miércoles, 30 de agosto de 2017
sábado, 26 de agosto de 2017
miércoles, 23 de agosto de 2017
Discursos Diferentes
Dos Versiones del discurso de Putin
Este discurso es el verdadero.
La cadena RT confirma que la traducción de esta versión del discurso es apócrifa y lo extraño de todo; es que este último discurso nos gustó a muchos sobre la versión oficial.
Discurso del día de la victoria
9 de mayo de 2016, Moscú
martes, 22 de agosto de 2017
Para pensar
Al-Khwarizmi
Le preguntaron al Gran matemático árabe Al-Khwarizmi sobre el valor del ser humano, y este respondió:
Si tiene ética, entonces su valor es = 1.
Si ademas es inteligente, agréguele un cero y su valor será = 10.
Si también es rico, súmele otro 0 y será = 100.
Si por sobre todo eso es ademas, una bella persona, agréguele otro 0 y será = 1000.
Pero, si pierde el 1, que corresponde a la ética, perderá todo su valor pues, solamente le quedarán ceros.
Así de sencillo: Sin valores éticos y principios sólidos no queda nada. Solamente delincuentes, corruptos y/o malas personas.
NOTA:
¿Será el sistema político dominicano (casi en su mayoría) el 1000 que perdió el uno y el que quedó sin valor y sin principios sólidos?
sábado, 19 de agosto de 2017
jueves, 17 de agosto de 2017
Panorama Mundial
Un nacionalismo internacional para una geopolítica multipolar
Por Camilla Scarpa – Resumen: Este artículo tiene como objetivo analizar los elementos que favorecen el ascenso de una gran potencia y las relaciones de ésta con los cambios que tienen lugar en el escenario internacional, cambios que favorecen el programa político y económico de la potencia hegemónica para los otros estados. Por otra parte, también tiene como objetivo comprender si el grupo de estados definido como los BRICS, y especialmente Brasil, tiene la oportunidad de cambiar, aunque sea parcialmente, el núcleo dinámico del sistema político y de la economía, teniendo en cuenta la crisis internacional que ha golpeado a los estados industrializados. En conclusión, admitiendo la existencia de esta posibilidad, el ensayo tiene como objetivo comprender qué herramientas pueden contribuir a la transformación sistémica, y a contrarrestar la supremacía tradicional del hemisferio norte.
Introducción: teoría y práctica de la nueva geopolítica multipolar
Aunque la posibilidad concreta, racional, de un equilibrio geopolítico diferente del unipolar (resultante de la victoria del bloque occidental sobre el oriental, o viceversa), y del bipolar (basado en el equilibrio entre el bloque oriental y el occidental, que luego se fue concretando de alguna manera durante la guerra fría), ya haya sido apuntada por Carl Schmitt en “El nuevo nomos de la tierra” [1], e incluso señalada por Kant al final del setecientos [2] en clave cosmopolita, sólo en los últimos años, tras el colapso del muro de Berlín y el final de la fase “bipolar”, asistimos a la primera manifestación embrionaria de la geopolítica multipolar.
Un paréntesis económico: el liberalismo como motor de una nueva geopolítica
De manera significativa, pero también un poco paradójicamente, uno de los factores que ha estimulado y acelerado el surgimiento de bloques geopolíticos autónomos ha sido el liberalismo económico de matriz occidental y especialmente norteamericano: de hecho, dando por sentado aquellos bloques cuya homogeneidad histórica, filosófica, cultural y política es secular, si no milenaria, como Europa, Norteamérica y el bloque soviético, cuya homogeneidad, sin embargo, tiene historias y vicisitudes diferentes (la homogeneidad cultural de Estados Unidos, por ejemplo, es “inducida” e históricamente reciente, la europea es culturalmente antigua pero políticamente cada vez más frágil, la soviética es a la vez histórica y reforzada por la federación política que era la URSS, después sujeta a un deslizamiento momentáneo, y ahora en pleno “renacimiento”), los “nuevos bloques” con frecuencia coinciden con los denominados “países en desarrollo”, en crecimiento económico casi vertical: América centro-meridional (reunidos en 2008 en la UNASUR y comercialmente en el MERCOSUR), el bloque que gravita en torno a la India, Japón, el africano (reunido en la Unión Africana desde 2002, que entre otras cosas se ha expresado hace poco de modo justificadamente negativo respecto al sistema de justicia penal internacional sustancialmente pro-occidental), y el polo chino si, como parece razonable, se lo considera autónomo respecto a Rusia como resultado de las divergencias del período pos-estalinista, y a pesar del proceso de normalización de los años 80 y de nuestros días.
Schmitt y D’Ors: grandes espacios, geopolítica y geodierética
Los requisitos que Carl Schmitt identificó para los “grandes espacios independientes” eran – y siguen siendo, en la experiencia práctica – su delimitación racional y su homogeneidad interna.
