viernes, 30 de octubre de 2020

Bossa Nova

 Arpi Alto - The Girl from Ipanema 

Nativo americano

 Frase del Día



Esencia

 Orígenes

Pneuma:

Palabra griega que procede del termino (πνεῦμα) que significa viento, soplo y respiro.  







En el contexto religioso adquiere un significado más emblemático, como espíritu, alma, ánima o sustancia del ser.  

jueves, 29 de octubre de 2020

Limpieza interior

Consejos para elevar tu vibración

 

Alejandro Martinez Gallardo

 LAS CÉLULAS DEL CUERPO EMITEN LUZ ANTES DE MORIR, IGUAL QUE LAS SUPERNOVAS EN EL ESPACIO


UNO DE LOS DESCUBRIMIENTOS MÁS POÉTICOS DE LA HISTORIA DE LA ANATOMÍA: LAS CÉLULAS SON COMO PEQUEÑAS ESTRELLAS Y AL MORIR INTENSIFICAN SU IRRADIACIÓN DE LUZ.



Do not go gentle into that good night.

Rage, rage against the dying of the light.

Dylan Thomas


El científico alemán Fritz Albert Popp, continuando el trabajo de Alexander Gurwitsch, logró comprobar hace más de 3 décadas que los seres humanos (y todo los seres) vivos emiten luz. Popp ha teorizado que estas emisiones de luz ultradébil, a las cuales designó como "biofotones", juegan un papel importante en la comunicación celular, articulando literalmente un lenguaje de luz que interviene en la organización de diferentes funciones. Sus descubrimientos sugieren que el nivel de coherencia de estas emisiones biofotónicas se correlaciona con el nivel de salud de un organismo y ciertas enfermedades pueden identificarse por patrones de emisión caótica, como explicó Popp en una entrevista a la periodista Lynne McTaggart, quien publicó esta información en su libro The Field. Recientemente, según publicó la revista de tecnología del MIT, el científico Sergey Mayburov confirmó que las emisiones biofotónicas intervienen en algún tipo de comunicación celular. 


El origen de estos fotones almacenados en las células es altamente poético a la vez que simple y eficaz (en la naturaleza la poesía no está peleada con la economía). Popp cree que las células almacenan fotones del Sol y de los alimentos que consumen --siendo las plantas los organismos que mayor cantidad de emisión biofotónica presentan. En esto coincide con el premio Nobel Albert Szent-Györgyi, quien teorizó que la energía fundamental que llamamos vida es en realidad un circuito eléctrico que une al Sol con todos los organismos de la Tierra. De acuerdo con Szent-Györgyi: "Una célula requiere energía no sólo para realizar todas sus funciones sino para el mantenimiento de su estructura. Sin energía, la vida se extinguiría instantáneamente, y el tejido celular se colapsaría. La fuente de esta energía es la radiación del Sol".


Esta conexión entre la vida y la luz o entre las células y el Sol tiene un elegante detalle "microcósmico", según ha observado Popp. Estudiando diversas enfermedades, Popp y sus colegas descubrieron que cuando una célula está por morir emite una radiación biofotónica cientos de veces mayor a la que despide normalmente, algo que ha sido comparado con la explosiva muerte de las supernovas (estrellas masivas que emiten un enorme resplandor en su colapso gravitacional). Estudiando células bajo estrés Popp ha teorizado que esta emisión anómala de luz es un mecanismo de defensa para restablecer el equilibrio del sistema. Quizás la emisión de luz en las células mortecinas tenga un resultado similar a la explosión de las supernovas que contribuye a enriquecer el medio galáctico al diseminar elementos químicos pesados y formar nuevas estrellas. Ya que nuestro organismo está constantemente renovándose, podemos decir que millones de pequeñas estrellas mueren y nacen cada instante en nuestro cuerpo.


Esta bellísima coincidencia (que quizás no sea una coincidencia, sino la expresión de un mismo principio a diferente escala) nos hace pensar en la más antigua de las filosofías naturales, de la cual en gran medida nació lo que hoy llamamos ciencia y que nos parece tan lejana de este pensamiento de correspondencias. Esto es, la idea de una relación analógica entre el macrocosmos y el microcosmos (como es arriba, es abajo). Para la mayoría de las culturas antiguas, el ser humano y la naturaleza en su conjunto eran una imagen del cielo y los procesos fisiológicos y psicológicos de todos los seres vivos en la Tierra estaban estrechamente vinculados con los procesos cósmicos. Esto es una forma sencilla, pero no por ello menos elegante, de explicar la unidad de todas las cosas. Una misma energía original que se imprime en todas las cosas pero a diferente magnitud.


Los antiguos chinos derivaron su medicina del movimiento creativo del cosmos (el taiji, que es precedido por lo inmanifiesto e ilimitado wuji)... y 3 mil años después esta medicina, que es sobre todo una filosofía, sigue practicándose con efectividad. Se ha sugerido que los "acupuntos" en el cuerpo humano utilizados por la acupuntura guardan cierta relación con las constelaciones en el cielo (el hombre es un pequeño universo). Y, por supuesto, cada una de las cinco estructuras anatómicas fundamentales y sus órganos relacionados están ligados directamente con uno de los cinco planetas.


