solamente de los métodos que yo mismo haya practicado y experimentado. 


Este principio de exposición implica que no voy a tratar de escribir sobre todos los métodos preparatorios, ni siquiera sobre los más importantes. No hablaremos del yoga, del zen, de la meditación centrada en las palabras, ni de los métodos de relajación de Alexander, Jacobson y Feldenkreis. Tratar sistemáticamente de todos los métodos exigiría por lo menos todo un volumen y, además, no sería yo el más indicado para escribir tal compendio, pues creo que no podemos escribir sobre experiencias que no hayamos vivido. 


De hecho, podría terminar este capítulo justo aquí, diciendo: lea las obras de los maestros del vivir, llegue a comprender el verdadero sentido de sus palabras, fórmese su propia idea de lo que quiera hacer con su vida; abandone la ingenua idea de que no necesita maestro, ni guía, ni modelo; de que puede averiguar, en el lapso de una vida, lo que han descubierto las mentes más grandes del género humano en muchos millares de años, a partir de las piedras y los esbozos que les dejaron sus predecesores. Según dijo uno de los mayores maestros del vivir, el maestro Eckhart: «¿Cómo puede vivir nadie sin haber sido instruido en el arte de vivir y de morir?». 


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