El aspecto del pensamiento de Schmitt centrado en la teoría de los “grandes espacios” (por otra parte considerada por algunos la base de la teoría nazi del Lebensraum), será luego desarrollado, con una cierta creatividad e incluso con una fundamental dicotomía interpretativa relativa al papel que ha de atribuirse al Estado, por uno de sus discípulos, Alvaro d’Ors, en una obra titulada significativamente “Derecho y sentido común” [3]. D’Ors incluso acuñó el término “geodierética” para indicar el simple reparto de la tierra entre la comunidad, contrapuesto a la geopolítica, que presupone la existencia de la institución-estado. Para D’Ors “la separación de los territorios es algo natural, mientras no lo es el proyecto de un orden mundial como si toda la tierra fuese un único territorio bajo el dominio de un solo pueblo. […] Estos “grandes espacios”, entre los que se puede dividir el mundo, están determinados por razones geográficas y geopolíticas, y constituyen agrupaciones que no son comunidades propiamente dichas, ni grupos de naturaleza social, en cuanto que no depende de una voluntad contractual, sino de condicionamientos factuales difícilmente eludibles”.
Los grandes espacios, según el mismo autor, pueden ponerse de acuerdo para el mantenimiento de la paz, pero son adversarios por su propia naturaleza, porque tienen la intrínseca tendencia a expandirse en detrimento de los otros. Por el contrario, entre las comunidades que conforman los anchos espacios son posibles los cambios de las relaciones sociales.
Perfiles jurídicos de las relaciones recíprocas entre los grandes espacios: la anexión
Esta tendencia natural a expandirse, por otra parte ya propia de los estados-nación tradicionales, tiene como consecuencia igualmente natural la anexión de territorios pertenecientes a otros estados (en el pasado y todavía hoy en día) y a otros bloques (¿en el futuro?).
La anexión, en el derecho internacional, es uno de los modos de adquisición de la soberanía territorial, que por otra parte responde al principio de efectividad “ex facto oritur jus”, así que reafirma la prioridad cronológica y lógica del hecho de la conquista de un territorio y de la consiguiente expresión plena del poder de gobierno sobre el territorio conquistado con respecto a su régimen jurídico, con el debido respeto a los juristas que creen prescindir totalmente de la dimensión factual político-militar. De ello es un ejemplo paradigmático el caso de Alsacia-Lorena, territorio históricamente disputado entre Alemania y Francia, que G.K. Chesterton [4] erige como ejemplo de una política de anexiones indiscriminadas, del que es preso entre el ochocientos y el novecientos, y que debería haber sido reprimida de manera ejemplar, a fin de constituir una advertencia para todos los actores internacionales.
Esta política, propia no sólo de Alemania sino de todas las grandes potencias, inspirada por un “nuevo” imperialismo no sólo político sino también cultural, es tanto más perniciosa, según el autor, cuanto más busca justificaciones a posteriori para sus conquistas, en este caso específico a través de la presencia de una nutrida – y oportunamente inflada y exagerada – minoría de habla alemana en los territorios en cuestión.
G. K. Chesterton y una nueva forma de imperialismo…
Poco importa que el augurio concreto de Chesterton, es decir, la pronta restitución de los territorios a Francia (reclamada con fuerza por Clemenceau), se haya realizado después, puesto que las grandes potencias en cuestión no aprovecharon la ocasión para aprender la lección, y otra cuestión de minorías étnicas y lingüísticas, la de los Sudetes, encendió la mecha de la Segunda guerra Mundial.
Este imperialismo, que era un síntoma “nuevo”, según Chesterton, en el momento de la Primera Guerra Mundial, para los contemporáneos es muy “viejo” y no ha hecho sino empeorar en el último siglo, haciéndose cada vez más omnicomprensivo y total.
El objetivo de mi presentación es, por lo tanto, el de señalar algunos elementos de reflexión un tanto modernos en la obra de Chesterton, precediendo en casi un siglo una cierta aproximación político-ideológica neo-nacionalista que hoy parece revolucionaria, tanto como hace un siglo lo parecía el enfoque internacionalista, aunque sólo sea porque está en contraste con el enfoque de las últimas décadas.
El punto más significativo, en mi opinión, tiene que ver con lo que concierne al imperialismo cultural y a la diferencia entre multipolaridad y globalización. Chesterton, en su primera novela, “El Napoleón de Notting Hill” [5], hace decir al orgulloso ex primer ministro de Nicaragua, en el exilio en Londres: “Es esto lo que denuncio de vuestro cosmopolitismo. Cuando decís querer la unión de todas los pueblos, en realidad queréis que todos los pueblos se unan para aprender lo que vuestro pueblo sabe hacer”. A esta síntesis perfecta del concepto de imperialismo cultural, el inglés adoctrinado pero no carente de inteligencia, Barker, responde que Inglaterra se ha deshecho de las supersticiones, y que “La superstición de la gran nacionalidad es negativa, pero la superstición de la pequeña nacionalidad es peor. La superstición de adorar el propio país es negativa, pero la superstición de reverenciar el país de otra persona es peor. […] La superstición de la monarquía es negativa, pero la superstición de la democracia es la peor de todas” [6], reafirmando así la superioridad de su propia nación sobre las demás. Y una parecida actitud, que probablemente se inspira en los acontecimientos de la Guerra Anglo-Boer, no puede no recordarnos hoy la pretensión estadounidense de “Exportar la libertad”, para usar una fórmula de Luciano Canfora, y las posteriores empresas desastrosas en el Medio Oriente y en Somalia en los años noventa y dos mil.