La mística, música y erudita Hildegard von Bingen en una de sus canciones visionarias habla de una lucida materia ("materia luminosa" en latín) con la cual la divinidad infundió el cosmos. Esta materia luminosa --que es "la brillante y alegre belleza del Sol" y la Palabra insuflada del espíritu-- es la que forma el cuerpo humano y es el sostén mismo de todas las criaturas, una materia espiritual (la luz elimina la dualidad entre materia y espíritu). Wighard Strehlow en su libro Hildegard of Bingen's Spiritual Remedies compara las las visiones de la mística alemana con los biofotones de Popp: "Las visiones de Hildegard de proyectiles de bolas de fuego llevando la información biológica de todas las células van más allá del conocimiento de su tiempo".


El cabalista Aryeh Kaplan, en su traducción del Sepher Yetzirah, nos dice que existen mil 21 posibles permutaciones de las letras del alfabeto hebreo, “un número cercano al número total de estrellas totales en el universo… así que a partir de las permutaciones del alfabeto, un nombre puede ser formado para cada estrella del universo. Esto en concordancia con la enseñanza de que cada estrella tiene un nombre individual”.


El gran médico hermético Paracelso escribió: "Hay una estrella en el hombre por cada estrella en el cielo". Manly P. Hall sobre esto agrega:


Un místico escribió: 'Hay una flor en el campo por cada estrella en el cielo'. Los electrones son pequeñas estrellas; las estrellas son vastos electrones. Cada célula es un sistema solar y cada sistema solar es una gran célula. Los órganos del cuerpo humano están hechos de incontables diminutos universos y nuestro universo en conjunto con innumerables otros compone los órganos de un ser más vasto.


Pijama Surf


domingo, 25 de octubre de 2020

Daniel Hopenhayn

Martin Hilbert: "La verdadera fuente de poder de las redes ha sido llevarnos a nuestro narcisismo, enojo, ansiedad, envidia, credulidad y, por cierto, a nuestra lujuria"

           No sabemos cómo lidiar con el poder de los algoritmos, afirma Martin Hilbert


"El crecimiento de la digitalización siempre fue exponencial, pero la pandemia lo aceleró con esteroides", asegura Martin Hilbert, investigador alemán de la Universidad de California-Davis y autor del primer estudio que calculó cuánta información hay en el mundo.


Reconocido por haber alertado sobre la intervención de Cambridge Analytica en la campaña de Donald Trump un año antes de que estallara el escándalo, Hilbert ha seguido de cerca los efectos digitales del coronavirus y sus conclusiones son poco optimistas: las personas no saben cómo lidiar con el poder de los algoritmos, los gobiernos no saben cómo usarlos en favor de la población y las empresas se resisten a adoptar pautas éticas efectivas.

Esto debiera preocupar especialmente a América Latina, "porque son líderes mundiales en el uso de redes sociales", advierte Hilbert, que vivió una década en Chile como funcionario de la ONU y hoy vive a 40 minutos de Silicon Valley.


En conversación con BBC Mundo compartió su opinión de que las nuevas tecnologías plantean desafíos de alcances tales que podrían exigir una evolución de la conciencia humana.


Martin Hilbert, investigador alemán de la Universidad de California-Davis y autor del primer estudio que calculó cuánta información hay en el mundo.


¿Qué novedades trajo la pandemia a nuestra relación con las redes digitales?

Tuvo dos efectos simultáneos: nos hizo más sensibles a las secuelas tóxicas de la digitalización, pero aceleró nuestra dependencia de ella.


''Las llamadas tecnologías persuasivas cumplen su misión cuando eres adicto y no puedes desviar tu atención de ellas"


¿Por qué crees que ocurre eso?


Hay que entender cómo funciona esta economía digital, donde el recurso escaso a explotar es la atención humana.


El negocio de los gigantes tecnológicos −Google, Apple, Facebook, Amazon− no es ofrecerte avisos comerciales: es modificar tus comportamientos para optimizar el rendimiento de esos avisos.


Y pueden hacerlo porque los algoritmos, al procesar millones de datos sobre tu comportamiento, aprenden a predecirlo, mucho mejor que tú mismo.


Pero para conocerte e influir sobre ti necesitan mantenerte conectado. Por lo tanto, las llamadas tecnologías persuasivas cumplen su misión cuando eres adicto y no puedes desviar tu atención de ellas.


Por lo que muestra el documental El dilema de las redes sociales, muchos en Silicon Valley se arrepienten de haber creado esas tecnologías.


Aquí en Silicon Valley el término de moda es human downgrading [degradación humana], que resume la siguiente idea: de tanto discutir cuándo la tecnología iba a sobrepasar nuestras capacidades, perdimos de vista que las máquinas se estaban enfocando en conocer nuestras debilidades.


Ganarle una partida al campeón de ajedrez era lo de menos. Su verdadera fuente de poder ha sido llevarnos a nuestro narcisismo, a nuestro enojo, ansiedad, envidia, credulidad y, por cierto, a nuestra lujuria.


Es decir, las tecnologías persuasivas apelan a mantenerte en la versión más débil de ti mismo para que gastes tu tiempo en las redes.