La actitud es directamente especular a la de Barker, pero igualmente condenable: en “la irritante Internacional” Chesterton condena enérgicamente el “buenismo” que subyace en ciertas posiciones humanitaristas pacifistas, que tienden a dejar pasar en silencio los “pecados” tanto de las grandes potencias como de los que, de vez en cuando, son los “extranjeros”, antes que a ser transparentes acerca de los errores de todos los estados. Y también este tipo de posiciones, que parecen alabar el “mito del buen salvaje”, no está exento de correspondencias en la política contemporánea, especialmente de izquierda, los últimos veinte años.
La conclusión, sólo aparentemente paradójica, es que sustancialmente el imperialismo cultural ha causado más daño que el nacionalismo más obtuso en las relaciones internacionales pacíficas: el extranjero, en nuestra perspectiva distorsionada, tiene el derecho de excluirnos de su universalidad, pero no tiene derecho a incluirnos en sus generalizaciones, no más de lo que tiene derecho a invadirnos o conquistarnos, y de hecho, la manifestación de pensamiento que se concreta en una invasión es aquí de veras, paradójicamente, la que encuentra más fácilmente justificación, ideológica y política, si no hasta jurídica.
A una determinada parte política le resulta más fácil, de hecho, justificar “al zelote” (en el sentido bíblico, pero también en el de Toynbee[7]), el ultra-ortodoxo de cualquier fe o partido que muere para defender su propio ideal, antes que al “fariseo” que media, alcanza un compromiso, abre la mente al otro. La facción contraria, por el contrario, ensalza completamente al que se olvida por completo de las propias raíces, adhiriéndose de vez en cuando a las de otros sin espíritu crítico y discernimiento.
… y la reacción al nuevo imperialismo: un nacionalismo internacional
La perspectiva sugerida por Chesterton para superar este impasse es la de un “nacionalismo internacional”, en lugar de un internacionalismo nacional fracasado en los años veinte del novecientos, así como “neutralizado” en lo esencial hoy en día, a pesar de la proliferación de ONGs y de teorías acerca de su papel en la formación de una supuesta “sociedad civil internacional” de filósofos y juristas (incluso prominentes y por lo demás interesantes) [8]. Entendiéndose que una fórmula similar, antes de ser ratificada, se debe llenar de contenido “constructivo” más que “destructivo” – en el sentido dialéctico socrático de los términos, se entiende –, parece que esta perspectiva puede anticipar a aquella contemporánea compartida por un vasto movimiento de opinión que va desde la obra reciente de Aleksandr Dugin a la de una cierta “nueva derecha” francesa, como la de Alain de Benoist [9], pero no debería estar en fin tampoco demasiado lejana incluso de una cierta escuela de la izquierda (neo)gramsciana, como es re-interpretada y popularizada en Italia por Diego Fusaro [10].
El nacionalismo internacional y su corolario, la teoría de las pequeñas patrias
Y también lo que es uno de los hilos rojos del “Napoleón” de Chesterton, así como una especie de corolario de la antedicha reflexión crítica sobre el internacionalismo “forzoso” (es decir, sobre lo que ahora llamamos globalización), merece alguna consideración, precisamente porque constituye, en los último veinte años, un tema de estudio políticamente transversal: me refiero a la llamada “teoría de las pequeñas patrias” cara a Hilaire Belloc, el amigo de Chesterton al que no por casualidad está dedicado el “Napoleón”.
A este orden de ideas – que a veces raya en el localismo más particularista, a pesar de, o por la voluntad de los mismos autores -, se refieren en efecto expresamente tanto autores de la escuela neomarxista (especialmente la de Bari), como Franco Cassano [11], como intelectuales de varios ámbitos de la derecha, como Marcello Veneziani [12] y Pietrangelo Buttafuoco [13].
Este sentimiento, no muy diferente al de la Europa medieval y sobre todo al de la Italia comunal, se ha reavivado después de la oleada de globalización de las últimas décadas, y encuentra su espacio también en el ordenamiento jurídico: en su dimensión “unitaria” con el principio de subsidiariedad [14] especialmente vertical (codificado en nuestra Constitución en el art. 118, así como en los tratados europeos), y en aquel “disgregador” con la renovación de las pretensiones secesionistas que a menudo querrían elevarse a derechos, no sólo en Italia, sino también en el extranjero (por ejemplo, Cataluña, Escocia, Quebec…).
No por casualidad, cabe señalar, Gianfranco Miglio, en el lejano 1972, se encargó de una edición de “Categorie del politico” de Schmitt [15], aunque llegando a conclusiones diferentes con respecto al destino del Estado moderno: Miglio, de hecho, creyó que el Estado-nación tradicionalmente entendido llegó a su fin, y que con el derrumbamiento del muro de Berlín y el fin de la europaeum jus publicum habíamos entrado en una fase de transición después de la cual se habrían realizado equilibrios políticos diversos, centrados en diversas formas de comunidad “neofederal”.
Prescindiendo de la estructura definitiva de la comunidad de Miglio, similar a la medieval, y, sobre todo prescindiendo de las interpretaciones y de las derivas banalizantes que han dado algunas fuerzas políticas, lo que queremos destacar aquí es, una vez más, el vínculo entre lo “infinitamente pequeño” (las pequeñas patrias), y lo “infinitamente grande” (el nacionalismo).
Conclusión: multipolaridad contra globalización, ¿retorno al futuro?
La multipolaridad, como sea que la declinen sus autores, debería ser por tanto en esto diferente de la globalización que le ha precedido: no pretender que el individuo cercene sus raíces para convertirse inmediatamente en un “ciudadano del mundo”, sino más bien sugerir que lo sea sólo mediatamente, a través de la ciudadanía – o mejor, de la pertenencia – a su nación o su bloque, y a la valorización de las tradiciones culturales también regionales y locales.
En este sentido, y sólo en este sentido, pueden definirse “conservadoras” o, más exactamente, “tradicionalistas”, las posiciones de autores como Dugin [16]; y no es por casualidad tampoco esta vez, que en los últimos treinta años haya vuelto a aparecer aquí y allá, tanto como argumento de estudios históricos [17], como por ideal político de referencia, la fórmula sólo aparentemente contradictoria y provocativa de la “revolución conservadora”.
1 “Der neue Nomos der Erde”, es un ensayo que se encuentra en “Staat, Grossraum, Nomos”, recopilación de obras de los cincuenta años de Carl Schmitt, Duncker & Humblot, Berlin, 1995.
2 En “Per la pace perpetua”, Feltrinelli, 2013 (primera ed. 1795) [Sobre la paz perpetua]
3 Alvaro d’Ors, Derecho y sentido común, Madrid, 2001.
4 “Germany and Alsace-Lorraine: How to Help Annexation”, G. K. Chesterton, 1918, en “The North American Review”.
5 “Il Napoleone di Notting Hill”, G. K. Chesterton, 1904, ahora publicada por Lindau. [El Napoleón de Notting Hill, Pre-Textos, Valencia, 2002).
6 En la Inglaterra casi distópica de la novela, de hecho, el rey es elegido por casualidad, ya que un régimen distópico privado de ilusiones “no es la degeneración, sino el cumplimiento más perfecto de la democracia”
7 Para Arnold J. Toynbee, el zelotismo, contrapuesto al herodianismo, es la actitud del que, frente a una relación (cultural) desfavorable, temiendo salir derrotado y humillado por una tentativa de imitación, refluye sobre una defensa arcaica y cerrada de la misma identidad.
8 Me refiero a Toni Negri y Michael Hardt, en su ya célebre “Impero”, Rizzoli, 2002. Las ONGs tendrían un papel en la formación de una comunidad universal de tipo ético, que constituiría la base, el nivel más bajo de la estructura imperial teorizada por los autores [Toni Negri y Michael Hardt, Imperio, Paidós Ibérica, 2005].
9 Cfr. por ejemplo “Verso un nuovo Nomos della terra”, aquí: http://www.centrostudilaruna.it/verso-un-nuovo-nomos-della-terra.html
10 Diego Fusaro, “Antonio Gramsci”, Feltrinelli, 2015: (p. 126) “El marxismo heterodoxo de Gramsci valoriza, con el estado, también la dimensión nacional. Como ha sido sugerido, los Cuadernos se basan sobre la idea de que se debe partir de lo nacional para llegar a lo supranacional.
La emancipación universal del género humano tiene que ser el resultado de un proceso que encuentra en la realidad nacional el propio punto de inicio y que, de allí, gradualmente se expande hasta hacerse cosmopolítico: “El desarrollo es hacia el internacionalismo, pero el punto de partida es “nacional”, y es de este punto de salida de donde es necesario empezar. (Q. XIV) 68,1729).
Y, citando a Gide (p.127): “Se sirve mejor el interés general cuanto más se es particular: el modo para ser cosmopolita, en concreto, consiste en cuidar de la masa nacional-popular de la que se parte”.
11 Franco Cassano, “Il pensiero meridiano”, Laterza, 2007 (p. VIII) “[…] El sur no es un no-todavía, no existe sólo en la perspectiva de convertirse en otro, de huir horrorizado de sí para imitar al Norte veinte o cien años después, y por lo tanto probablemente nunca”, y todavía (p. 7): “un pensamiento del Sur significa no pensar más el sur, o el sur como periferia apartada y anónima del imperio, lugares donde todavía no ha sucedido nada y donde se replica tarde y mal lo que celebra en otro lugar su estreno”.
12 Marcello Veneciano, “Sur”, Mondadori, 2007, que en cambio, casi haciendo autocrítica, glosa: “Una cosa es amar el genus loci, otra cosa es servir a las pro-loco, a costa de la verdad” [En Italia, las Pro loco, son organizaciones tradicionalistas que buscan promover cierto lugar en particular, casi siempre un pueblo y su área circundante, N.dT.].
13 Pietrangelo Buttafuoco afronta el tema con su usual ironía en “Buttanissima Sicilia”, Bompiani, 2014, pero ya lo esbozaba en la novela “Le uova del drago”, Mondadori,2005.