"Usamos las redes por divertirnos, nadie nos mete un chupete en la boca"


Algunos críticos han dicho que el documental es alarmista, o que carece de perspectiva histórica para entender que estos fenómenos no son tan nuevos.

Como todo documental, deja sin cubrir aspectos importantes, como el cruce entre la tecnología y las desigualdades. Pero no percibo un alarmismo exagerado.


Quienes critican estos discursos tienen una frase típica: "Estas cosas siempre existieron". Y es verdad. De hecho, Facebook hizo un estudio para mostrar que la red social influye menos en la polarización política que nuestro apego innato a los amigos de ideas afines.


Pero el mismo estudio mostró que los algoritmos de recomendación de Facebook duplican ese efecto, y ahí está el problema. Los huevos y la carne siempre subieron el colesterol, pero en las últimas décadas potenciamos ese efecto con una avalancha de helados y papas fritas. ¿Me explico?


Lo que pasa es que nos cuesta admitir el efecto en nosotros mismos.


Nos preocupa mucho ver a nuestros hijos pegados todo el día a un chupete digital, incapaces de concentrarse o asimilando expectativas poco realistas sobre sus cuerpos. Pero nosotros somos otra cosa, usamos las redes por divertirnos, nadie nos mete un chupete en la boca.



La pandemia… aceleró el debate sobre la privacidad"


Pero es un hecho que la tecnología digital también nos presta servicios imprescindibles. La pandemia lo ha dejado bastante claro.


Sin duda, y eso no tiene vuelta atrás.


El crecimiento de la digitalización siempre fue exponencial. Hace 25 años no teníamos celulares y ya es imposible imaginarlo. Pero la pandemia lo aceleró con esteroides. Aunque también mostró sus limitaciones, ¿no?


Yo doy clases en línea hace años y conozco muy bien sus desventajas, pero ahora cada maestra de primaria descubrió que con niños de 7 años no funciona para nada.


También aceleró el debate sobre la privacidad, que antes era más teórico: ¿qué escucha Siri, qué escucha Alexa? Ya no hace falta ninguna Siri, todas las casas están conectadas y toda la familia está en la casa.


El otro día un papá inocente se puso los pantalones mientras mi hija de 6 años estaba en clases, y claro, había unas 30 familias viendo a un viejo medio desnudo atrás. O de pronto escuchas a una pareja peleándose en el otro cuarto. Aunque no quieras, ya te metes en la casa de otros todo el tiempo.


Las herramientas digitales de vigilancia han sido otro problema difícil de tratar. Solíamos resistirnos a ellas, pero este año nos interesó mucho la aplicación de rastreo de Corea del Sur, por ejemplo, que era la más invasiva de todas.


Claro, la gente está casi enojada porque las apps de rastreo todavía no funcionan. Y el problema no es tecnológico, es político. Aquí se evidencian dos problemas serios.


Primero, la gente todavía no entiende bien lo que las grandes compañías hacen con sus datos. En marzo, cuando Apple y Google anunciaron su aplicación, todos dijeron "ay, no, ahora Apple y Google nos quieren coleccionar esos datos". ¡Apple y Google coleccionan esos datos siempre!


Y segundo, los gobiernos fueron incapaces de reaccionar a un desafío tecnológico de lo más sencillo.


Los privados les dijeron "nosotros ponemos los datos, ustedes desarrollen la app". Y los gobiernos en medio año no lograron coordinarse ni empujar un diálogo político, porque no tienen el lenguaje para esto, no pueden vender un mensaje.


En Estados Unidos ni siquiera lograron ponerse de acuerdo al interior de cada estado. Y hace poco más de un mes, Apple y Google dijeron "ya, son tan incapaces los gobiernos que vamos a tomar este asunto en nuestras manos".


Como la ley les impide instalar la app sin la venia estatal, van a integrar la función en el sistema operativo del teléfono y cada usuario verá si la habilita. Esto demuestra que la ventaja del sector privado en este tema es hoy insuperable.


"En China revisan hasta los datos de tu tarjeta de crédito para supervisar tu cuarentena. Para el gobierno, la emergencia lo justifica y punto"



Por lo menos en Occidente.


Exacto, esto sí funcionó en países asiáticos que habían aprendido del SARS −aunque la app de Corea del Sur, como decías, publica más datos de los necesarios− y en países autoritarios donde simplemente no hay discusión.


En China revisan hasta los datos de tu tarjeta de crédito para supervisar tu cuarentena. Para el gobierno, la emergencia lo justifica y punto. Pero los gobiernos occidentales no saben qué justificar porque ni siquiera saben plantear la discusión. Es preocupante.


Para ser justos, la disputa entre la privacidad y la seguridad nunca ha sido fácil de plantear en países democráticos.


Yo crecí en una Alemania dividida donde un Estado de vigilancia controlaba medio país, así que me preocupo mucho por mi privacidad. Pero más me preocupo por mi madre de 70 años que aún vive en Alemania, ¿no?


El verdadero problema, como advirtió Yuval Harari, es evitar que las medidas de emergencia se queden cuando vuelva la normalidad.


La pandemia también nos permitió constatar que las noticias falsas se multiplican aun cuando no haya intereses políticos detrás.


Sí, aquí el problema es la economía de la atención misma.