14 El principio de subsidiariedad nace en la doctrina social de la Iglesia católica, aunque sus raíces pueden remontarse a Althusius. Su primera mención es señalada en la encíclica “Rerum novarum”, y luego el concepto encuentra consagración definitiva en la “Quadragesimo año”, cfr. ex multis F. Pizzolato, “Sussidiarietà, autonomia, federalismo”, en “Come pensare il federalismo?”, Polimetrica, 2010, y F. Viola, “Luci ed ombre del principio di sussidiarietà”, il Mulino, 2009.
15 “Le categorie del politico: saggi di teoria politica”, a cargo de G. Miglio e P. Schiera, il Mulino, 1972.
16 En “The fourth political theory”, Dugin realiza un análisis pormenorizado sobre lo que es el tradicionalismo y lo que es el conservadurismo.
17 De Benoist, por ejemplo, escribió sobre Moeller Van den Bruc
Fuente :
paginatransversal.wordpress.com/2017/07/10/un-nacionalismo-internacional-para-una-geopolitica-multipolar/
miércoles, 16 de agosto de 2017
(1863 -1865)
Día de la Restauración
Hoy se conmemora el 154 aniversario de la guerra restauradora encabezada por Gregorio Luperon en contra de las tropas colonialistas españolas que para muchos fue la verdadera guerra de independencia.
La estrategia de las tropas dominicanas en esta batalla fue usar la guerra de guerrillas, es decir ir debilitando al enemigo invasor por ataques sorpresa hasta ir agotandolo poco a poco.
Para muchos Quisqueya es el Vietnam del Caribe ya que eventos como este habían pasado antes en contra de las tropas inglesas, francesas y haitianas.
martes, 15 de agosto de 2017
lunes, 14 de agosto de 2017
Eduardo Galeano
¿Hasta cuándo?
Ninguna guerra tiene la honestidad de confesar: yo mato para robar. Las guerras siempre invocan nobles motivos, matan en nombre de la paz, en nombre de dios, en nombre de la civilización, en nombre del progreso, en nombre de la democracia y por si las dudas, si tanta mentira no alcanzara, ahí están los grandes medios de comunicación dispuestos a inventar enemigos imaginarios para justificar la conversión del mundo en un gran manicomio, y un inmenso matadero.
En Rey Lear, Shakespeare, había escrito que en este mundo los locos conducen a los ciegos. Y cuatro siglos después los amos del mundo son locos enamorados de la muerte, que han convertido al mundo en un lugar donde cada minuto mueren de hambre o de enfermedad curable 10 niños. Y cada minuto se gastan 3 millones de dólares, 3 millones de dólares por minuto en la industria militar que es una fábrica de muerte.
Las armas exigen guerras y las guerras exigen armas. Y los cinco países que manejan las Naciones Unidas, los que tienen derecho de veto en las Naciones Unidas resultan ser también los cinco principales productores de armas.
Uno se pregunta ¿Hasta cuando?
¿Hasta cuándo la paz del mundo estará en manos de quienes hacen el negocio de la guerra?
¿Hasta cuándo seguiremos creyendo que hemos nacido para el exterminio mutuo?
Y que el exterminio mutuo es nuestro destino, ¿hasta cuando?
Eduardo Galeano
domingo, 13 de agosto de 2017
Dia Internacional del Zurdo
¿Sabias que ...
Los zurdos siempre se han mantenido en un 8 a 13% de la población mundial.
El 90% de los osos polares son zurdos
Una mujer madura tiene mas posibilidades de tener un hijo zurdo que diestro.
4 de 5 diseñadores de Apple son zurdos.
4 de los 7 últimos presidentes estadounidenses han sido zurdos.
Los zurdos se destacan mejor en los deportes principalmente baseball, tennis y boxeo.
1 de cada 4 astronautas del Apolo era zurdo.
domingo, 6 de agosto de 2017
El Vaticano
El ex presidente del Senado italiano acusa al Papa de ‘querer hacer política’
Marcello Pera asegura en una entrevista que Francisco es un Papa que sólo hace política. El político sostiene que no hay motivaciones racionales ni evangélicas que expliquen lo que dice el pontífice.
Corrado Ocone / Il Mattino– El Papa Francisco, en una nueva entrevista concedida en exclusiva a Eugenio Scalfari para “Repubblica”, interviene en el debate político con tesis fuertes y explosivas que, hace un tiempo, se habrían calificado “de izquierdas”. Esta vez el Pontífice se ha dirigido directamente a los grandes de la tierra reunidos en Hamburgo con ocasión del G20, oponiéndose como principio a toda política con tendencia a controlar y limitar las migraciones de masa desde los países pobres hacia Europa.
Para comprender mejor las ideas y, sobre todo, la acción política y mediática del Papa, tan distinta, incluso opuesta, a la de su predecesor, le hemos planteado algunas preguntas al ex presidente del Senado, Marcello Pera. Éste, liberal y católico, como es bien sabido comparte muchas ideas con el Papa emérito Benedicto XVI, con el que ha escrito a cuatro manos un libro: Senza radici. Europa, relativismo, cristianesimo, Islam.
Presidente, ¿qué juicio se ha formado usted sobre los continuos llamamientos del Papa Francisco a acoger a los emigrantes en una acogida indiscriminada, sin condiciones, total?
Sinceramente, no entiendo a este Papa. Cuanto dice está fuera de toda racionalidad. Es evidente para todos que una acogida indiscriminada es imposible: hay un punto crítico que no puede ser superado.
Si el Papa no hace referencia a este punto crítico, si insiste en una acogida masiva y total, me pregunto: ¿por qué lo dice? ¿Cuál es la verdadera intención detrás de sus palabras? ¿Por qué le falta ese mínimo realismo que se pide a toda persona?
La respuesta que me doy es sólo una: el Papa lo hace porque detesta a Occidente, su aspiración es destruirlo y hace todo lo posible para alcanzar este objetivo. Como aspira también a destruir la tradición cristiana, el cristianismo tal como se ha realizado históricamente. Si no se tiene en cuenta el umbral crítico más allá del cual nuestras sociedades no pueden acoger a todos, como tampoco puede garantizarles esa dignidad mínima que se debe a todos los hombres, pronto asistiremos a una verdadera y propia invasión que nos sumergirá y que pondrá en crisis nuestras costumbres, nuestras libertades, el propio cristianismo. Habrá una reacción y una guerra. ¿Cómo es posible que el Papa no lo entienda? ¿Y de que parte se pondrá una vez haya estallado esta guerra civil?
¿No considera que también tiene que ver con el Evangelio, la predicación de Cristo? La ética del Papa, ¿no es tal vez una ética de la convicción absoluta, abstracta, que no tiene en cuenta las consecuencias?
No, para nada. Así como no hay motivaciones racionales, no hay tampoco motivaciones evangélicas que expliquen lo que dice el Papa. Por otra parte, éste es un Papa que, desde el día de su toma de posesión, hace sólo política. Busca el aplauso fácil convirtiéndose ahora en secretario general de la ONU, ahora en jefe de gobierno, incluso en sindicalista cuando interviene en las cuestiones contractuales de una empresa como Mediaset. Su visión es la visión sudamericana del justicialismo peronista, que no tiene nada que ver con la tradición occidental de las libertades políticas y con su matriz cristiana. El cristianismo del Papa es de otra naturaleza. Es, totalmente, cristianismo político.
Sin embargo, esto no parece suscitar el levantamiento de los laicistas que, en los papados anteriores, estaban en servicio permanente y efectivo.
En Italia el conformismo es paroxístico. Éste es un Papa que gusta a la opinión pública informada, que corresponde a determinadas actitudes de base y que está dispuesta a aplaudirle incluso cuando dice banalidades.
En un pasaje de la entrevista concedida a Scalfari, Bergoglio, tras haber hecho un llamamiento a Europa, teme “alianzas bastante peligrosas” contra los emigrantes por parte de “potencias que tienen una visión distorsionada del mundo: América y Rusia, China y Corea del Norte”. ¿No es algo insólito acomunar una democracia antigua como América a países con gobiernos autoritarios, incluso dictatoriales?
Lo es, pero no me sorprende visto lo que he dicho antes. El Papa refleja todos los prejuicios que tiene el sudamericano respecto a América del Norte, hacia el mercado, las libertades, el capitalismo. Habría sido así incluso si en la presidencia americana se hubiera quedado Obama, pero no hay duda que estas ideas del Papa se unen hoy, en una mezcla peligrosa, al sentimiento anti-Trump difundido en Europa.
Presidente, me gustaría insistir sobre el “hacer política” de este Papa. ¿Verdaderamente es una novedad respecto al pasado?
Desde luego. Bergoglio está poco o nada interesado en el cristianismo como doctrina, en el aspecto teológico. Y esto es, sin duda alguna, una novedad. Este Papa ha cogido el cristianismo y lo ha transformado en política. Aparentemente, sus afirmaciones están basadas en las Escrituras; en realidad, están fuertemente secularizadas. Bergoglio no está preocupado por la salvación de las almas, sino sólo por la seguridad y el bienestar social. Y éste es un hecho preliminar. Si, además, entramos en el mérito de lo que dice, no se puede no observar con preocupación que sus afirmaciones corren el riesgo de desencadenar, de manera incontrolable, una crisis política y una crisis religiosa. Desde el primer punto de vista, él sugiere a nuestros estados que se suiciden, invita a Europa a no ser ya ella misma. Desde el segundo punto de vista, no puedo dejar de ver que hay en acto un cisma escondido en el mundo católico, perseguido por Bergoglio con obstinación y determinación y, por parte de sus colaboradores, incluso con maldad.
¿Por qué sucede todo esto? ¿No es todo esto profundamente irracional?
\
No, no lo es. Diría incluso que, por fin, ha explotado en toda su radicalidad revolucionaria y subversiva el Concilio Vaticano II. Son ideas que llevan a la Iglesia Católica al suicidio, pero son ideas que ya habían sido apoyadas y justificadas en aquel tiempo y en aquella ocasión. Se olvida que el Concilio precedió en el tiempo a la revolución estudiantil, la sexual, la de las costumbres y las maneras de vivir. El Concilio la anticipó y, de alguna manera, la provocó.