Al algoritmo no le importa hacia qué lado te llevan las noticias falsas, simplemente le sirven para atraparte porque cuadran mejor que la verdad con nuestros sesgos cognitivos. En particular, con dos de ellos.


¿Cuáles?


Uno es el sesgo de confirmación: si una información refuerza tu opinión, se ha verificado que es un 90% menos probable que la identifiques como falsa. Y aun si te dicen que era falsa, es un 70% más probable que un tiempo después la recuerdes como verdadera.


El otro es el sesgo de novedad.


Nosotros evolucionamos para prestar una atención desproporcionada a lo novedoso. Al que no lo hizo, se lo comió el tigre. Y la verdad no suele ser novedosa, ya la has escuchado antes.


Así las noticias falsas obtienen en las redes 20 veces más retuits que las verdaderas.


Y la ventaja de los algoritmos es que estas conductas son predecibles: somos irracionales, pero predeciblemente irracionales.


Entonces, si fueras un algoritmo programado para atraer clics, ¿qué harías para sobresalir en tu trabajo durante una pandemia? Priorizar mensajes alarmantes que culpen a minorías religiosas de propagar el virus, o al ejército gringo de llevarlo a Wuhan.


Te irá muy bien en las famosas "métricas neutrales", que supuestamente privilegian "lo que nos gusta" pero en realidad maximizan las ganancias a expensas de la polarización.


"Si una chica de 14 años busca un video en YouTube sobre cómo comer mejor, el algoritmo pronto le recomendará un video sobre anorexia"


Y de nuestro bienestar emocional, según creen muchos psicólogos.


El año pasado, un estudio experimental concluyó que desactivar Facebook por un mes aumenta tu bienestar subjetivo tanto como ganar 30 mil dólares adicionales al año.


La explosión de las redes ha coincidido con aumentos medibles de la ansiedad, de la percepción de soledad, del suicidio adolescente, sobre todo de las chicas…


Comprendamos que estos algoritmos no afectan a todos por igual: buscan a los más débiles entre nosotros y les pegan bajo el cinturón.


Si una chica de 14 años busca un video en YouTube sobre cómo comer mejor, el algoritmo pronto le recomendará un video sobre anorexia, porque la experiencia le dice que captará su atención. Y si ella es débil, tomará ese camino.


Los usuarios de YouTube, que son dos mil millones, ven en promedio 40 minutos de videos al día, de los cuales los algoritmos recomiendan el 70%. Alrededor del 5% de las recomendaciones son teorías conspirativas absurdas: que la Tierra es plana, que las vacunas son peligrosas, etc.


Haciendo números, dos de cada siete personas en el mundo ven en promedio 1,5 minutos diarios de teorías conspirativas. ¡Es casi una religión global! No creo que tantos cristianos recen a diario.


Si ves ese tipo de videos, empiezas a dudar de todo. Y si la verdad de los hechos ya no cuenta, las reglas tampoco. Por eso crear confusión les interesa tanto a los líderes populistas o autoritarios.


También circulan teorías absurdas sobre la manipulación digital, o sobre las intenciones ocultas que tendría Mark Zuckerberg.


Claro, algunos creen que Zuckerberg estudia nuestra personalidad para irse a un sótano oscuro con el Joker y Darth Vader a planear cómo dominar el mundo.


Pero no funciona así. Ni siquiera hay muchos psicólogos en Silicon Valley.


Las tecnologías persuasivas encuentran nuestras debilidades por ensayo y error, con pruebas ciegas de A/B: ponen dos versiones de un mensaje y ven cuál produce más clics.


Así descubrieron que las publicaciones que expresan indignación obtienen el doble de likes y casi el triple de shares.


"Tú no revisaste en febrero tu pila de papel higiénico porque tuvieras noticias sobre la cadena de suministro, sino por el temor colectivo"


Este método ciego, de hecho, redescubrió estrategias que figuraban hace años en los manuales de diseño de casinos, pensados para hacerte adicto.


Otra emoción muy exitosa es el miedo, porque reaccionar al miedo de la tribu es también un aprendizaje evolutivo.


Cuando un búfalo siente el miedo de otro miembro de la manada, echa a correr sin saber por qué.


Y tú no revisaste en febrero tu pila de papel higiénico porque tuvieras noticias sobre la cadena de suministro, sino por el temor colectivo. Pues bien, #toiletpapergate y #toiletpapercrisis fueron las principales tendencias en Twitter a finales de febrero.


Para decir algo en su favor, algunas redes sociales filtraron muchas noticias falsas sobre la pandemia, en un esfuerzo inédito de su parte.


Sí. Amazon eliminó muchos productos que mentían sobre el virus y Facebook mostró advertencias en millones de publicaciones que hacían lo mismo.


Cuando las personas vieron esas etiquetas de advertencia, el 95% de las veces no hicieron clic en la noticia. ¿Pero cuánto sirve eso, si la gran mayoría sólo lee titulares? La gente no se molesta en leer el contenido del 70% de los links que retuitea.


Y ese 5% que no fue disuadido por la advertencia ya son dos millones de personas.


Avaaz, una organización sin fines de lucro, informó que 104 afirmaciones falsas sobre el virus se vieron más de 117 millones de veces en Facebook durante marzo, y que la compañía tardó hasta 22 días en emitir las advertencias.