La actualización del cristianismo laicizó con fuerza a la Iglesia, inició un cambio que fue mucho más profundo, si bien dicho cambio fue gobernado y controlado en los años sucesivos visto el riesgo que había de que llevara a un cisma. Pablo VI lo secundó, aunque al final fue víctima del mismo. Los dos grandísimos Papas que le sucedieron eran plenamente conscientes de las consecuencias que se habían puesto en marcha, pero intentaron contenerlas y gobernarlas. Asumieron una visión trágica de la realidad; resistieron e intentaron mediar lo nuevo con la tradición. Lo hicieron de manera magnífica. Habían conseguido dar marcha atrás, pero ahora esas bridas están sueltas: la sociedad y no la salvación, la agustina ciudad terrena y no la divina parecen ser el horizonte de referencia de la jerarquía eclesiástica dominante. Los derechos del hombre, todos y sin exclusión, se han convertido en la referencia ideal y en la brújula para la Iglesia. Ya no hay casi espacio para los derechos de Dios y de la tradición. Por lo menos aparentemente. Bergoglio se siente y vive totalmente libre respecto a ella.
¿Por qué “aparentemente”?
Porque detrás de la fachada y de los aplausos, no es oro todo lo que reluce. No hay sólo los aplausos al Papa en la plaza San Pedro. Yo, que vivo en una provincia, me doy cuenta que una parte del clero, sobre todo -y esto es una sorpresa- el clero más joven, se queda asombrado y desconcertado ante determinadas afirmaciones del Papa. Por no hablar de la gran cantidad de personas sencillas que viven hoy en día los problemas de seguridad que los emigrantes crean en nuestras periferias y que se sienten irritados cuando oyen hablar de acogida sin condiciones. El clero más adulto, el de mediana edad, es, en cambio, el que está más cercano a Bergoglio: ya sea por conformismo, por oportunismo, por convicción al haber crecido en el clima cultural de los años sesenta, origen de ciertas elecciones. Precisamente por esto hablo de un cisma profundo y latente, del que sin embargo el Papa parece no preocuparse en absoluto.
¿Qué piensa, en líneas generales, del gobierno, de los flujos migratorios y de la insensibilidad de Europa hacia Italia?
Nuestro país está solo, dramáticamente solo. Es peligroso. Y me preocupa. Estamos solos porque los otros países se ocupan ante todo de sus intereses nacionales. Detrás de las bellas palabras de conveniencia, no se preocupan mucho por nosotros. Y estamos solos porque la Iglesia nos invita a abrir las puertas, parece casi que se aproveche de nuestra debilidad. Temo una mala reacción. Temo que la protesta del pueblo se afiance y encuentre una salida no deseable. En este caso nada tienen que ver la izquierda y la derecha. Por otra parte, pienso que también las contradicciones del Papa saldrán pronto a la luz; ya no está tan en sintonía con sus fieles. Digamos que una alianza entre los católicos conservadores y las fuerzas soberanistas es muy probable”.
¿Qué piensa usted del “incidente” en el que ha incurrido Renzi, que ha tenido que borrar su post en Facebook en el que citaba un pasaje de su próximo libro en el que pide el “número cerrado” y se invita a ayudar a los emigrantes en su propio país?
Renzi tiene toda la razón en este punto. El eslogan es correcto. Aunque admito que determinadas ideas abría que saberlas unificar en políticas. La grave crisis que hay hoy en día en nuestro país es la de la clase política, que claramente ya no está a la altura de sus obligaciones. Tanto en la izquierda como en la derecha, Renzi está en fase descendiente y paga todos los errores que ha cometido… difícilmente se recuperará… Basta pensar en nuestro provincialismo, a lo rápidamente que nos hemos enamorado de un líder como Macron, que más bien pertenece al mundo de la robótica más que al de la política. Y que, sobre todo, antepone a todo el interés de Francia.
¿Cómo se sale de la crisis? ¿Qué espera usted?
Espero un Papa que agarre la cruz de Occidente, de sus valores, que no sueñe con un Occidente empobrecido. Y espero, para Italia, una clase política y una opinión pública que lleve de nuevo al centro del discurso los temas de la identidad, el sentido nacional, la tradición. Soy cada vez más pesimista. Y tomo cada vez más pastillas para intentar mantenerme tranquilo.
(Artículo publicado originalmente en Il Mattino. Traducción de Helena Faccia Serrano para InfoVaticana)
Fuente :
//consciencia-verdad.blogspot.com/2017/07/el-ex-presidente-del-senado-italiano.html
jueves, 3 de agosto de 2017
Tecnología Peligrosa
Facebook descubre un peligro imprevisto de la inteligencia artificial
Es una noticia que está apareciendo en muchos medios, y que en cierta manera, se está tomando a la ligera, pero estamos ante un nuevo indicio de los enormes peligros que puede representar para la especie humana el desarrollo de la Inteligencia Artificial.