Y hablamos del contenido en inglés, en otros idiomas filtran muchísimo menos.


Esto debe preocupar a los latinoamericanos, porque son líderes mundiales en el uso de redes sociales: 3,5 horas diarias en promedio.

"No podemos dejar las reglas de la sociedad en manos de unos pocos ingenieros"


¿Eres partidario de que los Estados regulen con más fuerza el uso de estas tecnologías?


¡Por supuesto! Es verdad que las regulaciones eficientes suelen llegar cuando una industria ha alcanzado cierta escala, porque es difícil anticipar los riesgos.


Cuando apareció el automóvil, uno de los argumentos en su favor fue que haría las ciudades más saludables al reducir los excrementos de caballos.


Pero no podemos dejar las reglas de la sociedad en manos de unos pocos ingenieros. ¿Dónde se deben almacenar los datos? ¿Qué tipo de datos? ¿Con qué finalidad pueden usarse?


Tenemos que sacar estas preguntas nerds del garaje de los programadores, porque estamos quebrando varios acuerdos sociales con el poder de esta economía desregulada.


En un artículo reciente propones que, así como hemos modificado conductas para cuidarnos del virus, deberíamos adoptar medidas de "desinfección digital".


Claro. La gente sabe que ya es suficiente con ocho horas de trabajo frente a la pantalla. Pero entra en su dormitorio, se toma dos respiros y saca su celular igual, ya no puede evitarlo.


Y por mucho que Apple y Google agreguen funciones para ayudarte a monitorear tu consumo digital, sus tecnologías siguen diseñadas para la adicción.


Tú dices "no, sólo voy a chequear una notificación". Y 40 minutos después, dices "¡oh, qué me pasó!". Pasó que tu cerebro paleolítico no es rival para el aprendizaje automático de las supercomputadoras acerca de tu voluntad.


De ahí las preguntas más existenciales sobre qué es la voluntad humana en este contexto.


Ya lo decía Schopenhauer: "El humano puede hacer lo que quiere, pero no puede querer lo que quiere". Eso tampoco es nuevo.


Lo nuevo es que las mentes artificiales, al descubrir los sesgos de esa voluntad, han empezado a competir con ella por nuestra percepción consciente de la realidad.


Esto puede sonar loco, pero creo que estamos generando una nueva presión evolutiva sobre el Homo sapiens.


Porque si queremos coexistir con máquinas que procesan información mucho mejor que nosotros, la humanidad tendrá que producir un salto de conciencia. Es decir, evolucionar hacia formas de conciencia menos apegadas a procesos de información.

"Las tecnologías persuasivas funcionan como extensiones de nuestras mentes, de ese diálogo interior que no podemos parar"


¿Y crees que podemos inducir una evolución de ese tipo?


No le pidas tanta iluminación a un académico, pero te cuento algo que me sorprendió mucho.


Hace poco analicé, con datos de Facebook, qué ha hecho la gente en su tiempo libre durante la pandemia en América Latina. Y la única actividad que se disparó respecto de épocas normales fue la meditación, tanto en interés de la gente como en descargas de apps.


Las mujeres, que siempre lideraron el uso de estas apps, duplicaron su uso. Y los hombres triplicaron el suyo, llegando al nivel que tenían las mujeres en 2019.


¿Y qué busca la meditación? Desconectarte hasta de tus pensamientos.


Y las tecnologías persuasivas funcionan como extensiones de nuestras mentes, de ese diálogo interior que no podemos parar.


Como cuando estás enojado y argumentas en tu cabeza con la otra persona y le dices todo lo malo que te ha hecho y todo lo que no sabe.


Estas tecnologías se conectan a ese diálogo interior, lo externalizan a través de las redes sociales y ahí te agarran.


Entonces, es interesante que sea la meditación, un posible antídoto para eso, lo que ha explotado. El 15% de los usuarios de Facebook en América Latina ya muestra interés en ella.


¿Sería contradictorio que busquen el antídoto en las mismas redes?


Es que no se trata de apagar internet. Tampoco es una opción si quieres ser parte de la evolución de esta sociedad.


En Silicon Valley, de hecho, también hay bastante interés en la meditación. Están experimentando con frecuencias sonoras, para encontrar aquellas cuyos efectos cerebrales ayudan a inducir el desapego y descansar de esta constante conexión.


¿Y sabes lo que descubren? Que ciertas frecuencias producen en tu cerebro el mismo efecto que una fogata.


Otra vez, aquí no hay nada nuevo, las tradiciones espirituales buscaban ese efecto hace miles de años para despejar tu cabeza.


Porque si miras dentro de ti, en tu cabeza no hay una sola opinión, hay un comité discutiendo. Y cuando la gente vuelve a intuir que necesita deshacerse de esas voces, es porque descubre que son las mismas que corren en Facebook.


Ahora, desapegarte de esas voces no es tan sencillo como descargar una app, son palabras mayores.


Pero antes, para intentarlo, tenías que renunciar a tu trabajo, a tu familia y partir a las montañas a buscar un maestro. La idea es que ahora puedas hacer tu fogata a las 7 de la tarde en tu departamento.

"La tecnología es normativamente neutral: puede escalar los problemas o las soluciones, según el uso que le demos"


Crees que la salida, entonces, no será arrancar de la tecnología sino combatirla con más tecnología.


Y es así porque la tecnología es normativamente neutral: puede escalar los problemas o las soluciones, según el uso que le demos.


Ahora, yo hablo de este interés en la meditación como una señal positiva, pero no va a ser la pócima mágica.


Así como un bebé descubre los contornos de su cuerpo mordiéndose el dedo, nosotros estamos recién conociendo los contornos de nuestras mentes expandidas digitalmente.


Pero estoy convencido de que aprender a tomar distancia de estas tecnologías va a significar, en el largo plazo, aprender a tomar distancia de uno mismo.


Un ególatra sin internet, en ese sentido, no sería parte de la solución.


¿La idea de un chip en el cerebro es compatible con lo que estás planteando? ¿O son excluyentes?


Si ese chip te mantiene en el nivel neuronal que procesa información y la traduce en razonamientos y emociones, no serviría para eso.


La conciencia está en otro nivel neuronal, parece que se produce en un circuito que se llama DMN y que básicamente conecta todo el cerebro.


Y me imagino que con una interfaz neuronal también se la puede estimular, pero será como siempre en la tecnología: la primera aplicación va a ser para comercio y la segunda para pornografía.


Mientras tanto, ¿qué medidas de higiene podrías recomendar?


Lávese la mente a menudo durante al menos 20 segundos, especialmente después de un desplazamiento sin sentido en las redes sociales durante el cual estuvo expuesto a algoritmos especializados en bajar sus defensas.


Tápese la boca cuando esté a punto de difundir un contenido odioso o que ni siquiera ha leído. Y asuma la responsabilidad de ser un potencial vector de contagio en este problema colectivo.



Daniel Hopenhayn

Especial para BBC Mundo

20 octubre 2020


miércoles, 21 de octubre de 2020

Mercantilización

 EL YOGA GLOBALIZADO ES MUY DISTINTO AL YOGA TRADICIONAL, CUYA ESENCIA TIENE QUE VER CON EL ASCETISMO Y LA CONTEMPLACIÓN



Una de las características esenciales del capitalismo es su capacidad de tomar todo tipo de subculturas y valores –artísticos, espirituales, éticos–  y convertirlos en productos que forman parte del mercado. La mercantilización (commodification) de todo. Esta es una de las características quizá más alarmantes del capitalismo liberal, responsable de desarraigar a las personas, hacerlas perder sus tradiciones y en cierta manera enajenarlas, al reemplazar sus propias prácticas y creencias con nuevos ídolos. Uno de los casos más conspicuos de este fenómeno de cooptación es el del yoga.


Primero hay que mencionar que la manera en la que el yoga se ha convertido en una industria multimillonaria dentro de la cultura del fitness y el wellness en las sociedades occidentales es un fenómeno complejo. No existe una única razón, un único culpable, una única explicación. Y tampoco, necesariamente, habría que sentenciar que esto es algo malo, pues el juicio dependerá de la visión del mundo o de las creencias que tenga un individuo. 


Asimismo hay que señalar, por supuesto, que el hecho de que el yoga globalizado contemporáneo esté muy alejado de los diferentes tipos de yoga que se han practicado en la India a lo largo de la historia no significa que la práctica del yoga en Occidente no pueda ser benéfica para las personas o que no se encuentren (aunque sean muy pocos) lugares o maestros en Occidente que practican formas de yoga cercana a la "esencia" del yoga (tomando con un grano de sal la noción de "esencia"). 


Finalmente, es importante agregar también que no existe un único yoga, un yoga auténtico, hegemónico, que refute a los demás. La historia del yoga, como la ha estudiado Mark Singleton, es una historia dinámica, de innumerables cambios e innovaciones (pese a que en la India muchos hablan de un yoga eterno, revelado). Así que algunas personas verán el yoga postural moderno o yoga globalizado solamente como una nueva etapa en la evolución del yoga. El mismo primer ministro Nehru, hace algunas décadas ya, declaró que el yoga tenía que recurrir a la ciencia para evolucionar. 


Ahora bien, habiendo dicho lo anterior, debemos señalar que sí es posible hablar de una serie de características esenciales que comparten los diferentes tipos de yoga que tradicionalmente se practican en la India, y notar que esas características no aparecen o aparecen de manera sumamente marginal en el yoga globalizado, un fenómeno que se encuentra también ya en la India actualmente. Por ello, algunos sadhus o ascetas incluso hablan de dos tipos de yoga: el "yoga" (refiriéndose al yoga globalizado que es mayormente una forma de gimnasia) y el "yog", usando la palabra en hindi equivalente al sánscrito "yoga". El yoga moderno es visto como una forma de obtener dinero y celebridad entre estos devotos. Lo que captura el ethos de la cultura secular moderna. Singleton anota que el yoga al llegar a Occidente es "traducido", reinterpretado dentro del marco conceptual de la sociedad occidental moderna y sus particulares aspiraciones así como su concepción particular del cuerpo. En otras palabras, en una sociedad que piensa en términos de ciencia, psicología, fitness, wellness, etc., el yoga es visto como algo que encaja con estos modelos. 