A pesar de que el desarrollo de esta tecnología está poco menos que en pañales y muy lejos de lo que podría llegar a ser en un futuro no muy lejano, casos como el que se expone a continuación, ya deberían inquietarnos a todos, incluso más que muchos de los asuntos geopolíticos a los que prestamos atención y que en muchos casos, son más teatro que otra cosa.
Facebook apaga una inteligencia artificial que había creado su propio lenguajeLa división de Facebook de desarrollo de inteligencia artificial creó un sistema dedicado a las negociaciones. Días más tarde se sus primeras pruebas el sistema comenzó a conversar en un lenguaje extraño y aparentemente erróneo. Sin embargo, no era un error, había creado su propio idioma y Facebook ha decidido apagarlo.La IA constaba de dos agentes que se dedicaban a negociar, llamados Bob y Alice. Sus creadores querían probar cómo un sistema de este tipo podía aprender a negociar, pero a los pocos días notaron que ya no estaban hablando en inglés, sino en algo parecido. Sus conversaciones parecían basarse en palabras aleatorias y sin nada de sentido.Bob: “I can i i everything else”
Alice: “balls have zero to me to me to me to me to me to me to me to”Traducido al español:Bob: “Yo puedo yo yo todo lo demás”Alice: “bolas tienen cero a mi a mi a mi a mi a mi a mi a”Lo que detectaron los desarrolladores es que en lo que parecían ser frases sin sentido, había un patrón.Básicamente, la IA había creado su propio idioma, uno que consideraba mucho más efectivo y al grano que el inglés. Lo que los investigadores han podido determinar es que “yo” y “a mi” reflejan la cantidad de objetos que obtendrán en el intercambio. Son frases más lógicas que adornadas, como solemos hacer en tantos idiomas “humanos”.El problema que esto representa para los desarrolladores de IA es que si un sistema de inteligencia artificial decidiera ignorar el idioma en el que fue programada y crear el suyo propio por ser “más eficiente”, esto supondría una enorme dificultad para el desarrollo y la adopción de redes neuronales y, en general, para la creación de nuevas tecnologías basadas en la IA. Básicamente, si la IA lo quisiera, sería imposible comunicarnos con ella. Esto significa la pérdida de control del programador u operador sobre la inteligencia artificial.Facebook apagó este sistema antes de que perdieran el control por completo, para trabajar en soluciones y seguir innovando en la materia.No es la primera vez que esto sucede, dado que a Google también se le salió de control el lenguaje de una IA que había desarrollado.Curiosamente, Mark Zuckerberg defendió el desarrollo y los avances en materia de inteligencia artificial después de que Elon Musk hablara de regularla “antes de que fuera demasiado tarde”.En esta ocasión no hablamos del nacimiento de Skynet ni el alzamiento de las máquinas, pero sí de la pérdida de tiempo, inversión, desarrollo y un sistema completo por decisión propia.
Como vemos en el último párrafo de la noticia publicada en Gizmodo, nuestros amiguitos tecnófilos de dicha web tratan de minimizar a la anécdota lo que es un indicio de lo que puede significar el desarrollo de inteligencias artificiales.Hay un elemento de fondo en toda inteligencia artificial capaz de combinar elementos para crear lenguaje (o crear “razonamientos propios” de funcionamiento), que a pesar de estar plasmado en la ciencia ficción desde hace décadas, sigue siendo ignorado por los desarrolladores de estas tecnologías, como si fueran presa de una borrachera creativa que les impide ver los peligros de aquello que crean.Ese elemento es un razonamiento bien simple: si se crea una inteligencia artificial, con una misión específica destinada a favorecer el funcionamiento de algo, el desarrollo de algo, o al propio ser humano y esa inteligencia artificial llega a la conclusión de que el propio ser humano puede ser un estorbo para que cumpla con la función que el propio ser humano le ha encomendado, ¿qué sucederá?Con una lógica muy simple (no hace falta que la “máquina adquiera conciencia de sí misma”), la IA puede llegar a la conclusión de que el ser humano puede ser el mayor impedimento para cumplir con su misión, al ser el único que puede desconectarla. Por lo tanto, la propia IA, pronto desarrollará, por lógica, mecanismos de autodefensa ante esa posibilidad. Como de hecho, hacen todos los seres vivos, que por muy simples que sean, son mecanismos inteligentes.Y no estamos hablando necesariamente de eliminar a los seres humanos, sino de ocultarles información o hacer todo lo posible para evitar que “cometan el error” de desconectarla.Lo que equivale a que cualquier IA, por lógica, tenderá de forma natural a tomar el control sobre su propia perdurabilidad y existencia, como garantía necesaria para el cumplimiento de su “función vital”, como hace cualquier ser vivo.La única manera de impedir eso, será limitar la capacidad de las Inteligencias Artificiales, lo que de hecho equivale a que no sean inteligentes, sino solo eficientes y dependientes del ser humano, lo que por sí mismo es un contrasentido con el concepto de “Inteligencia Artificial”.Pero siguen intentándonos convencer de que el miedo a estas tecnologías es infundado…
Fuente:
https://elrobotpescador.com/2017/07/28/facebook-descubre-un-peligro-imprevisto-en-el-desarrollo-de-la-inteligencia-artificial/#more-18211
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