Aunque el yoga lleva décadas siendo una disciplina altamente popular en el mundo occidental, la academia no había estudiado de manera seria el yoga hasta hace poco. Particularmente el Hatha Yoga Project de James Mallinson y Mark Singleton, en tiempos recientes, ha producido una serie de estudios etnográficos y textos académicos que nos permiten entender tanto la historia del yoga como su panorama contemporáneo. Mallinson es una figura sumamente interesante, pues además de obtener su doctorado en Sánscrito por la Universidad de Oxford, ha sido iniciado a la escuela de los Ramanandi Tyagis y ha vivido con ascetas en la India por algunos años. Mallinson es reconocido en la academia por demostrar las raíces budistas del hatha-yoga. Teniendo en cuenta el trabajo de estos académicos-practicantes y de otros miembros de este proyecto, como la académica italiana Daniela Bevilacqua podemos hacer algunas observaciones sobre las características principales del yoga a lo largo de la historia, mismas que siguen siendo parte esencial de la práctica y objetivos de los ascetas indios que mantienen viva la tradición.


Las primeras menciones del yoga que se acercan al entendimiento que tenemos actualmente del término ocurren en el Mahabharata (anteriormente, por supuesto, el término es usado, pero no con la misma connotación de una disciplina espiritual). En la gran épica india se habla del yoga como una serie de técnicas que conducen a la unión con la divinidad o al estado de liberación (moksha). Se desprenden tres caminos (margas) o yogas para alcanzar la unión con lo divino: la contemplación, la acción y la devoción.


En la historia del pensamiento religioso surgido en la India, datar los textos es algo sumamente complicado, así que no es sencillo decir cuándo se compuso este texto (que además tiene varias capas de composición). Sin embargo, probablemente un poco después tenemos el primer gran texto del yoga, a veces llamado el yoga clásico, los Yoga sutras de Patanjali, el texto del cual se deriva la práctica conocida en Occidente como ashtanga-yoga (el yoga de los ocho miembros). Es aquí donde se crean los primeros lineamientos para la práctica del yoga, los cuales siguen influyendo de manera importante no sólo a los practicante del ashtanga o del famoso raja-yoga, sino a todos los practicantes de yoga, incluyendo el hatha-yoga. 


Tomando en consideración los ocho miembros o elementos del yoga clásico, podemos ver rápidamente por qué el yoga que se práctica en Occidente está muy alejado del yoga clásico. El yoga de Patanjali tiene como precondición la práctica de yama y niyama. Los yamas son restricciones a las cuales el practicante debe someterse. Estas restricciones son similares a los cinco preceptos budistas –no matar, no robar, abstenerse de tener sexo, no intoxicarse, no mentir–. Y, de hecho, existen buenas razones para creer que el budismo fue una importante influencia en el yoga de Patanjali. Los niyamas son conductas de purificación tanto física como mental que deben hacerse. Entre los cinco niyamas de Patanjali encontramos cosas que van en contra del ethos occidental, como la contemplación o adoración de la divinidad suprema (renunciando a la identidad individual) o la práctica de austeridad y férrea disciplina, etc. La regulación de la conducta y del cuerpo es la precondición de la práctica. Esto nos habla de que en el origen el yoga tiene que ver con algo similar a una vida religiosa, monástica o ascética, alejada de los placeres mundanos, generalmente dentro de una escuela, bajo la tutela de un maestro. Ahora bien, en Occidente no ocurre que el maestro le pide al alumno antes realizar ciertos rituales purificatorios para poder, entonces sí, practicar. Los estudios de yoga no suelen rechazar alumnos ni exigir purificaciones. Esto sería visto como una especie de discriminación, políticamente inaceptable. 


Los ocho miembros del yoga de Patanjali se dividen en externos e internos. Entre los cinco externos encontramos las "asana", las posturas físicas, las cuales se practican una vez que se han realizado y que se siguen realizando los aspectos de conducta y disciplina moral. La función de las posturas es simplemente relajar el cuerpo y hacerlo más flexible para poder practicar largas horas de meditación. Al igual que ocurre en el budismo con shila, los aspectos externos  de disciplina, tienen la función de establecer la base para la concentración o las diversas prácticas meditativas que en el yoga de Patanjali alcanzan su nivel más alto en el samadhi (para Patanjali el samadhi incluye el prajña, el estado de sabiduría, el yoga en sí mismo). El yoga ocurre cuando se separa lo impuro de lo puro y lo puramente espiritual del individuo se une con espíritu universal (Purusha). Un yogui, para la tradición budista y en general para la tradición de Patanjali, es alguien que medita, no alguien que hace asanas.


Encontramos interesantes similitudes entre el yoga clásico y la filosofía platónica en tanto que para esta el fin de la filosofía es separar lo impuro de lo puro para al morir alcanzar un estado de unión con la realidad divina suprasensual y, también, en tanto que el yoga clásico, como el platonismo, es una filosofía espiritual, en la que la materia es vista como inferior al espíritu o a la conciencia. Radicalmente opuesto a la visión contemporánea basada en el culto del cuerpo y en el materialismo espiritual, el yoga clásico busca trascender el cuerpo, lo considera como un mero instrumento, por momentos como un obstáculo y por momentos como un vehículo, pero nunca como algo al mismo nivel que la realidad espiritual a la cual se dirigen todos los esfuerzos. Es por ello que el yoga se encuentra indisociablemente ligado a las prácticas ascéticas (tapas), de mortificación y austeridad, en las que el cuerpo es sometido a enormes vejaciones para así entrenar la mente. De hecho, entre las personas que practican yoga tradicional en la India, actualmente un yogin y un tapasvin (alguien que practica austeridades) son sinónimos. 


La otra gran influencia que existe en el yoga actual en la India, pero sobre todo en Occidente, es el hatha-yoga. Gran parte del yoga que se practica en Occidente viene del hatha-yoga (término que significa "yoga de la fuerza" o "yoga forzoso"). Lo que caracteriza al hatha-yoga es que se basa en posturas físicas. En este sentido podríamos decir que el yoga que se practica en los estudios de yoga en Occidente tiene una importante similitud con el yoga tradicional o con uno de los yogas tradicionales. Sin embargo, en el hatha-yoga también lo fundamental es un logro espiritual y no la salud física. De hecho el hatha-yoga también somete al cuerpo a enormes mortificaciones. Mallinson ha demostrado que el hatha-yoga se desprende del budismo tántrico y del tantra en general (siendo el tantrismo el modo religioso dominante de la India en la Edad Media). Lo que caracteriza al tantra es el uso de prácticas transgresoras –como la magia, la alquimia, el sexo, etc.– para alcanzar con mayor celeridad el estado de liberación. De aquí se desdoblan técnicas que hoy en día asociamos con la energía kundalini o con la alquimia interna que trabaja con los vientos y gotas en los canales sutiles del cuerpo. Pero si bien existen algunos hatha-yogins o nath-yogins que, como ciertos alquimistas que persiguieron el oro material, parecen haberse desviado y perseguido meramente poderes mundanos (como poseer innumerables ninfas celestes, volar, tener clarividencia, etc.), la finalidad del yoga es siempre el yoga, es decir, la unión o liberación espiritual, y por ello trasciende el mero utilitarismo que caracteriza al yoga globalizado cuyo fin es tener un cuerpo más bello o más sano. Cuerpo que se usa no para tener un logro espiritual, sino para alcanzar estatus y prosperidad mundana.


La académica italiana Daniela Bevilacqua, quien ha hecho una importante investigación de campo en la India, nota que para los ascetas que mantienen viva esta tradición, las asanas tienen la función solamente de "disciplinar el cuerpo", con el beneficio de permitir que "el cuerpo logre soportar la práctica meditativa sin distracción o tensión física. Pero a diferencia del yoga globalizado, existe una conciencia de que una asana, cuando es perfeccionada, debe ser abandonada, para enfocarse en la parte importante del yoga, las prácticas que llevan al samadhi". Bevilacqua observa que en Occidente hay un apego al logro de la postura, pues esto les da a los practicantes del yoga globalizado un signo tangible de su progreso, mientras lo espiritual no es visible. Quizá porque lo que se busca es justamente algo que confiera estatus o que la persona mejore la imagen que tiene de sí misma.


Bevilacqua señala que ella, pese a practicar algo de yoga globalizado, no se atrevería a llamarse una practicante de yoga, simplemente porque está consciente del abismo que existe entre esta forma de yoga –¿o deberíamos decir fitness?– y el yoga ascético de la India. "Habiendo pasado tiempo con ellos, me doy cuenta de que no puedo usar esa palabra: no sigo yama ni niyama, y no tengo la fe necesaria para hacerla mi disciplina espiritual". Usa este "yoga" como un método para mantener su cuerpo firme o estable. Ella –de manera importante y respetuosa– no llama yoga su práctica.


Si en Occidente hiciéramos como Bevilacqua y lo llamáramos "gimnasia" o algo similar, el problema sería que esta disciplina dejaría de ser tan interesante, perdería su aura mística, su eco espiritual y su gran atractivo comercial. 


 Fuente: 

https://pijamasurf.com/2020/06/por_que_el_yoga_globalizado_moderno_tiene_muy_poco_que_ver_con_el_yoga_original/

DW | Documental

La Nueva Ruta de La Seda
 

Poema de Ruben Dario

 El zorzal y el pavo real



Ve un zorzal a un pavo real

que se esponja y gallardea;

le mira la pata fea

y exclama:—“¡Horrible animal!”

sin ver la pluma oriental,

el pájaro papanatas.

Gentes que llaman sensatas

son otros tantos zorzales:

cuando encuentran pavos reales

sólo les miran las patas.




martes, 20 de octubre de 2020

Rarezas

 ¿Sabias que ...

Imagen de : www.hindustantimes.com


La sangre mas común en el mundo es la O+ con un margen aproximado del 38% de la población mundial seguida de la sangre A+ con un 36% del planeta.


La Fuerza de bombeo que crea el corazón humano al día, bastaría para mover un automóvil por aproximadamente 32 kilomentros.



Los gatos pasan el 70% de sus vidas 

durmiendo, el 30% sobrante la pasan 

despiertos haciendo múltiples actividades, 

entre ellas maullar y ronronear.


La temperatura en el centro de la tierra es

 aproximadamente 6000 grados centigrados.